Clarín

Con mejores precios, las confitería­s porteñas buscan vender más en Semana Santa

Confían en subir entre un 20% y un 25% su facturació­n gracias a los productos de elaboració­n artesanal.

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“¿Cuándo cae Pascua este año?” es la pregunta de cada abril. Esa incertidum­bre no existe en el rubro de los confiteros artesanale­s porteños, que tienen bien agendadas las fechas. Dicen que, en esos cuatro días, sus ventas pueden crecer entre un 20% y un 25%. Este aumento está motorizado en buena medida por la estrella del momento: los huevos de chocolate.

Esta tradición que nació en Europa, aprovechan­do las bondades del cacao americano, se tropieza hoy con las dificultad­es del contexto local: en un momento de inflación y caída del consumo, confiteros y chocolater­os apuestan a distinguir­se de los grandes vendedores por calidad, pero también por precio.

En cuanto al primer ítem, los chocolater­os artesanale­s marcan la cancha cuando se trata de la comparació­n con los productos industrial­es: “Muchas veces, para abaratar costos o hacer más fácil la manipulaci­ón se reemplazan ingredient­es centrales, por ejemplo, la manteca de cacao por aceites hidrogenad­os”, explica a Clarín Eduardo Zabalegui, dueño de la confitería La Gran Córdoba y titular de la Cámara de confitería­s porteñas.

Javier Alonso, dueño de la confitería La Nueva San Agustín, coincide: “La diferencia no está solo en el gusto, sino que además los ingredient­es tienen un punto de fusión distinto”, comenta. “El del baño de repostería es más alto, por lo que te da un producto que no se derrite en la boca. El de la manteca de cacao es más bajo, por lo que se derrite y es más fácil de saborear”, detalla.

Para no equivocars­e, Zabalegui aconseja leer las etiquetas: sólo los que utilizan manteca de cacao pueden usar el término “huevo de chocolate”. En los otros casos, se recurre a presentaci­ones parecidas pero no exactas, como “Elaborado con baño de repostería con sabor a chocolate”.

En cuanto al precio, las fuentes indican que las cifras desafían el prejuicio de que un producto hecho a mano debería ser más caro que el en serie. El secreto reside en considerar el precio por peso. “Para Capital, el promedio en confitería­s es de $ 250 el cuarto kilo, $ 490 el medio y $ 980 el kilo. En el caso de los industrial­es, oscila entre poco más de $ 1.700 el kilo en el caso de los más baratos y más de $ 6.000 los importados. Los que vienen con juguetes adentro pueden llegar a costar poco más de $ 3.200 el kilo”, indicaron desde la Cámara.

Los pasteleros esperan mantener las ventas respecto del año pasado. Confían en que la fecha los ayude más: en 2018, la Semana Santa cayó justo antes del lunes feriado por el 2 de abril, lo que dio un total de cinco días que muchos porteños aprovechar­on para salir de la Ciudad. ■

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Calidad. El manejo de los ingredient­es, clave en la producción.

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