EE.UU. y China detienen la guerra comercial y se libera el bloqueo al gigante Huawei
Es una tregua sin límites. No habrá nuevos aranceles punitivos, pero se mantienen los vigentes. Trump sorprendió al levantar las restricciones contra la tecnológica china. Admitió que lo hizo por el grave daño que le causaba a las firmas de su país.
La tregua que los mercados tanto anhelaban finalmente llegó de la mano indirecta del G20, en Osaka, Japón. El presidente estadounidense Donald Trump hizo concesiones de peso en una reunión cara a cara con su par chino, Xi Jinping, en los laterales de la cumbre, para acordar la pausa en la guerra comercial que amenazaba con arrastrar a la economía global.
El mandatario norteamericano accedió a frenar los nuevos aranceles con los que venía amenazando a las importaciones del gigante asiático, y autorizó a las empresas estadounidenses a vender componentes a la principal firma tecnológica china, Huawei. Como contrapartida, China comprará más productos agrícolas y alimentos a Estados Unidos.
Esto provocó cierta confusión en los sectores más conservadores de los republicanos. Uno de sus exponnentes, el senador Marcos Rubio, cuestionó la concesión del presidente. “Si Donald Trump ha eliminado las sanciones recientes contra Huawei, cometió un error catastrófico. Con eso destruirá la credibilidad de su gobierno, nadie más lo tomará en serio”, afirmó en Twitter.
La tregua, muy similar a la alcanzada en diciembre pasado en la cumbre del G20 en Buenos Aires, se prolongará sin límites y permitirá retomar las negociaciones entre ambas potencias para intentar enhebrar un acuerdo final.
“Tuvimos una muy buena reunión con el presidente chino Xi. Yo diría que excelente. Vamos a desistir de nuevos aranceles y ellos van a comprar productos agrícolas. Si logramos un pacto, será algo histórico”, declaró Trump tras el encuentro que se extendió por más de una hora. “Vamos a trabajar con China desde donde nos habíamos quedado, para ver si podemos llegar a un acuerdo”, agregó.
El presidente estadounidense había amenazado con imponer aranceles de entre el 10% o el 25% a unos 320.000 millones de dólares en importaciones chinas, lo que había alarmado a los mercados internacionales y a numerosas empresas en Estados Unidos, que temían una escalada de precios en algunos de los productos más cotizados por los consumidores.
El acuerdo con Xi implica que esos gravámenes están fuera de la mesa por ahora, pero Washington mantiene en vigor sus aranceles a productos chinos por valor de poco más de 200.000 millones de dólares, y China conserva sus gravámenes a importaciones estadounidenses por 110.000 millones de dólares de lo que le compra a Norteamérica.
Un punto clave que facilitó la tregua fue Huawei. Trump afirmó que había “acordado con Xi que las empresas estadounidenses puedan vender productos a Huawei”, revirtiendo así la veda que había establecido hace un mes y medio.
El Tesoro estadounidense incluyó a mediados de mayo al gigante tecnológico chino en una lista negra que impedía a las empresas estadounidenses proporcionarles componentes originales sin la aprobación del gobierno, por sospechar de que la firma china, líder en el desarrollo de la tecnología 5G, pudiera aprovechar esos sistemas para el espionaje.
Como consecuencia, compañías como Google anunciaron que dejaban de prestar servicios tecnológicos a la empresa china, una situación que
“Las negociaciones deben ser de igual a igual y mostrar respeto mutuo”, dijo Xi Jinping
inquietó a millones de usuarios de celulares en el mundo ante la incertidumbre por las futuras actualizaciones del sistema operativo Android.
Trump se encargó de aclarar que tomó la decisión para no perjudicar a las tecnológicas estadounidenses, que venden a Huawei cerca de 11.000 millones de dólares por año en software y componentes. De hecho varias de esas firmas le habían pedido que revirtiera la medida porque el perjuicio era enorme. De todas maneras, advirtió que los equipos cuya venta había acordado permitir serían aquellos “que no presenten un gran problema de seguridad nacional”.
Xi confirmó que adhería a esta paz momentánea para tratar de lograr un acuerdo final, aunque remarcó que es crucial un trato imparcial hacia las compañías chinas. En un comunicado, el mandatario chino pidió respeto a su soberanía. “China es sincera sobre su disposición a continuar las negociaciones con EE.UU., pero las negociaciones deben ser de igual a igual y mostrar respeto mutuo”, apuntó.
La tregua trae cierta tranquilidad a los mercados, que temían un incremento de la inestabilidad y un freno en el comercio global a raíz del conflicto entre las dos principales potencias mundiales. Si bien aún está lejos la posibilidad de cerrar un trato definitivo, es un alivio que los analistas consideran que se reflejará en las plazas bursátiles.s. ■