Anticipo de ‘Juicio y Castigo’, el nuevo libro de Alfredo Leuco
El periodista de radio Mitre y TN. Reunió varios de los textos de coyuntura y análisis que publicó en los últimos tiempos y que ilustran la actualidad política.
“Como suele ocurrir, Jorge Fernández Díaz dio en el clavo. Su talento periodístico y literario resumió el espíritu de estos textos inflamados: este libro es un combate contra la amnesia social que puede destruir a la Argentina”.
Así comienza el prólogo de “Juicio y Castigo”, de Alfredo Leuco, ilustrado en la tapa con una foto de Cristina Kirchner en el juicio oral y público que está atravesando con varios faltazos. La promesa periodística es contundente: “Alberto presidente es menos de lo mismo”: el autoritarismo K, la fractura social expuesta que resucitó el odio, megacorrupción de Estado y profanación de los derechos humanos.
Dice Leuco en el arranque: “Hace mucho que me pregunto por los motivos que llevaron a mucha gente a 'perdonar' a Cristina y a creer (algunos por ingenuidad y otros por conveniencia) que Alberto Fernández era un hombre republicano y que Néstor Kirchner había sido un santo patrono de la justicia social.
Me sigue generando misterio la fragilidad de la memoria colectiva. Creo que el kirchnerismo es un veneno político que le partió el espinazo a la convivencia pacífica en el país, pero que además es una enciclopedia de engaños.
La entronización de Alberto Fernández se explica con la idea de encubrir todas las verdades que el mismo llegó a decir. No lo quieren recordar pero fue Alberto el que trató a Cristina de “psicópata” y de encabezar un gobierno “psicótico que busca subordinar a la justicia”. Fue Alberto el que escribió: “No estoy a la altura de Cristina. No suelo vivir en la fantasía de los soberbios. Es penoso cómo ella somete a las instituciones” y “es deplorable toda su acción”.
Yo no creo ni apuesto por el rencor. Es el odio añejado. Pero sí creo en la memoria, la verdad, la justicia y la condena, como decían nuestras pancartas en las marchas multitudinarias mientras se replegaba el terrorismo de Estado de Videla y sus cómplices. Eso no significa igualar aquel proceso dictatorial con estos doce años de autoritarismo, mega corrupción y degradación de los valores fundacionales del progresismo.
La historia va a colocar el apellido Kirchner como el que profanó las sagradas banderas de los derechos humanos y las convirtió en una camiseta partidaria manchada por el dinero negro de los Schocklender y compañía.” Los siguientes son otros fragmentos del libro: Cristina es Maduro Cristina es Maduro. O Maduro es Cristina, como usted prefiera. Después de las elecciones, nadie podrá alegar que fue engañado por los chupamedias de Cristina que dicen que ella cambió, que ahora es dialoguista y republicana. Juan Grabois llegó a decir que Cristina maduró. Le pifió por un acento. Cristina no maduró, Cristina es Maduro. Por más que se disfrace de cordero patagónico, sigue siendo un lobo feroz. O mejor dicho, una loba feroz. Quiso instalar el chavismo en Argentina y la mayoría de los ciudadanos se los impidió con sus votos. Pero Cristina no se rinde. Quiere volver por todo. Para reformar la Constitución y colonizar definitivamente a la justicia, para expropiar los medios de Comunicación, y para gobernar con mano dura y autoritarismo. Eso es chavismo kirchnerista.
Alberto, testaferro o sepulturero. Ella lo colocó como su testaferro en el primer lugar de la boleta. Ella está acostumbrada a manejarse con testaferros. Por eso creo que la nueva fórmula del kirchnerismo es menos de lo mismo. La presencia de Cristina sigue produciendo el mismo espanto y Alberto no suma un solo voto. Solo agrega su bajo nivel de conocimiento, su falta de carisma y empatía con los sectores más humildes y una volatilidad de pensamiento que algunos definen como oportunista, otros como impostor y algunos como “camaleón”. ■