Clarín

El remate de un bastón y el recuerdo de un amor prohibido en el Titanic

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El bastón era de vanguardia para la época: podía emitir luz. El 19 y 20 de este mes, en Newport, EE.UU., la casa de subastas Guernsey lo sacará a remate con una base de 100.000 dólares. Quien se quede con él cuando el martillo baje se estará llevando más que un pulido trozo de madera, se quedará con parte de la historia del hundimient­o del Titanic, uno de los hechos memorables del siglo XX.

En aquella fatídica noche del 15 de abril de 1912, el bastón estaba en las manos de una pasajera de primera clase que había logrado un lugar en el bote salvavidas número 8.

Según relata Walter Lord en su libro Una noche para recordar, la señora Ella White no ayudó a remar en su bote, si no que se autodesign­ó “señalera” y se dedicó a agitar su bastón luminoso para llamar la atención de los barcos que llegaban a la zona del desastre.

Tras la tragedia, la señora White -neoyorquin­a nacida en 1856- participó como testigo en las audiencias judiciales sobre el naufragio, y los diarios de la época relataron la historia de su bastón luminoso.

Ella White abordó el Titanic como pasajera de primera clase en Cherbourg, Francia, el 10 de abril de 1912. Había estado viajando por Europa y regresaba a Nueva York en el viaje inaugural del Titanic. Durante sus vacaciones se había lesionado un pie, por eso usaba un bastón.

Tras abordar el barco, la señora White se dirigió a un apartament­o de primera clase en la cubierta C, de donde no salió hasta después de que el Titanic golpeara el iceberg fatal. En su recamara, estuvo acompañada de Marie Grice Young, una reconocida profesora de piano.

OutSmart, una publicació­n estadounid­ense destinada a público LGBTQ, publicó en 2015 un artículo sobre los pasajeros gay y lesbianas del Titanic en el que se hace referencia a una relación que para la época resultaba “descarada”, de 30 años de duración entre Ella White y la maestra de música Marie Grice Young.

Ella White murió el 31 de enero de 1942, mientras vivía con Marie Young en el Hotel Plaza de Nueva York. El bastón pasó a manos de una sobrina de Ella, que lo legó a su hija, quien a su vez se lo dejó a su hijo, Brad Williams, un coleccioni­sta de 59 años que lo mantuvo en un porta paraguas con otros 35 bastones.

Arlan Ettinger, presidente de la casa de subastas Guernsey, describió el bastón de Ella White como uno de los objetos más extraordin­arios que sobrevivie­ron al hundimient­o. “Es un artículo legendario del cual sin duda han escuchado hablar los entusiasta­s del Titanic”, dijo. “La mayoría no saben que aún existe. La familia no hizo nada para publicitar su existencia, así que es un descubrimi­ento muy emocionant­e”, agregó.

Los vendedores estiman que podrían a llegar a recibir hasta medio millón de dólares por el bastón, que todavía emite luz. ■

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A subasta. El bastón es de 1912 y su precio base es US$ 100 mil.

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