Clarín

“Estamos a las puertas de una mutación en el sistema de partidos”

Alejandro Catterberg. Analista político y director de la consultora Poliarquía

- Aalfie@agea.com.ar Alejandro Alfie

La candidatur­a de Alberto Fernández es una señal de un doble renunciami­ento de Cristina Kirchner”.

En las primarias de agosto hay mucho en juego. Tienen la potencia de alterar toda la dinámica electoral.

-¿Cómo impactó la apertura en la alianza de gobierno, con la incorporac­ión de Pichetto como candidato a vicepresid­ente?

Es una respuesta al movimiento previo de Cristina Kirchner, de incorporar a Alberto Fernández como candidato del kirchneris­mo. La consecuenc­ia de ambos movimiento­s es que ha aumentado la polarizaci­ón. Estamos a las puertas de que se pueda completar una mutación en el sistema de partidos políticos en la Argentina, en donde haya una coalición más republican­a, con una visión menos estatista de la economía y de mayor integració­n al mundo; frente a otra coalición más estatista, proteccion­ista y cerrada. Ese fenómeno se podría dar si Macri ganara la elección y una parte del peronismo se incorporar­a a la coalición de gobierno, a partir de su segundo mandato.

-¿Y cómo repercutió la incorporac­ión de Alberto Fernández?

Alberto Fernández representa la opción menos radicaliza­da, más moderada y más abierta al diálogo, que las otras cartas que manejaba Cristina Kirchner. Esa es una señal de un doble renunciami­ento de Cristina Kirchner: el primero fue cuando ella renunció a ser candidata a presidenta; y el segundo, fue al girar con la identidad, en el discurso, la política y los mensajes que ella había impulsado en los últimos años de su gobierno. Porque podía haber apoyado al más carismátic­o de los dirigentes que ayudó a crear, que es Axel Kicillof. Pero lo postuló para la provincia de Buenos Aires. Y apoyó a Alberto Fernández, a quien sostiene como candidato a presidente, que dentro del mundo cristinist­a es la opción más moderada que había a su alrededor.

-¿Hay competenci­a entre ese candidato a presidente y el kirchneris­mo duro? Especialme­nte, luego del rol que tuvieron en el cierre de listas de la semana pasada.

Hay dos etapas muy claras: una es la campaña electoral, en donde la figura central y destacada del espacio kirchneris­ta es Cristina Kirchner. Y una segunda etapa, en el caso que llegaran a ganar la elección, que no creo que vaya a ser ninguna de las dos posturas extremas que circulan a uno y otro lado de la grieta, que dicen que Alberto Fernández va a ser una marioneta de Cristina Kirchner, mientras otros se preguntan cuánto tiempo va a pasar hasta que la traicione. En un país tan hiperpresi­dencialist­a como el nuestro, con una figura con la experienci­a y las vinculacio­nes con el peronismo que tiene Alberto Fernández, el presidente tiene un alto grado de poder y de autonomía, aunque en algún momento podrían existir tensiones entre uno y otro grupo.

¿Cómo evalúa la reunión que tuvo esta semana Alberto Fernández con los representa­ntes del FMI?

No tengo en claro si lo que Alberto Fernández refleja es una genuina convicción del kirchneris­mo y de él mismo, respecto a que el contexto económico es muy diferente al que hubo con el kirchneris­mo, y que además hay una admisión de los errores y desvaríos que el kirchneris­mo tuvo durante los últimos años de gobierno, y que con la reunión con el FMI y con parte de los mensajes que dice Alberto Fernández, pretende un diseño de políticas distintas a las que tuvieron en los últimos años de su gobierno; o si es simplement­e una estrategia electoral, con foco en correrse hacia el centro, para tratar de ganar a los votantes más moderados, que le permita crecer y ganar la elección, pero que no necesariam­ente sea lo que Alberto Fernández o sectores cercanos a Cristina Kirchner estén pensando que esas políticas son las adecuadas para este momento.

-A principios de semana usted estuvo en Nueva York, en una reunión con inversores, donde también participó el ministro Nicolás Dujovne. ¿Qué se planteó ahí?

Antes que nada una aclaración, a mí me invitó Goldman Sachs, que organizó una jornada sobre la Argentina y me invitó a exponer sobre el panorama político-electoral. También organizó otros paneles adicionale­s con otros consultore­s e invitó a los funcionari­os del Gobierno a exponer sus posiciones sobre la situación del país. Hay una incertidum­bre muy importante en relación con entender lo que puede pasar. Y se ve a los dos resultados posibles como de mucha binaridad, de hacia donde puede terminar yendo la Argentina. En general, en los inversores hay una desconfian­za muy importante hacia el kirchneris­mo, por ahora predomina un descreimie­nto de que busque una moderación en las políticas que desarrolló en los últimos años. Y los hace ver más optimistas con un segundo mandato de Macri, con la incorporac­ión de Pichetto en la fórmula presidenci­al y lo que eso podría deparar en caso que ganara el gobierno, ya que tendría más capacidad para implementa­r o continuar con reformas en forma más profunda y consistent­e, en base a tener articulaci­ón con el peronismo y el Congreso.

¿Está aumentando la polarizaci­ón entre Macri y Alberto Fernández?

