Abrigo y comida caliente, el reflejo solidario ante la noche más gélida
Movidas de asistencia. Se dieron en distintos barrios, con vecinos, grupos de voluntarios y organizaciones solidarias que entregaron sus donaciones.
En distintos barrios de la Ciudad, y en la que se viven las noches más frías en lo que va del año, se multiplicaron las acciones solidarias. Se vio a grupos de voluntarios en recorrida por las calles. Fundamentalmente, para atender a las personas más necesitadas, aquellas que no tienen refugio (ver “Acciones...).
Una de las movidas tuvo lugar en el Estadio Monumental. Allí Juan Carr, uno de los impulsores, se sorprende por lo que le dicen a la pasada. Una pareja le comenta que cuando se subieron al taxi cargados con donaciones, y le contaron al chofer que iban a River, no les quiso cobrar. "Y eso que fue un viaje de más de $ 150 , eh", agrega. Luego de llamar a asistentes para contarles la anécdota, vuelve a los micrófonos: "El promedio de muertes por frío es de 13 o 14 por año. El peor invierno fue el de la nieve, hace 12 años, con 67 muertes. Desde ese año vienen bajando. Pero ahora estamos preocupados. Cinco en 11 días. Es mucho. Por eso estamos haciendo este ruido".
Cuando dice "ruido", Carr se refiere a todo lo que pasa a su alrededor en una de las entradas al Monumental: las familias que se acercan a traer donaciones y las personas en situación de calle que llegan a buscar esas mismas bolsas, que los voluntarios están acomodando contra una de las paredes, del otro lado de las vallas.
Algunas de las personas en situación de calle los encaran antes de que entreguen las donaciones y les preguntan qué tienen adentro. "¿Mantas o frazadas?", pregunta uno con la camiseta de Barcelona. "¿Sabe si hay zapatillas?", quiere saber otro, mostrando las suyas, muy deterioradas. Mientras unos buscan, otros se ponen lo que acaban de recibir. Todos se muestran los guantes de lana, camperones y gorros que encontraron.
Pedro es una de las cerca de 30 personas en situación de calle que se acercaron ayer al Monumental y de cara a la que se estimaba que sería la noche más fría del año. Con el paso de las horas, el número de personas se iría acrecentando. Además de llevarse abrigo y donaciones, el club les permitió quedarse a dormir.
Pedro se había enterado de la movida por la radio, mientras desayunaba en una asamblea popular de San Telmo. "A tres cuadras de donde encontraron muerto al muchacho", aclara. Se refiere a Sergio Zacarías (52), quien habría muerto por hipotermia, a dos cuadras de la Legislatura porteña (ver Más gente...). Es uno de los cinco casos que cuenta Carr.
Su primer problema, recuerda, fue a la vuelta de sus vacaciones de 2016. "Fui a trabajar como todos los días y me encontré con un desalojo de manteros. Me dedicaba a fabricar y vender bolsos de diseños, en Acoyte y Rivadavia. No pude trabajar más. Las máquinas estuvieron paradas... hasta que las vendí". Sin la venta ambulante, dice que le fue imposible conseguir trabajo. Hasta al día de hoy. Y al tiempo terminaría en la calle.
Desde su primera noche sin techo, cada vez que consigue una changa paga una noche de hotel. O se une con otras personas en su misma situación y alquilan una pieza por mes. Esas changas pueden ser de albañil, o cargando escombros, o vendiendo lo que encuentra por la calle en la feria de Retiro. Todos los mediodías va a distintos comedores. "Me vivo cruzando con gente que perdió el trabajo y terminó en la calle por primera vez. Tengo 50 años: pido trabajo y me dicen que soy viejo. Prefieren dárselo a los extranjeros", dice, mientras a su alrededor, las historias como la suya se siguen acumulando. Son hombres y mujeres que llegan solas o en familia. Y ahí, Pedro, prefiere dejar la charla. Dice que mejor ir a abrir las bolsas: no quiere perderse de un buen abrigo y una buena frazada, de cara a la noche más fría del año ■