Aimar, sus valores y la impunidad

Tantos capítulos sucios se dibujaron en la historia del fútbol que lo más fácil es sospechar. Primero, las suspicacias. Enseguida, las acusaciones. No importan los fundamentos ni los daños. Ni siquiera se le deja un espacio al escaneo de los protagonistas en cuestión para observar y analizar antecedentes. Nada interesa. Y se ensucia con impunidad.

Tan limpias y saludables resultan la trayectoria y la personalidad de Pablo Aimar que no se manchan.

Aimar es el que les pide a los chicos que jueguen y que disfruten ser futbolistas, pero sin olvidar que el mayor tiempo del día son personas.

Aimar es el que levanta el Fair Play como bandera y celebra que el ganador consuele al perdedor, aunque sea su máximo enemigo deportivo.

Aimar es el que prefiere hacer ruido y dejar marcas con los hechos antes que con las palabras.

Aimar es el que dice que le encanta ser formador de chicos y actúa en consecuencia, sin dejarse seducir por otras propuestas más impactantes.

Aimar es el DT que recibía con satisfacción el primer gol de Argentina y con bronca cada uno de los mazazos de Ecuador que le robaban el final perfecto en el Sudamericano.

Aimar es quien con sabiduría invita a volver a los 17 años para recordar cómo cada uno pensaba y sentía.

Aimar es ese entrenador que protege a sus pibes talentosos y que analiza lo que del equipo ya se vio: es para soñar, pero camina demasiado cerca de la irregularidad. Por algo en el arranque y en el final fue goleado. Por algo casi se queda afuera en 1ª ronda.

El partido Argentina 1 - Ecuador 4 fue tan raro como las ruidosas eliminaciones en Champions League del PSG (ante el Barcelona en 2017: 4-0 y 1-6) y del Barcelona (con la Roma en 2018: 4-1 y 0-3). ¿Por qué no les puede ocurrir a los chicos del Sub 17?

La Selección empezó un camino de reconstrucción en Juveniles que entusiasma porque incluye a personas y profesionales como Aimar, que impulsan valores que no se negocian. A cuidarlo de la impunidad. ■