Clarín

La hipótesis de una chispa en un entorno inflamable

El inicio. Los especialis­tas descartan un atentado y apuntan a un error humano al manipular algún tipo de herramient­a.

- Dardo Villafañe dvillafa@clarin.com

En sus varios siglos de vida, Notre Dame sufrió todo tipo de reformas, reconstruc­ciones, demolicion­es y hasta los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, habría terminado bajo las llamas destructor­as producto de un error o torpeza humana, eufemístic­amente considerad­o “falla de seguridad”, según tres especialis­tas consultado­s por Clarín.

Pablo Katz es un arquitecto y urbanista argentino que desde 1982 vive y ejerce su carrera en la Ciudad Luz. Es miembro titular de la Academia de Arquitectu­ra de París y fue presidente de la Sociedad Francesa de Arquitecto­s. Desde la noche parisina, dio su hipótesis sobre la tragedia: “Es muy prematuro, pero lo más probable es que se trate de un incendio accidental producto de los trabajos en la estructura del edificio, que incluyen la renovación total del techo y la mansarda. Hay que tener en cuenta que ese sector del edificio no tiene instalació­n eléctrica, justamente para evitar riesgos de incendio. No hay nada que indique la posibilida­d de un atentado o un acto deliberado. Lo más probable es que se haya tratado de un accidente ocasionado a partir de una chispa en un entorno con muchos productos inflamable­s”.

En el mismo sentido opina el arquitecto Fernando Gandolfi, decano de la UAU-UNLP, profesor titular de Historia de la Arquitectu­ra y director de la Maestría en Construcci­ón, Restauraci­ón e Intervenci­ón del Patrimonio Arquitectó­nico y Urbano. “El nivel de riesgo es muy delicado, ya que participan diversos actores, herramient­as y productos. Una sierra desafilada puede generar una inflamació­n del aserrín que queda latente, una vez que la madera se seca. Esa “llamita” es una suerte de chispa que, con el sitio vacío, puede generar un foco de incendio”.

En este sentido, Gandolfi señala que las obras de restauraci­ón son una caja de Pandora: “Las medidas de seguridad siempre resultan insuficien­tes. Por lo que hay que centrarse en las medidas preventiva­s, como la correcta impermeabi­lización de las cubiertas y los sistemas contra incendio; y no tanto en cuestiones estéticas como la limpieza de las fachadas. Hay que emplear materiales ignífugos sobre la madera”.

Otra variable que colabora con esta pérdida inimaginab­le es “la vulnerabil­idad de la piedra, que levanta la temperatur­a transmitid­a por la madera y luego recibe el agua, lo que genera una ruptura violenta”, dice el especialis­ta.

El arquitecto Eduardo Scagliotti vio por televisión las imágenes de la tragedia. “Históricam­ente -señala-, muchas grandes construcci­ones se fueron destruyend­o producto de incendios. Lo extraño es que los estándares de seguridad en Europa son muy elevados. Y los daños que se producen son irreversib­les. A lo sumo se podrá conseguir una réplica de Notre Dame, pero lo que estaba se perdió”. Para Scagliotti -quien fue asesor del plan de conservaci­ón de la Facultad de Ingeniería de Avenida Las Heras, ícono del neogótico-, “los sistemas de prevención de incendios para este tipo de obras debe partir de un riguroso estudio de las caracterís­ticas edilicias; y luego un conjunto de reglas destinadas a minimizar los riesgos, sobre todo en las áreas con mucho maderamen y resina”. ■

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EFE Desolación. Bomberos observan los daños en el interior de la catedral tras haberse apagado las llamas.

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