“La inflación, la recesión... y la vida en pareja”
No es fácil atacar simultáneamente la inflación y la recesión. Muchas recetas para enfrentar la primera, agravan la segunda, son palabras de un economista. Lo leí en el diario del martes 2 de julio, mientras tomaba un jarrito. En forma instantánea pude relacionarlo con la vida en pareja.
Si bien me quejo del precio de la leche, que encarece mi jarrito en el bar, no soy quién para hablar de crisis económica; menos se me ocurre cómo revertirla. He notado cómo actuamos los seres vivos en general: cuando la presa es fácil deja de interesar. Pareciera que ahora todo aquello que era disponible consumir y se puso inalcanzable, desató el deseo irresistible de comprar. Urge tener manteca, leche y yogur. Parece que estuviese hablando de pavadas. Pero, ¡no! El deseo surge ante lo difícil. Si el otro se infla, más inalcanzable se pone, más se desea. Por lo tanto el inflado y deseado, se resisten a ser poseídos, y lo que uno tiene: belleza, talento, habilidades, inteligencia, dones, sex appeal, no alcanza para nada. Pero la cuestión es que cuando la recesión baja y el deseado ya no es tan necesario, muchos hemos hecho dieta por un tiempo, y se ofrece a menor precio, ése, el que quiere consumir, conoció otras segundas marcas muy ricas y naturales, dándose cuenta que no hacía falta tanta leche para vivir, eso es cuestión de los bebés y los terneros. Ojo, lo que no funciona en economía, tampoco en la vida. Y es verdad lo de este economista: imposible atacar los dos problemas simultáneamente. Al bajar precios, no siempre sube la demanda. Lo que se infló, en algún momento se desinfla solo y se queda esperando que algún proveedor inexperto lo compre.
La pregunta es si querés ser comprador compulsivo de amores fáciles y baratos o si te bancás un tiempo los precios cómodos. La seguridad de un amor con altibajos, sin mucha recesión ni demanda, sin un inflado y otro que se desinfla fácilmente. Los economistas deberían ser asesorados por los que mantienen precios y amores cómodos por un tiempo estable y duradero.