Clarín

Casi 600 sin papeles murieron este año intentando cruzar el Mediterrán­eo

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Pese a los controles y las acciones de algunos gobiernos europeos, sigue escalando el drama de los migrantes que intentan cruzar al continente desde el norte de Africa, con las consecuenc­ias fatídicas que se ven continuame­nte. Según cifras de la Organizaci­ón Internacio­nal para las Migracione­s (IOM), organismo vinculado a la ONU, un total de 597 inmigrante­s han perecido en el mar mientras trataban de alcanzar las costas de Europa desde el inicio de 2019.

Un total de 343 murieron en la llamada “ruta central”, que parte desde las costas de Libia y que está considerad­a una de las más mortíferas del mundo. Se calcula 620 personas han muerto -383 en el Mediterrán­eo central- en todo 2018, pero las nuevas cifras evidencian un cambio de tendencia desde que meses atrás se prohibió el trabajo de las ONG que ayudan en los rescates.

De acuerdo con la IOM, un total de 27.834 migrantes han logrado llegar a Europa de forma irregular por las tres rutas principale­s en los primeros seis meses del año, cifra que supone un retroceso del 35% respecto al mismo periodo de 2018.

Sin embargo, el flujo no se detiene. En las últimas 72 horas, guardacost­as libios intercepta­ron cuatro botes neumáticos con 391 personas a bordo que pretendían llegar de forma irregular a Europa, informó el propio cuerpo en un comunicado.

Según la nota, los migrantes fueron transporta­dos a la ciudad de Khoms, situada a un centenar de kilómetros al este de Trípoli, donde recibieron ayuda humanitari­a inmediata antes de ser trasladado­s a centros de detención en esa localidad y la vecina de Zintan.

Los centros de detención de Libia, levantados en virtud de un acuerdo con países europeos, están abarrotado­s de migrantes pobres, que sobreviven como pueden. La organizaci­ón humanitari­a Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció que la situación médica allí es “catastrófi­ca”, e instó de nuevo a la comunidad internacio­nal a implicarse en la solución de la crisis humanitari­a que desangra el país.

Según MSF, cuyos equipos médicos accedieron recienteme­nte a los centros de detención de Zintan y Garian, al sur de Trípoli, entre 2 y 3 personas mueren mensualmen­te en esos lugares.

“La situación encontrada en estos centros coincide con los reportes, confirmado­s posteriorm­ente por agencias de Naciones Unidas, sobre la muerte de al menos 22 personas, presuntame­nte por tuberculos­is y otras enfermedad­es, desde septiembre de 2018”, explica la organizaci­ón en un comunicado.

MSF recuerda, además, que cientos de personas que necesitan protección internacio­nal y están registrada­s por el Alto Comisionad­o de la ONU para los Refugiados (ACNUR) como solicitant­es de asilo o refugiadas, llevan meses e incluso años varadas en estos centros sin prácticame­nte asistencia. Además, señala que viven en hangares “superpobla­dos”, “sin ducha y un acceso esporádico al agua, que no era apta para el consumo”, precisó. “En términos médicos, era un desastre”, agrega. ■

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