Los gremios K desentonan con la moderación que reclama Alberto F.
En los últimos días, un par de sindicatos cuyos líderes tienen una innegable afinidad con el kirchnerismo, ocuparon espacios en los medios por actitudes que causaron inocultables enojos en el público o al menos inquietud en determinados sectores del empresariado. Por un lado, los gremios aeronáuticos que aplicaron una medida de fuerza justo en el arranque del fin de semana largo. Por el otro, el gremio bancario, cuyo secretario general salió a decir que quería afiliar a La Bancaria a los, dijo, 6.500 trabajadores que hoy desarrollan su actividad en las denominadas “fintech”, empresas de base tecnológica que prestan diferentes servicios en el mercado financiero.
La actitud desafiante de los gremialistas Pablo Biró (pilotos) y Ser
gio Palazzo (bancarios) se hizo presente justo cuando el candidato a presidente que recibe el apoyo del kirchnerismo, Alberto Fernández, busca deshacerse en gestos de moderación y cordialidad, que a veces no le salen, por cierto. El desafío de los gremialistas contrasta con el “vamos a volver mejores” que busca instalar Alberto Fernández.
La brutal pelea entre dos fracciones del gremio de los trabajadores de la carne podría inscribirse en ese hilo de gremios que no hacen más que inquietar al menos al sector de votantes moderados y/o indecisos que se disputan tanto el kirchnerismo como el oficialismo.
El paro de los pilotos disparó una dura réplica del conjunto de los empresarios agrupados en IDEA, en línea con un viejo reclamo del Gobierno, quién más de una vez les pedía alzar la voz para, robándole el concepto al candidato a diputado Sergio Massa, “defender lo bueno y criticar lo malo”. Al final, lo hicieron.
El desafío de La Bancaria a las fintech, personificado en la figura de Marcos Galperín, también disparó duras réplicas. De Mercado Pago (controlada por Mercado Libre) de la cámara de Fintech y del propio Gobierno. Estas últimas escaramuzas preanuncian, tal vez, lo difícil que será para el próximo Gobierno encarar institucionalmente la denominada reforma laboral que -dada las exigencias de ganancia de competitividad a la que obligará el acuerdo Unión Europea - Mercosur- cobrará lugar en la agenda del 2020.
El Gobierno querrá mostrar que los cambios al régimen laboral rinden frutos y pondrá como ejemplo lo que sucede en Vaca Muerta. Los gremios responderán con los temores a la precarización laboral.
En cualquier caso, las apariciones sindicales deben estar causando cierto resquemor en el tinglado kirchnerista, que busca embanderarse en una moderación que, a veces, no les sale bien.
Estas escaramuzas tal vez preanuncian lo que pueda ocurrir cuando se hable de reforma laboral.