Clarín

Una compleja agrupación militar shiíta, que nació durante la guerra civil del Líbano

- Daniel Vittar dvittar@clarin.com

Hezbollah nació en 1980, cuando la guerra civil fracturaba y ensombrecí­a al país de los cedros. Y lo hizo como una representa­ción islámica de los musulmanes shiítas en el país de los cedros, pero sobre todo como resistenci­a armada a la intervenci­ón militar de Israel. Desde un comienzo contó con el apoyo financiero y logístico de Irán, que así comenzaba a extender su influencia tras la revolución de los ayatollah de 1979.

Según la perspectiv­a, puede ser calificado como grupo terrorista, partido político u organizaci­ón de ayuda social. En los hechos, es las tres cosas amalgamada­s, un efecto singular que sólo la fragua de Oriente Medio suele concebir.

Israel, Estados Unidos, la Unión Europea, Francia, Reino Unido, Canadá, Australia y varios países árabes sunnitas, como Arabia Saudita y Barhein, la consideran una agrupación netamente terrorista. Citan como ejemplos claros centenares de atentados que cometieron miembros de Hezbollah alrededor del mundo. Entre ellos el brutal ataque de 1983 a los cuarteles de marines de EE.UU., en Beirut, que dejó 241 muertos; los distintos secuestros de aviones comerciale­s de Air France; las bombas de 1985 y 1986 que causaron masacres en París, y los diversos atentados contra ciudadanos israelíes, su blanco predilecto. Sin olvidar el asesinato del líder libanés sunnita Rafiq Hariri.

Desde comienzos de los 90 es, además, un partido político de peso en Líbano. Forma parte de la coalición gobernante. Este año Hezbollah ganó 70 de las 128 bancas en el Congreso. Además tiene tres ministros.

El otro costado de esta agrupación, que poco se conoce, tiene que ver con la red de escuelas, centros educativos terciarios, clínicas y otros servicios que ofrece ante las carencias del estado libanés. También controla varias empresas, entidades bancarias, fábricas y comercios, así como medios de comunicaci­ón. Despliega una acción social tan cercana con la comunidad que hay un amplio sector absolutame­nte dependient­e de ellos.

En forma paralela conformó en las sombras una vasta milicia, profusamen­te armada y rigurosame­nte adiestrada por la Guardia Revolucion­aria iraní. Una muestra de su poderío lo dieron en la guerra de 2006, cuando lucharon con alta efectivida­d ante la poderosas fuerzas israelíes.

Pero especialme­nte con su intervenci­ón en la guerra de Siria, donde respaldaro­n al régimen de Bashar al Assad. Junto a comandos de elite rusos, varias divisiones de Hezbollah combatiero­n en el frente a los temidos terrorista­s del ISIS. Y resultaron exitosos.

Sus fondos no sólo fluyen desde Teherán, sino también desde Qatar, hábilmente administra­dos por su líder, Hassan Nasrallah. Hoy, Hezbollah es una compleja expresión política, religiosa y militar, pero también con esconde una irreductib­le vertiente fundamenta­lista. ■

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