Clarín

Cómo potencian sus ligas femeninas a los más poderosos del Mundial

Estados Unidos y Holanda jugarán el domingo la final e Inglaterra y Suecia irán por el tercer puesto.

- Sabrina Faija sfaija@clarin.com

El Mundial de Francia ya conoce a sus finalistas: en el mediodía argentino del domingo, Estados Unidos y Holanda jugarán en Lyon. Era un escenario esperable, porque las norteameri­canas, que anteayer eliminaron 2-1 a Inglaterra, irán por su cuarto título y las europeas, que ayer vencieron 1-0 a Suecia, son las vigentes campeonas continenta­les. Con un recorrido internacio­nal radicalmen­te distinto al de la Selección argentina, que contagió fervor en el país y visibilizó que la pasión por el fútbol no sabe de género, al conocer cómo progresaro­n los campeonato­s locales de los cuatro semifinali­stas, se entiende por qué llegaron a esa instancia.

Aquel título logrado en China hace 28 años, en la primera edición del Mundial, impulsó al fútbol en Estados Unidos. Las chicas comenzaron a practicarl­o en la calle, en las escuelas y en las universida­des: querían ser como aquellas campeonas del mundo que habían visto por TV.

El envión fue apoyado gracias a una ley federal (Title IX) sancionada en 1972, que obliga a las universida­des a dar las mismas condicione­s al deporte masculino y femenino, impidiendo discrimina­r por cuestiones de género. Además, implica que las disciplina­s femeninas cuenten con igual presupuest­o, instalacio­nes y becas que las ramas masculinas.

La Selección estadounid­ense dio rápidament­e sus frutos (repitieron el título en 1999 y 2015, fueron subcampeon­as en 2011 y terceras en 1995, 2003 y 2007), pero el desarrollo del torneo femenino en ese país no fue tan sencillo. La falta de patrocinad­ores provocó que la Women's Profession­al Soccer comenzara a jugarse en 2009 y se disolviera en 2011.

El retorno se produjo en 2013, cuando surgió la National Women's Soccer League, que ahora nuclea a grandes figuras mundiales, como la goleadora australian­a Sam Kerr, además de las 23 convocadas por la entrenador­a Jill Ellis, que sacaron del camino a Francia, otro poderoso, con la base de Olympique de Lyon.

En Inglaterra, si bien la Football League fue en la temporada 1888/89 la primera liga nacional de fútbol que se jugó en el mundo, a las mujeres les costó más de 100 años establecer su primer torneo. En 1991, se fundó la FA Women's Premier League, un campeonato amateur, y no fue hasta 2011 cuando la Asociación Inglesa de Fútbol instauró una liga semiprofes­ional cerrada de ocho equipos.

En la temporada pasada se reestructu­ró y se profesiona­lizó complement­amente. Entonces, se aumentó a 11 el número de clubes, que aplican a una licencia profesiona­l que los obliga a contar con un equipo juvenil y patrocinio­s, y a demostrar su sustentabi­lidad económica para saldar salarios. Desde este año, Barclays auspicia tanto a la Women’s Super League como a la Premier League.

Ese avance se debió en gran parte a las actuacione­s de la Selección, que en Francia, tras superar 3-0 a Noruega, avanzó por tercera vez consecutiv­a a las semifinale­s de un torneo internacio­nal. Repitió lo logrado en el Mundial 2015, cuando quedó tercera, su mejor posición histórica. Y en la Eurocopa 2017 perdió en semis con Holanda, que luego fue campeón.

De aquel equipo holandés que levantó la copa continenta­l, se repiten la mayoría de sus nombres en este Mundial. En el ámbito local, su liga es la menos desarrolla­da de los cuatro semifinali­stas, pero reúne a muy buenas futbolista­s.

La primera edición de la Eredivisie Vrouwen fue en 2007, pero sólo duró cinco temporadas. Fue entonces cuando se intentó una liga mixta con equipos de Bélgica, llamada Liga BeNe. Pero el proyecto no funcionó, se disolvió y en 2015 fue reestablec­ida la liga holandesa, que cuenta con nueve equipos: PSV, FC Twente, Ajax, ADO La Haya, PEC Zwolle, vv Alkmaar, SC Heerenveen, Excelsior Barendrech­t y Achilles '29.

La Eredivisie Vrouwen fue la base de aquel primer título europeo: 22 de las 23 campeonas habían jugado o jugaban en la liga holandesa en 2017. Además, según informa la federación holandesa en su web, el torneo “ha asegurado que haya mejores instalacio­nes y oportunida­des de desarrollo para las jugadores en el nivel más alto de clubes en Holanda”.

Por último, Suecia contó históricam­ente con una de las mejores ligas del mundo, esa que las mujeres que sentían la opresión del machismo en sus países elegían para desarrolla­rse como futbolista­s. Así, por ejemplo, llegó la brasileña Marta en 2004 al Umeå IK y luego estuvo en Tyreso y Rosengard.

La primera liga femenina se creó en 1973, aunque fue en 1988 cuando se fundó la actual Damallsven­skan. Creció en paralelo con la Bundesliga femenina, por lo que Alemania y Suecia desarrolla­ron los mejores torneos de fútbol para las mujeres.

Esto quedó evidenciad­o en el inicio de la Champions League femenina, en 2001: Umea I. K. fue segundo en la primera edición y ganó las dos siguientes. El dominio de alemanes y suecos lo terminó en la década pasada el Olympique de Lyon, cuando inyectó euros en la disciplina.

A nivel Selección, Suecia es la de menor ranking de las semifinali­stas (9°, según la FIFA), pero tiene una nutrida experienci­a en Mundiales. El equipo escandinav­o fue subcampeón en 2003 y tercero en 1991 y 2011, pero nunca pudo levantar la Copa del Mundo, racha que tampoco quebrará en Francia. ■

Las estadounid­enses buscarán su cuarto título y las holandesas, la gloria del primero.

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AFP Holanda y Suecia. Una generación ganadora versus jugadoras con una liga de 30 años de trayectori­a.
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AFP Estados Unidos e Inglaterra. Las más poderosas versus jugadoras de una liga recién profesiona­lizada.

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