España: ganó el socialismo pero tendrá que pactar para formar gobierno
Elecciones parlamentarias
El oficialista PSOE, liderado por el actual mandatario Pedro Sánchez, obtuvo 123 de las 350 bancas en juego del Parlamento español. Como no llegó a la mayoría absoluta, deberá encontrar socios para armar una coalición con vistas a la elección del presidente del gobierno. Los aliados más probables son el populista Podemos y grupos menores de izquierda. El resultado marcó un neto declive de la oposición conservadora del Partido Popular, que perdió 67 diputados. Terceros, muy cerca, quedaron los liberales de Ciudadanos. En Cataluña se afirmó el dominio del separatismo de Esquerra.
En un día radiante en casi toda España, los españoles votaron ayer para elegir un nuevo gobierno. Con más de un 73% de movilización en las urnas y en unas elecciones sin antecedentes en la historia democrática española, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) del actual presidente, Pedro Sánchez, fue el más votado. Obtuvo 7.330.000 votos, lo que significa que tendrá una representación parlamentaria de 123 diputados, 37 escaños más de los 84 con los que Sánchez gobernó desde que asumió La Moncloa, en junio de 2018, luego de lograr que el Congreso aprobara una moción de censura contra Mariano Rajoy. Con el 28,7% de los votos, el Partido Socialista vuelve a ser la primera fuerza política del país.
A medianoche, con casi todos los votos contados, los resultados ubicaban en un segundo puesto, aunque muy lejano de Sánchez, al Partido Popular (PP) de Pablo Casado, que obtuvo 66 diputados y consumó así una derrota histórica: hasta hoy tenía 137. Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, consiguió 57 escaños; Unidas Podemos, de Pablo Iglesias, 42, y Vox, la fuerza de la gran expectativa en estas elecciones, entró al Parlamento donde sentará 24 diputados.
A pesar de que en España no es obligatorio votar, la gente halló incentivo en un paisaje electoral novedoso, donde el histórico bipartidismo languideció en manos de una disputa con cinco partidos: PP, PSOE, Ciudadanos, Unidas Podemos y Vox. Sin embargo, en estas elecciones, las terceras generales en los últimos tres años y medio, ni la izquierda ni la derecha lograron la mayoría absoluta de 176 diputados para formar un gobierno de un sólo color. El partido de Sánchez y sus socios en el Congreso, Unidas Podemos, tampoco logran sumar lo suficiente. La duda es si el PSOE apelará o no a los independentistas para lograr la mayoría necesaria para gobernar.
A medianoche, el presidente y candidato socialista Pedro Sánchez se asomó al escenario montado afuera de la sede del partido, sobre la calle Ferraz de Madrid. “El Partido Socialista ha ganado las elecciones generales y con ello ha ganado el futuro y ha perdido el pasado”, dijo.
Unas dos mil personas que en la puerta de la sede lo acariciaban desde la vereda con banderas rojas coreaban: “Ista, ista, ista, España es socialista”, era el cántico.
“Seremos el gobierno y el presidente de todos los españoles y las españolas. Desde nuestras ideas de izquierda vamos a tender la mano todas las formaciones políticas dentro de la Constitución -señaló el ganador de estas elecciones-. Nosotros no vamos a hacer como ellos que ponen cordones sanitarios a los socialistas. La única condición que vamos a poner es respetar la Constitución.”
“Hace años nos decían que este partido no tenía futuro. Aquí estamos, reivindicando el presente y el futuro”, agregó. “Hemos ganado las elecciones y vamos a gobernar España. Durante toda la campaña hemos dicho que el objetivo del próximo gobierno socialista es acabar con la confrontación y con la crispación territorial. Acabar con la corrupción”, siguió Sánchez.
A esa misma hora, Pablo Casado y Albert Rivera se dejaban ver por sus votantes. “Sabéis que soy especialista en bajar a esta sala en noches complicadas -reconoció Casado-. Quiero agradecer a los votantes para seguir siendo el partido líder de la oposición, líder de la centro-derecha.”
“El resultado ha sido muy malo. Al PP le gusta ganar siempre. Nos vamos a poder a trabajar. La fragmentación de este centro-derecha ha hecho que incluso con más votos hemos tenidos muchos menos escaños
-justificaba el líder del PP-. Ojalá puedan llegar a pactos de gobernabilidad sin negociar con los separatistas.”
Albert Rivera, de Ciudadanos, agradeció a los más de cuatro millones de españoles que lo votaron y también confesó que busca liderar el mismo espacio que ambiciona Casado. “Vamos a liderar una oposición leal a la Constitución. Vamos a controlar a este gobierno”, prometió Rivera.
El partido de Pablo Iglesias, Unidas Podemos, ha perdido escaños en estas elecciones: pasó del tercer al cuarto puesto. Iglesias, sin embargo, quiere entrar en el gobierno que formará Sánchez: “Nos hubiera gustado un resultado mejor pero es suficiente para hacer frente a la derecha y a la extrema derecha y formar un gobierno de coalición de izquierdas que sea capaz de llevar a cabo políticas que protejan a las mayorías sociales. Se lo he transmitido a Sánchez. Sean pacientes”, dijo Iglesias.
La participación masiva en un sistema parlamentario donde los votantes eligen diputados que integrarán el Congreso podría también justificarse en la ilusión que despertó la irrupción de Vox, un partido de ultra derecha que atrae a los nostálgicos que aún añoran el regreso a los valores de la España más tradicional. O, por el contrario, un voto masivo en contra de esa derecha rabiosa.
En estas elecciones, Vox y su lema “Bienvenidos a la resistencia” fueron un elemento nuevo y desestabilizador. Esperaban lograr más de 40 escaños. Han conseguido 24.
Cuando el escrutinio ya había superado el recuento del 90 por ciento de los votos, Santiago Abascal, candidato de Vox, le habló a su gente: “No los vamos a defraudar”, dijo mientras con un “España, unida, jamás será vencida” lo interrumpía el fervor de sus seguidores.
“A los dos millones y medio de ciudadanos que nos respaldaron quiero pedirles que sigamos juntos. Pasamos de 40 mil a dos millones y medio de votos en tres años -siguió Abascal desde la Plaza Margaret Thatcher de Madrid-. Les decimos a las derechitas cobardes que la única responsabilidad la tienen quienes tuvieron 186 escaños y no fueran capaces de oponerse a la izquierda.” Los militantes coreaban “presidente, presidente” y Abascal los calmaba diciendo: “Para eso, tendremos que esperar”. ■