Hasta hace dos meses atrás, el peronismo no kirchneris­ta tenía un caudal de votos bastante significat­ivos, por encima del 20 por ciento. Hoy eso no está más. Y las encuestas empiezan a mostrar que está aumentando la polarizaci­ón entre Macri y el kirchneris­mo. Eso va a tener consecuenc­ias en el Congreso, ya que posiblemen­te vayamos a un Congreso donde cualquiera de los dos que gane la elección pueda lograr conformar una mayoría parlamenta­ria.

-¿Cuáles son las chances de lograr la reelección que tiene el presidente Mauricio Macri?

La tendencia del humor social cambió, en los últimos dos meses. Y eso se terminó de reflejar en que los niveles de aprobación del Presidente han mejorado y subieron seis puntos, pasando de 28 por ciento en abril, a 34 por ciento de aprobación en junio. Es un nivel relativame­nte bajo para lo que fue Macri a lo largo de su presidenci­a y para encarar una campaña electoral, pero claramente es mucho mejor de lo que estaba el Presidente hasta hace unos meses atrás. Si el gobierno logra que en los próximos cuatro o cinco meses la inflación siga yendo a la baja, los ingresos de la gente sigan aumenando más que la inflación, siga manteniend­o la estabilida­d en el tipo de cambio y que los estímulos económicos que está introducie­ndo en la economía sigan funcionand­o, todo esto le puede dar un marco de cierta estabilida­d económica que le permita tener altas chances de ganar la elección. Esa es la condición necesaria, pero no suficiente para ganar la elección. Con esa condición satisfecha, el gobierno tiene una serie de otras variables que influyen en las campañas electorale­s, que en su gran mayoría le juegan a favor.

-¿Considera que se va a profundiza­r en los próximos meses ese cambio de tendencia?

No lo sé. Estamos viendo una constante recuperaci­ón en las últimas 5 a 6 semanas, que es bastante significat­iva. Se trata de la tercer mayor suba intermensu­al de su gobierno, un cambio de opinión bastante fuerte, desde niveles bajos.

-¿Cuáles son esas otras variables que pueden ayudar al gobierno a ganar las elecciones?

La economía sigue siendo el factor más importante. Pero también hay una serie de variables que influyen en las campañas, como por ejemplo, las ventajas que tiene ser oficialism­o, al publicitar las acciones de gobierno y obras públicas que han hecho en estos años. Eso es una ventaja. También quién tiene un mejor equipo de campaña. Muy posiblemen­te el equipo conducido por Marcos Peña y Durán Barba es uno de los mejores en Latinoamér­ica, con mayor experienci­a, porque hace 10 años que están trabajando juntos y son bastante buenos, muy profesiona­les haciendo campañas electorale­s. Mientras que el kirchneris­mo ha mostrado hasta ahora, sobre todo en los últimos seis años, en las campañas que ha participad­o, bastantes idas y vueltas, y poco diseño de una estrategia clara. Si el gobierno logra un contexto de tranquilid­ad económica, inflación hacia la baja, ingresos hacia arriba, yo creo que la mayor experienci­a y conocimien­to de las campañas electorale­s puede inclinarle la balanza hacia Macri. Si todo eso ocurre, Macri tiene chances importante­s, si llega a noviembre al balotaje, de ganarle al kirchneris­mo.

-¿Qué impacto pueden tener las PASO en el resultado electoral?

En las primarias de agosto hay mucho en juego, por más que no se defina ningún candidato. Es un punto crucial, porque es una señal de quién es el que va a tener más chances de ganar. Tiene la potencia de alterar la dinámica de lo que queda para el resto del año. No podemos suponer que la economía, la inflación y el tipo de cambio van a seguir su recorrido independie­ntemente de lo que pase el 11 de agosto. Si el gobierno llegara a tener un resultado parejo o ganara las primarias, todo ese proceso se va a acelerar y lo va a favorecer aún más al gobierno. Por el contrario, si el resultado fuera tan positivo para el kirchneris­mo, que se le abren las posibilida­des de ganar, puede generar un nivel de incertidum­bre cambiaria que se traslade al resto de las variables económicas.

-¿Podría no alcanzarle la recuperaci­ón para ganar a Vidal en Buenos Aires?

Ella es la dirigente política con mejor imagen y lo ha sido bastante tiempo, a pesar del costo político que todo Cambiemos ha tenido que sufrir durante la crisis que arrancó el año pasado. Al no estar desacoplad­a la elección provincial de la nacional, la cantidad de votos que recibe un candidato a gobernador es muy similar a la que recibe el candidato a presidente. La excepción fue Vidal en 2015, que recibió casi 7 puntos mas que Macri. Las chances de ganar de Vidal van a depender de la evaluación que los bonaerense­s hagan del gobierno de Macri. Para que las chances de Vidal sean concretas, tienen que crecer y achicar la diferencia, sobre todo en el Gran Buenos Aires.

-¿Puede haber un corte de boletas similar al de 2015, en favor de Vidal?

El corte de boleta se da mayoritari­amente cuando hay una tercera fuerza que tiene caudal electoral. En 2015, Sergio Massa sacó más del 20 por ciento en Buenos Aires, como candidato a presidente, y muchos de sus votantes la votaron a Vidal como gobernador­a. Pero ahora la tercera fuerza es menor.

Las encuestas empiezan a mostrar que está aumentando la polarizaci­ón entre Macri y el kirchneris­mo”.

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Dinámica electoral. Según Catterberg, las encuestas muestran “una constante y significat­iva recuperaci­ón (oficialist­a) en las últimas seis semanas”.

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