El disco en las palabras de su creador
El lugar que ocupa Honestidad brutal en el inventario de discos, canciones y emociones de Andrés Calamaro.
“Honestidad brutal es el disco excluyente y es más que un disco, fueron nueve meses de grabaciones, los días y las noches, hasta grabar cien canciones.
Fue aquélla una grabación espontánea, pero interminable, repetimos con la espontaneidad demasiadas veces, hasta en quince estudios de grabaciones y estadios de emociones en tres países distintos. Experimentando con (todas) las drogas y sexo duro, escribiéndole al futuro entre cincuenta muchachas. Un tren que no paraba en las estaciones del año.
Había tanto de todo en la que, según dicen, fue la grabación más cara de la compañía de discos. Y advierto que me pagaba mis gastos personales. Es el lugar más alto para un disco, elegimos 37 de cien posibles, trabajamos mucho en todas, demasiado...
Fueron tres días de ‘miedo y asco en Las Vegas’, multiplicados por treinta o por trescientos. Literalmente. La última grabación analógica del siglo veinte, la apocalíptica.”
La influencia de Honestidad brutal en el rock argentino del Siglo XXI.
“Me temo que la principal influencia fue la más casual de las canciones, escrita con maldad insolente para burlarse de sí misma. Decir cien veces te quiero y no creer en el amor. Mentar floreros verdaderos y vivir despiertos o con los ojos abiertos. Paloma es el oasis argentino, veinte años de honestidad no es poca cosa. Grabamos con Diego, Virgilio, Mariano y Norberto. Y la producción recuerda a Francis Ford Coppola en Filipinas, filmando la guerra de Vietnam. Yo mismo grabé la mayoría de los instrumentos, baterías, bajos, guitarras y teclados. En un disco plagado de artistas, músicos, compañeros, aeropuertos, muchachas y varones expulsados de sus domicilios. Es el disco del destino que refluye, mucho más que rimas tontas y melodías. Los influyentes prestaron atención a la producción imposible y a los versos desatados treinta veces. El disco transversal, que corta el rock, el tango, la realidad y el fútbol. El que se sigue cantando en las tribunas. En España fue aplaudido por el rock alternativo, porque abrió a patadas la puerta de los letristas.”
Mitos, fantasías y verdades del disco que mejor hace honor a la trilogía de “sexo, drogas y rock and roll”.
“Dudo que exista suficiente fantasía para inventar aquello. Harían falta muchas memorias para recordarlo todo. Realmente hay que multiplicar lo hablado por cincuenta, quizá por más veces.
Subyuga recordarlo, ni siquiera es aconsejable hacerlo. Honestidad brutal y después, fueron años brillando en la oscuridad de los diamantes y sobrevolando los tachos de basura. Amanecía tres veces por día, a veces cuatro. Canilla libre, la patria desquiciada.
Para la fantasía, y las habladurías, fue una secuencia delirante de sexo, drogas y rock. Así esperamos el fin de un milenio, la página terrible de los calendarios, la que nadie había visto, la que no volveremos a ver nunca. Para ejecutar la partitura de Prince, escrita en pentagramas de cielo y sangre, chatarreros de sangre y fuego, en 1.999.
Dudo que exista invento que haga justicia a la realidad, o fantasías que se permitan inventar aquello. Pero existen cien testigos, hombres y mujeres. Entre todos podríamos con el rompecabezas. Del disco que pudo haberme matado.”