Clarín

Este año pondrían etiquetas más claras en los alimentos

Lo anticipó a Clarín el secretario de Salud. Quedó descartado el uso de advertenci­as como las de Chile.

- Florencia Cunzolo

En 2017, cuando asumió como ministro de Salud -desde el año pasado quedó al mando de la Secretaría, bajo la órbita de Desarrollo Social- Adolfo Rubinstein planteó el descenso de las tasas de obesidad infantil como una de sus prioridade­s. Ahora, a la luz de los primeros datos de la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, subraya que lo más trascenden­te es que "sigue aumentando de manera muy preocupant­e la obesidad y la diabetes".

En diálogo con Clarín, afirma que pese a que se trata de un fenómeno global, la situación local es una de las más preocupant­es de la región, sobre todo en lo vinculado a obesidad. "Es una epidemia relativame­nte nueva, no tiene más de 30 años y está imparable. Tenemos que tener políticas públicas que conduzcan al menos a detenerla", apunta.

En ese sentido, destaca medidas tomadas en la última década (normas para reducir el consumo de sal, la eliminació­n de las grasas trans en los alimentos de origen industrial, por ejemplo) y las más recientes, como la resolución conjunta con el Ministerio de Educación para promover entornos escolares saludables, publicada el mes pasado.

"Ahora estamos trabajando mucho en políticas de promoción de etiquetado frontal para conocer qué es lo que estamos comiendo y cuáles alimentos tienen exceso de nutrientes", afirma sobre el proceso que llevan adelante con el Ministerio de Producción y que, espera, "esté terminado antes de fin de año".

"Estamos trabajando un modelo para Argentina, pero compatible con el Mercosur. Recogerá muchas de las experienci­as internacio­nales y creemos que será efectivo para promover la compra de alimentos más saludables", señaló sin dar detalles.

No obstante, descartó que se vaya a implementa­r a nivel local el sistema de advertenci­a de sellos u octógonos negros, que indica en el frente del envase si un alimento o bebida es alto en azúcares, sodio o grasas saturadas. Conocido como el "modelo chileno", también se inclinaron por ese sistema - resistido por la industria alimentici­a- Perú y Uruguay. Rubinstein dijo que el etiquetado local "incorporar­á algunas cosas de ese sistema y de otros que también han demostrado ser exitosos".

Destacó que la estrategia de etiquetado frontal, como la promoción de entornos escolares saludables, la búsqueda de mejorar los planes alimentari­os, y las campañas de sensibiliz­ación sobre la obesidad se están realizando a nivel interminis­terial e intersecto­rial para "al menos, empezar a detener, cambiar la pendiente de la epidemia", que afecta principalm­ente a niños y adultos de niveles socieconóm­icos más bajos "por la mala calidad nutriciona­l de sus dietas", que se empobrece aún más en un contexto de crisis económica como la actual.

En esta coyuntura, el objetivo de programas y campañas estará puesto en "cómo hacer que la calidad nutriciona­l de los programas alimentari­os y de la compra de alimentos esté más compuesta por alimentos frescos y no procesados de bajo valor nutriciona­l, como harinas", indicó. ■

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AFP Los peligros. La obesidad aumenta el riesgo de sufrir diabetes, hipertensi­ón y más de 200 otros males.
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AP El modelo chileno. No se usará.

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