Sexo, viudas negras y robo, la trama detrás del brutal homicidio de un peluquero
Paulo Micolini (41) fue estrangulado con un cable en su local. Por las cámaras de seguridad, lograron detener a las sospechosas: son tía y sobrina, de 51 y 17 años.
Paulo César Micolini era peluquero y amante de las motos de alta cilindrada. Separado, padre de una hija adolescente, con 41 años, solían verlo en los boliches de la ciudad de Córdoba, siempre acompañado de mujeres. Como su última noche, en la que encontraría un horrendo final en su local del barrio Observatorio, estrangulado con el cable de un velador en medio de un encuentro sexual.
Por el homicidio estás detenidas dos viudas negras, tía y sobrina, de 51 y 17 años. Llegaron hasta ellas con una prueba demoledora: antes de hallar muerto a Micolini, una cámara de seguridad filmó cuando ambas salían de la peluquería de la víctima, la misma que poco más tarde se convertiría en una escena del crimen.
Según contó el padre del hombre, Eduardo Micolini (78), su hijo tenía una moto de alta cilindrada, en la cual se movía por varios lugares, y siempre estaba rodeado de amigas. Su peluquería, además, era bastante concurrida.
El asesinato se produjo en los primeros días de marzo en el local situado en la calle Pueyrredón al 1200. Según pudo reconstruir hasta el momento la fiscal Jorgelina Gutiez, Micolini fue hasta un bar y de allí salió acompañado por las mujeres que ahora están detenidas.
El comisario Fernando Jones, jefe de Homicidios de la Policía de Córdoba, contó que “el peluquero estaba desnudo y con el cable de un velador alrededor del cuello” cuando los agentes entraron. Además, puntualizó que “el cadáver presentaba algunas hematomas en el rostro y signos de haberse defendido”.
Cuando el martes 25 de marzo Andrea Ferreyra (51) fue arrestada, admitió a los policías la autoría del crimen. “Fui yo”, les dijo, según las fuentes. Entonces se apuntaba a un “juego sexual”, aunque esa hipótesis se fue diluyendo y se orientó a un asesinato de dos viudas negras con fines de robo. Su abogado defensor Santiago Acuña cuestionaría después el procedimiento porque él no estuvo presente en la indagatoria.
Más tarde, Ferreyra negó todo tipo de participación en el asesinato y dio a entender que su sobrina sí estaba involucrada.
La mujer tampoco reconoció haber estado en el departamento, pese a la filmación que, según destacó su abogado, “no es contundente como prueba”.
El otro abogado, Humberto Rosales, también desmintió que su defendida, de 17 años, haya cometido el hecho.
“Las pruebas de la fiscal Gutiez son muy endebles y la menor no tiene antecedentes, pese a que la fiscal decretó una serie de medidas, pericias y encuestas”, manifestó.
Además, denunció que al momento de la captura de la chica hubo agravios y maltratos mientras iba en la patrulla que los conducía a la Jefatura local. “Ella no tuvo nada que ver con el crimen del peluquero”, agregó Rosales.
El cuerpo de Micolini fue hallado por su padre en la mañana del lunes 4 de marzo, preocupado porque no tenía noticias suyas. El peluquero no había ido a dormir a su casa de la calle Mariano Moreno al 1100 y tampoco respondía los llamados y mensajes a su celular.
Lo primero que le llamó la atención fue la ubicación del auto (un Mazda modelo 2001), que estaba estacionado en la vereda con la cola del vehículo sobre la calle. No lo habían podido arrancar. Y la segunda sorpresa que se llevó el padre de Paulo fue que la puerta de la peluquería estaba entreabierta. En el local constataron que faltaban elementos.
Ferreyra y su sobrina, acusadas de “homicidio simple”, un delito que prevé una pena de entre 8 y 25 años de prisión, fueron indagadas por Gutiez, ante quien insistieron en su inocencia. La primera está detenida en la cárcel de Bower y la otra en un establecimiento para menores de edad. ■