Clarín

San Lorenzo está de fiesta con el regreso a Avenida La Plata

Mario Rizzi recuerda el último gol en el Gasómetro, junto a Scotta, Rinaldi, Sanfilippo y Perazzo

- Giuliana Pasquali gpasquali@clarin.com

-¿Qué lugar ocupó el Gasómetro en tu vida?

-Fue la facultad de mi vida. Yo era de Junín y, en esa época, cuando terminabas el secundario venías a Buenos Aires a estudiar. Volvías después de seis o siete años con un título, lo ponías en la pared de tu casa y era el orgullo de tus viejos. Yo hice lo mismo, pero en el Gasómetro. Ahí me crié, me enseñaron el respeto a través del fútbol, cultura al recorrer el mundo jugando y disciplina para cuidar el oficio y la salud.

Mario Alberto Rizzi creció frustrando arqueros en los Torneos Regionales de Junín, a más de 200 kilómetros de Boedo. Cuando cumplió 21, en lugar de sumergirse en los libros se despidió de las charlas con papá Omar o las comidas de mamá Haydée para darle rodaje a un sueño en Buenos Aires. Entonces, cambió las caminatas hasta las canchas de los clubes Rivadavia o Jorge Newbery por los viajes en el 126 hasta Directorio y Avenida La Plata, a pocas cuadras del Viejo Gasómetro.

“Cómo nos divertíamo­s”, le susurra Osvaldo Rinaldi, mientras posan para la producción de Clarín. El ariete asiente. “Cuando hacía los goles iba y les agarraba las manitos a los hinchas”, recuerda Héctor Scotta, quien marcó 60 tantos en una sola temporada. “¡Y cuántos habremos gritado, Gringo!”, lo interrumpe José Sanfilippo, artillero del Gasómetro. Poco a poco, los ojos de Mario empiezan a brillar de nostalgia. Walter Perazzo, quien debutó en el anteúltimo partido, agrega: “Estar acá te trae muchos recuerdos y melancolía”. Porque, de tantas historias que brotan del suelo de Boedo, hay una que Rizzi no se permite olvidar: convirtió el último tanto que se gritó en el Wembley porteño. Y, a horas de que San Lorenzo vuelva a tomar posesión sobre esos terrenos, la emoción lo desborda. -¿Cuántas veces soñaste con ese gol contra Cipolletti?

-¿Sabés que no lo vi? Supe que fue gol por el grito de la hinchada y me enteré muchos años después de que fue el último. En realidad, el último partido que jugamos ahí fue contra Boca. Me acuerdo que era capitán y el Loco Gatti me hizo un penal. Lo pateó Huguito Coscia… ¡y lo erró! Gracias a que Hugo erró ese penal yo quedé en la historia del club.

-¿Te acordás cómo fue?

-Fue una pelota a la punta del área grande. Arranco con un marcador brasileño, que era muy rápido. Vamos los dos juntos y lo anticipo: salto calculando que el arquero viene saliendo, toco la pelota y me agarra el defensor. Vuelo, me caigo y, cuando me doy vuelta, veo a todos festejando. -¿Cómo fue contarles a tus hijos que hiciste el último gol?

-(Silencio) Muy fuerte. Me quebré, claro. Pero no hay forma de transmitir­lo. Por más que estemos hablando seis horas, no puedo. Es algo que pasa por las entrañas… Que alguien venga, me de un abrazo y me diga “grité un gol tuyo” es el orgullo más grande de mi vida. Imaginate que ahora tengo al lado a Scotta, Sanfilippo, Perazzo, Osvaldito Rinaldi y los sigo idealizand­o.

Cuando las grúas arrasaron con un pedazo de la historia, Rizzi se negó a pasar por Avenida La Plata al 1700. “Volví después de 10 años, estuve media hora llorando y no me acerqué más. Ahora vine acá y es mágico. Empezás a sentir cosas”, relata, café mediante. Y continúa: “Porque nadie sabía que se iba a ir el Gasómetro. Cuando dejamos de entrenar pensábamos que íbamos a volver, por eso no creamos la dimensión de que iba a ser el último”.

-¿Te imaginás volver a ver un estadio ahí?

-No me imagino el domingo ni lo que va a ser poner un pie ahí adentro. Recorrer mi historia con mis viejos que ya no están y toda la emotividad… Debe ser el partido más importante de San Lorenzo, porque tiene que ver con volver a vivir. Recién hablaba con los muchachos y sentimos lo mismo que cuando jugábamos. Es muy fuerte, porque no soñábamos con esto. Fue una locura de un par de muchachos que al principio causaba hasta gracia, pero el amor y la pasión del hincha hicieron que se torne realidad.

-¿Cuánto te costó pisar el Nuevo Gasómetro?

-Fui dos o tres veces y no pude volver, porque no es la cancha de San Lorenzo. Para mí siguió estando acá. El Gasómetro fue el único. Ni viejo, ni nuevo: único. Y ahora volvemos a soñar por toda la fuerza y la ilusión que pusieron los que empezaron con esta locura. A mí me llamaron a la primera reunión y pensé: “Están locos, delirando. ¿San Lorenzo no puede pagar los impuestos y va a construir un estadio?”. Pero se mezclaba ese 95% de locura con un 5% de ilusión. Esa utopía fue del 5% al 10%, al 15%... Estos locos divinos empujaron con todo y ahora faltan apenas unas horas para volver a entrar. ■

 ?? MAXI FAILLA ?? Todos azulgranas. Mario Rizzi, en el centro, junto a Rinaldi, Perazzo, Scotta, Sanfilippo y un grupo de hinchas en el bar frente al predio.
MAXI FAILLA Todos azulgranas. Mario Rizzi, en el centro, junto a Rinaldi, Perazzo, Scotta, Sanfilippo y un grupo de hinchas en el bar frente al predio.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina