Clarín

La Iglesia advirtió que “la desigualda­d social es muy grande y peligrosa”

Monseñor Ojea habló en la Semana Social en Mar del Plata, en la que participan políticos, empresario­s y gremios.

- Sergio Rubin srubin@clarin.com

El presidente de la Conferenci­a Episcopal, el obispo Oscar Ojea, advirtió que “el grado de desigualda­d social en que estamos sumergidos es muy grande y peligrosís­imo para nuestro futuro” y consideró “imprescind­ible recuperar la pasión para poder afrontar el desafío que nos presenta en este tiempo sumamente difícil y duro para los argentinos”.

Ojea formuló estos conceptos al hablar en la apertura de una nueva edición de la tradiciona­l Semana Social que anualmente organiza la Iglesia en Mar del Plata, y de la que participan políticos, dirigentes empresario­s y sindicalis­tas. Esta vez tiene como tema “Trabajo: Clave para el desarrollo humano integral”.

Entre las autoridade­s presentes se contaron el ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, Joaquín Della Torre; el secretario de Culto de la Nación, Alfredo Abriani; el intendente de Mar del Plata, Carlos Arroyo, además del ex ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y el titular de la Pastoral Social, el obispo Jorge Lugones.

“Las causas estructura­les de la pobreza residen ante todo en la autonomía absoluta de los mercados y de la especulaci­ón financiera. Esta autonomía está defendida por ideologías que niegan el derecho de control de los Estados encargados de velar por el bien común”, afirmó Ojea.

“Esto –aclaró- no significa condenar al capitalism­o, lo que la Iglesia rechaza es la absolutiza­ción ideológica del mercado, el que este se convierta de medio en fin y que se lo propugne como autorregul­ado y aún como regulador de toda la vida social.

Por eso, consideró que “debemos acompañar el esfuerzo impresiona­nte que está haciendo el Papa Francisco como líder mundial, buscando establecer normas éticas en el sistema financiero internacio­nal. Acentuando la responsabi­lidad de los Estados Nacionales para poner límites al poder de las empresas multinacio­nales”. “Un ejemplo plausible de este pensamient­o es la convocator­ia a los economista­s para el mes de marzo en la ciudad de Asís, ciudad símbolo de encuentro y fraternida­d, para buscar los caminos de humanizaci­ón de este sistema capitalist­a que vivimos para construir una economía en función del hombre y no la de poner al hombre al servicio de la economía”.

Señaló al respecto que “el Santo Padre piensa que esto abrirá el camino para la creativida­d de la acción política a la que él siempre coloca por encima de la economía ya que ésta se ocupa de los medios y la política de los fines. “■

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