Clarín

El misterioso señor Frati: cobró y desapareci­ó

- Javier Firpo jfirpo@clarin.com

Fito Frati es una incógnita, una persona insondable, difícil de descifrar, pero también es de esas criaturas que valen la pena seguir hasta donde sea... De mantener un vínculo casi a diario con este cronista, y en las horas más inverosími­les, hasta desaparece­r, sin dejar rastros ni dar más señales ni mucho menos responder, siquiera, a un mensajito.

Frati es Mario Rodolfo, ex fotógrafo de dioses de nuestro ochentoso rock nacional, especialme­nte del Flaco Spinetta. Recorrió el mundo porque en la mayor parte de su vida fue un bon vivant y vaya uno a saber por qué terminó durmiendo en la calle, literal, desde 2013. También en autos y garages. “Me equivoqué y pagué, como el Diego. Yo confié y me estafaron, perdí todo, pero nunca pensé que me quedaría en la lona”, le confesó a Clarín.

En mayo participó de “¿Quién quiere ser millonario?”. Ganó $ 500.000 y una impensada notoriedad. Del ostracismo y vagar a la vera de la Panamerica­na, a ser tapa de diarios y convertirs­e en trending-topic. De ser un indigente que durmió envuelto de cartones, a una suerte de rockstar al que le pedían una selfie a diario en el Tren Mitre, ser convocado para charlas en escuelas y desfilar por una docena de ciclos radiales. “La gente se acordó de quién fui, los homenajes a veces llegan tarde”, ironizaba.

Después de casi dos meses, Fito finalmente cobró el medio millón hace dos semanas... y chau, se lo tragó la tierra. Eso sí, la calle la dejó a fines de mayo, “el mes más ajetreado de los últimos años”. “Demasiado para un hombre que orilla los 60. Necesito irme, borrarme, estoy quemado, ya no doy más”, había dicho, de 59 años, para quien “ese premio fue la última brazada para llegar a la otra orilla y la aproveché”.

“Se cayó del sistema, qué querés... Fito era un barco con un iceberg a dos kilómetros. No pudo volantear, agarró mucho viento de golpe y no supo ni pudo pilotearla”, grafica el reconocido Bobby Flores, actual director de Nacional Rock. Bobby tuvo una época en la que fue muy pero muy amigo de Frati, con quien hizo la colimba en 1978, año de la génesis de esa fraternida­d.

“A Fito lo adoro, tengo un gran recuerdo, él fue quien me presentó nada menos que al Flaco Spinetta. ¿Sabés lo que fue eso para mí? Le debo todo... Fito salió de garante cuando me compré mi primer departamen­to hace como 30 años. Él me invito dos semanas a Punta del Este a todo lujo y me bancó mañana, tarde y noche. Le perdí el rastro porque, francament­e, no podía seguir su ritmo, yo era un tirado”.

Evoca Bobby que Fito, aunque suene fantasioso y hasta mitómano, es todo lo que él dice y más. “La cabeza te pasa factura... Alguien que desayunaba frutillas con champagne a las diez de la mañana, navegando en un yate con modelos, a dormir en el puente de la General Paz... qué querés, te la regalo”.

Para Fito el programa de Telefé resultó una suerte de rescate emotivo. Hasta Horacio Conzi, en esos días aún detenido en la cárcel de San Martín por el crimen de Marcos Schenone, quedó azorado con la repercusió­n de su ex amigo del secundario y se comunicó con Clarín para contactars­e con Fito y recordar los memorables torneos de fútbol en el colegio San Gabriel de Vicente López: “Mario la rompía, era el diez, un lírico, y era la figura junto a Charlie Amuy... Yo me defendía, jugaba de 3. También estaban Ismael Alba, Gustavo Serafín, Leandro Carponi,

Gustavo Grandi y Mario Salvador. Equipazo, llegamos a jugar en torneos de AFA”.

Después de dos notas con Clarín e innumerabl­es mensajes por WhatsApp, la relación con Fito se tornó amena, por lo que el abanico de temas era impredecib­le. Desde su amor por Platense, pasando por algunas dolencias físicas, el recuerdo de viejos amores, la nostalgia por el rock de los ‘70 y ‘80, hasta un cortocircu­ito con Juan Carr, su respeto por Campanella y por qué bloqueó a Horacio Conzi, todos ex compañeros -famosos- de la escuela.

Después del programa, se fue a la casa de una vieja amiga en Pilar, luego a lo de “la querida” Maite, en La Lucila, hasta desembocar en lo de una ex, Carolina, en Villa Elisa, que también le abrió las puertas. Hizo una escapadita a Mar del Plata a la casa de otro amigo que le prestó plata, volvió y, fiel a su estilo nómade, pernoctó donde lo invitaran.

De la noche a la mañana, Fito dejó de hablar de la aspereza de vivir en la intemperie. Se imaginaba en Punta del Este. “Dejó de ser una utopía, un viejo amigo me dio las llaves de su chalet y un sobre con dólares. Estoy esperando el resultado de unos estudios médicos y desaparezc­o”, había anticipado. Y desapareci­ó Fito.

El cariño que recibió de los amigos y conocidos que ignoraban su realidad era lo que más rescataba de su fulgurante reaparició­n: “Sentirse querido y ayudado sin pedir nada es una de las sensacione­s más lindas para una persona”.

“Hace nueve años estaba caminando cerca del Dot Baires y me chistan. Me doy vuelta y miro a un tipo desde lejos, pero seguí de largo. Me gritan ‘¡Bobby!’, giro y veo que es un ciruja que sale debajo de un puente, se me acerca, lo reconozco, era Fito, nos abrazamos un largo rato. Mi mujer estaba conmigo y no entendía nada”, recuerda Flores. Y agrega: “Al otro día lo fui a buscar al mismo lugar, lo invité un sandwich y se comió el mío y un resto que quedó en otra mesa. Me contó su historia, me dijo que lo estafaron, que desbarranc­ó... y que no quería victimizar­se ni pedirle nada a nadie. Yo no lo podía creer, el tipo tenía toda la torta, tenía una mansión en Olivos que no te das una idea. Tengo muchas ganas de verlo, le tengo un cariño infinito”.

Frati cree que “es hora de que la vida me devuelva algo, más allá de mis cagadas, creo que merezco salir adelante”. Y si cumple con lo que le dijo a este medio, ya debe tener su notebook tan deseada, auriculare­s modernos y un perfume de esos bien caros. Ah, y ya luce anteojos intelectua­les.

“La vida siempre da revancha, a los buenos tipos les terminan pasando cosas buenas”, fue la última comunicaci­ón con Clarín hace un par de semanas. “Estoy bien, tranquilo, almorzando en Las Cortaderas de Florida. Como decía Mario Benedetti, la patria es el cielo de la infancia, y para mí Florida es mi patria. En un lugar ‘biannn’, como los que yo curtía antes”. ■

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R. ANDRADE Vivía en la calle y ganó un premio en la TV. Mario Rodolfo Frati, tras el concurso, en el shopping donde solía pasar sus días.
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Golpe de suerte. “Fito” ganó 500 mil pesos en “¿Quién quiere ser millonario?”.
 ??  ?? Historia de película. En mayo, tras ganar el concurso, “Fito” le contó a Clarín que estudió en uno de los mejores colegios del país, fue fotógrafo de estrellas de rock, vivió en Italia y terminó durmiendo en la calle.
Historia de película. En mayo, tras ganar el concurso, “Fito” le contó a Clarín que estudió en uno de los mejores colegios del país, fue fotógrafo de estrellas de rock, vivió en Italia y terminó durmiendo en la calle.

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