Clarín

Su primer año en la cárcel, entre peleas y libros de psicología

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Nahir Galarza está alojada en una cárcel común de mujeres de Paraná. Ayer se cumplieron los primeros 365 días desde que entró a prisión, el inicio de los 12.045 días que todavía le restan (equivalent­e a 33 años) para poder recuperar su libertad por el asesinato de Fernando Pastorizzo.

En la Unidad Penal N° 6 hay 88 mujeres presas. El 60 % tiene condena firme y el resto no. La mayoría son internas comunes y están distribuid­as en siete pabellones, donde en cada uno de ellos se comparte casi todo, menos la cama. En uno de esos pabellones está Galarza. Con ella conviven otras cuatro mujeres, todas ellas relacionad­as con policías.

¿Cómo es su día a día? Debe levantarse a las seis y media de la mañana para desayunar y comenzar la jornada de trabajo. Sobre las 13 almuerza con sus compañeras. Después tiene una hora por semana para salir al patio, hacer ejercicio físico, tomar aire y relajarse un poco. La cena es a las nueve de la noche, hora en la que se cierran las puertas del pabellón y las internas se preparan para dormir. Al día siguiente, todo vuelve a empezar.

En este año la gualeguayc­hense, que se transformó en una de las mujeres más jóvenes de la historia criminal argentina en recibir la pena de prisión perpetua, decidió cambiar de carrera: pasó de estudiar abogacía para iniciar la de psicología. “No sé si ejerceré, pero me apasiona el estudio de la mente humana”, dijo, en su momento al portal Infobae.

Su propio juicio le generó decepción con el mundo judicial y por eso abandonó la abogacía: “Prefiero a los abogados de ficción, los que resuelven injusticia­s”, le remarcó a un familiar. Así, Nahir cambió los libros de leyes por publicacio­nes de Sigmund Freud y otras dedicadas a la interpreta­ción de los sueños, uno de sus temas favoritos. También empezó a leer y a estudiar diseño de indumentar­ia. Para ello, se anotó en un taller de corte y confección.

En el medio llegaron las peleas con las internas que comparten el mismo pabellón. A fines del 2018 discutió fuerte con Griselda Bordeira, subsecreta­ria de Seguridad municipal que fue procesada y recibió prisión preventiva por formar parte de una banda narco en Concepción del Uruguay. El cruce incluyó amenazas de muerte cruzadas.

Este año, la misma Bordeira y Ludmila Soto pidieron ser trasladada­s, lo más lejos posible de la adolescent­e. “Temo por mi vida. Nahir no duerme, deambula por el pabellón en actitudes extrañas, como pararse sobre muebles, permanecie­ndo inmóvil, observando un punto fijo por largo tiempo en la oscuridad”, contó Soto y afirmó que Galarza tenía un plan para asesinar a Bordeira y luego fugarse de prisión. ■

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