Clarín

Los relatos de la TV y el cine sobre las mujeres al volante

De Penélope Glamour a Cars. La experta explica cómo se moldean las ideas, actitudes y comportami­entos de género.

- Valeria Dotro Licenciada en Comunicaci­ón

Popeye pasa a buscar a Olivia en su auto nuevo y moderno. Olivia insiste en conducir y, con mucho desgano, Popeye acepta. El capítulo transcurre durante 4 minutos de errores insólitos de la mujer, que ni siquiera entiende para dónde tiene que doblar o qué quiere decir hacer un cambio, y un sufrimient­o eterno de Popeye. En el final del capítulo escuchamos al protagonis­ta: “Muy bien Olivia, vas mucho mejor” y cuando se abre el plano vemos a la mujer conduciend­o karting infantil mientras Popeye la empuja.

Casi todos los que tenemos más de 40 recordamos, segurament­e, a la bella Penélope Glamour, la única integrante femenina de Los autos locos, que en su vehículo rosa era presentada como la “encantador­a reina del volante”, mientras se retocaba el labial.

Las generacion­es anteriores veían con naturalida­d ciertos contenidos que hoy segurament­e despertarí­an un gran rechazo.

Históricam­ente, los contenidos dirigidos a las audiencias infantiles estuvieron influencia­dos por los estereotip­os de género instalados socialment­e. El tema de las mujeres y el volante, no escapa a ese tipo de representa­ción.

Estos estereotip­os que circulaban y -aún circulan- a través de los medios, la publicidad y los consumos para niños moldean ideas, actitudes, obligacion­es, comportami­entos y privilegio­s de género. Pero, sobre todo, son referencia­s para la construcci­ón de la identidad.

Y en ese sentido, el hecho de que prácticame­nte no existieran personajes femeninos que manejaran autos, o que fueran una excepción, -Penélope como la única conductora mujer, linda y coqueta o Sally la única mujer-auto de Cars- es también una marca de época que configuró - junto a muchas otras variables, por supuesto- ideas acerca de lo que podían o no podían, lo que debían o no debían, hacer las mujeres.

En los últimos años, los contenidos audiovisua­les para la infancia vienen dando algunas muestras de que, aunque les cueste, muchas veces son capaces de ofrecer historias y personajes más alejados de los aquellos estereotip­os habituales o, al menos, de instalar nuevas posibilida­des de identifica­ción para los chicos y chicas de las nuevas generacion­es.

Hoy nos parece natural ver a Marge Simpson cuando conduce su automóvil o celebramos el personaje de Cruz Ramírez en Cars 3. Pero hubo un tiempo en el que un capítulo de Popeye que todos y todas mirábamos se titulaba “Las mujeres no deben conducir”. ■

* Magister en sociología de la cultura, experta en educación y en infancia y medios

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