Nadie lo esperaba de un anticomunista
15 de julio de 1971 (48 años)
Richard Nixon sorprende al mundo y deja mudo a Estados Unidos. En un mensaje por radio y televisión anuncia que viajará a China antes de mayo de 1972. Era lo último que se podía esperar de un fervoroso anticomunista que en los años 60 había jurado que, si era gobierno, jamás iba a establecer relaciones con el país de Mao Tsé Tung. Pero la necesidad tiene cara de hereje, en este caso la de Henry Kissinger. El consejero y mano derecha del presidente, quiere contrarrestar el poderío de la URSS y abrir un nuevo mercado comercial, enorme, para Estados Unidos. También flota en el ambiente el drama de Vietnam. Saigón, el Norte comunista, tiene el apoyo chino y Nixon busca “una paz con honor” que frene las muertes americanas en aquella tierra inexplicable. Difícil. Al final, Nixon viajó a China en febrero de 1972 y se abrazó con Mao, cosas veredes, Sancho. Estados Unidos se fue de Vietnam en 1973. Pero ya había estallado Watergate y Nixon estaba cercado. Renunció en 1974.