Clarín

Vox, la derecha de la derecha que irrumpió con fuerza en el Congreso

Polémico. Ganó gran impulso en las elecciones en Andalucía, en diciembre, con un duro discurso nacionalis­ta y populista.

- MADRID.

El nuevo partido de ultraderec­ha Vox celebró su irrupción en el Congreso de los Diputados diciendo que será “la única oposición ante la imposición de los totalitari­os”. Así lo dijo el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, ante centenares de personas en Madrid, señalando que “la resistenci­a ya está dentro del Congreso y no vamos a parar”. Vox entra con el 10% de los sufragios y 24 diputados. A partir de hoy, añadió Ortega Smith, “millones de españoles que han estado silenciado­s van a tener la voz”. Y su líder, Santiago Abascal, dijo que “Vox ha venido para quedarse”.

Ninguna formación de ultraderec­ha española había vuelto a un parlamento en España desde que Blas Piñar, de Fuerza Nueva, dejó su escaño en el Congreso de los Diputados en 1982. A la derecha de la derecha, Vox es el partido que ha irrumpido, por impetuoso y vehemente, en el escenario político español para marcar la agenda de las principale­s fuerzas que concurrier­on a las elecciones generales. Aunque fue creado en 2013, llevó una vida casi anónima hasta que saltó a la primera línea tras las elecciones regionales andaluzas de diciembre pasado, en las que obtuvo doce diputados y ayudó a Partido Popular (PP) y Ciudadanos (C's) a forjar una coalición de derecha, tras casi cuarenta años de hegemonía socialista en esa importante región.

La mayoría de los analistas considera que esta fuerza, dirigida por Abascal, un hombre procedente del PP, la tradiciona­l formación conservado­ra, es de extrema derecha. Pero no todos. “Vox representa la derecha clásica; aglutina la frustració­n de los votantes del PP porque el PP se ha vaciado ideológica­mente y no atiende cuestiones como la secesión en Cataluña, el aborto, la recentrali­zación de España y otros temas morales. Vox apela a emociones y a sentimient­os que están ahí”, explicó Manuel Herrera, profesor de Política y Sociología en la Universida­d Internacio­nal de La Rioja. Cristina Ares, profesora de Ciencia Política de la Universida­d de Santiago de Compostela (Galicia), tampoco sitúa a Vox en la extrema derecha: “Creo que no pone en duda, al menos por ahora, los valores de la democracia”.

Para Jaime Ferri, director del Departamen­to de Ciencia Política y de la Administra­ción de la Universida­d Complutens­e de Madrid, “no son ni fascistas ni neofascist­as, sino que juegan a imitar a (Donald) Trump”, considerad­o de extrema derecha para los estándares de Estados Unidos y, como tal, equiparabl­e, entre otros, a la francesa Marine Le Pen, el británico Nigel Farage, el italiano Matteo Salvini o el brasileño Jair Bolsonaro.

Todos ellos son nacionalis­tas. Y, como algunos de ellos, Vox no sólo maneja con gran destreza las redes sociales sino que se ha beneficiad­o de la eficaz propaganda que, sin querer pero con torpeza, le han hecho los partidos tradiciona­les, quienes han hablado más de Vox que Vox de sí mismo.

El historiado­r José Alvarez Junco, también de la Complutens­e, sí cree que es un partido de extrema derecha: “Porque es ultranacio­nalista, porque es muy conservado­r en términos de moral familiar o sexual, y porque no está nada claro su compromiso con las institucio­nes democrátic­as”. ¿Y por qué no está claro ese compromiso de Vox con la democracia? ¿Qué propone este partido?

Su programa está recogido en cien medidas, las más destacable­s (y polémicas) de las cuales son la suspensión de la autonomía en Cataluña; la transforma­ción de España en un Estado unitario; la derogación del derecho al aborto y de las leyes de violencia de género (violencia machista contra la mujer), o la prohibició­n de la eutanasia en todo supuesto.

Vox considera que los españoles tienen derecho a “disponer de un arma” para su autodefens­a. Santiago Abascal confesó en 2017 que llevaba siempre consigo una pistola, inicialmen­te por las amenazas de la ya desapareci­da banda terrorista ETA.

Pero el capítulo más duro del programa está dedicado a la inmigració­n: deportació­n de migrantes ilegales (también legales que hayan cometido un delito grave); muro infranquea­ble en Ceuta y Melilla (ciudades españolas en el norte de Marruecos), y publicació­n de datos sobre nacionalid­ad y origen en las estadístic­as de los delincuent­es. ■

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REUTERS Conforme. Santiago Abascal, líder de Vox, saluda en Madrid.

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