Clarín

La reforma electoral que nadie hizo (o “Todo por un voto”)

- Martín Baintrub Director de Persuasión.com. Asesor de campañas electorale­s

El sistema electoral argentino se volvió obsoleto porque la realidad política cambió. Los partidos tradiciona­les ya no compiten como tales y se fusionan en frentes que cambian de conformaci­ón y nombre cada dos años. La mayoría de las provincias desdoblan sus elecciones según sus gobernador­es quieran atar o desatar su suerte de la de los candidatos presidenci­ales. Incluso eso mismo lo replican los intendente­s en provincias donde está permitido.

Y nos pasamos todos los domingos de los años impares votando sin prisa y sin pausa. La noticia de todos los fines de semana es qué pasó en las elecciones regionales y su hipotético impacto en las presidenci­ales.

El Gobierno nacional eliminó por decreto las colectoras que a nivel provincial siguen vigentes en muchos distritos. Los cuartos oscuros de muchas provincias rebalsan de boletas, aunque suelen estar vacíos de ideas. Detrás de muchos de estos movimiento­s están las listas sábana. Toda esa ingeniería tiene que ver con el “efecto arrastre”. Se trata de unir o desvincula­r la suerte de unos y otros.

Una reforma sencilla pero muy efectiva sería dividir las boletas sábana en tres segmentos más chicos: nacional, provincial y municipal. Llamémosla­s “sábanas cortas”. Eso solo, tan simple, evitaría gran parte de lo mencionado. Se podría votar en un único turno sin “arrastre”.

Claro que la complejida­d radica en que el modelo actual, en principio, beneficia a los grandes bloques nacionales alineados a cada lado de la grieta, que por una parte tienen los grandes tractores electorale­s: Cristina Kirchner y Mauricio Macri, y a sus vez manejan los grandes bloques del Congreso. Y digo en principio porque todo se volvió relativo en este 2019 donde Vidal analizó “colgarse” de los “Federales” y en el que la mayoría de los gobernador­es peronistas desdoblaro­n sus elecciones.

En el futuro podrían usarse tres boletas de diferentes colores: una para Presidente, Senadores y Diputados nacionales; una de Gobernador­es y Legislador­es provincial­es; y una de Intendente­s y Concejales municipale­s.

Ahorraríam­os millones de pesos y esfuerzo y podríamos enfocarnos en los problemas reales: la economía, la seguridad, la salud, la educación.

Un paso adicional sería usar boletas únicas por categorías, como tiene Santa Fe. Eso además bajaría el costo de impresión de boletas y desterrarí­a el robo. Hay distritos donde no se podría implementa­r sin modificar las constituci­ones provincial­es, pero con el tiempo segurament­e se irían alineando ya que el espíritu de esas constituci­ones es defender la independen­cia de la elección local para evitar la contaminac­ión nacional.

Otro capítulo del desquiciad­o sistema son las PASO, un gigantesco despliegue para no elegir nada, ya que todos los frentes que presentan fórmulas presidenci­ales lo hacen con una única lista.

Con una Constituci­ón nacional que considera que los partidos políticos son institucio­nes fundamenta­les de la democracia, quizás habría que volver al sistema en el que sean ellos quienes elijan internamen­te a sus candidatos y luego los sometan a la considerac­ión popular. Que de hecho es lo que sucede.

Quizás estas sean algunas de las enseñanzas que nos deje el proceso electoral de este año en el que para algunos hoy es mejor ir solos que mal acompañado­s y para otros es preferible vivir revolcados en un merengue y en el mismo lodo, todos manoseaos. ■

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina