Cómo hará Boca para compensar los goles que se van con Benedetto
Quedan Ábila y el recién llegado Hurtado pero Alfaro quiere uno más: ¿Boselli, Vargas, Carrillo, Stuani?
Los 45 goles en 76 partidos (0,59 de promedio, el más alto después de Palermo) hablan del poderío goleador de Darío Benedetto, ese nueve que puso un millón de dólares de su bolsillo en 2016 para cumplir su sueño de vestir la camista azul y oro. En todo ese tiempo logró un bicampeonato local, una Supercopa Argentina y a puro grito de gol llegó a la Selección Argentina. A horas de partir a Olympique de Marsella para cumplir el único reto que le faltaba en su carrera, jugar en Europa, en Brandsen 805 empiezan a imaginarse cómo reemplazarlo.
Si juega o no ante Athletico Paranaense en la serie de octavos de final de la Copa Libertadores (el club debería pagar un seguro si es que acepta el modo de pago de los franceses) termina siendo un drama menor. Los 18 millones de dólares que entrarán en el club por su venta después de que Boca pagara 6 millones por él hace tres años, dan cuenta de una tesorería llena pero de tiempos escasos en un mercado incómodo para la Argentina, con Europa recién moviéndose y con los futbolistas de elite especulando.
El goleador con el que se quedará Boca es Ramón Ábila ( 22 festejos en 49 partidos con el club) pero Gustavo Alfaro había advertido que necesitaría de otros dos futbolistas si se quedaba sin Pipa. Así será. Boca reemplazará a Benedetto con dos hombres de ataque. Uno ya está: Jan Hurtado. Por el otro se negocia. ¿Quiénes son?
Guido Carrillo fue el apellido que reunió consenso entre la dirigencia, el mánager y el entrenador. Pero el ex Estudiantes de La Plata, a sus 28 años, prefiere continuar su carrera en Europa. En la última temporada jugó en Leganés pero el club dueño de su ficha, Southampton, pretende cederlo a otro club del Viejo Continente antes que devolverlo a Sudamérica. No se trata de dinero, sino que el equipo inglés prefiere que su jugador tenga competencia en Ligas más competitivas que la de Argentina
Las opciones del chileno Eduardo Vargas (la decisión familiar es no arribar a la Argentina) y del uruguayo Christian Stuani (pidió tiempo para contestar porque analiza propuestas de España y México) quedaron atrapadas en un contrarreloj en el que Boca no puede demorar porque el inicio de la competencia está cerca. El problema es claro: mientras Europa cierra su mercado en septiembre y los clubes y los futbolistas especulan hasta el final, en Sudamérica hay pocas herramientas a mano para concretar refuerzos porque aquí la ventana de mercado cierra antes porque sea reanuda la Copa Libertadores
Las alternativas de Franco Di Santo, quien tiene el pase en su poder tras el descenso con Rayo Vallecano, y del ex Unión Franco Soldano (un apellido que sugirió el entrenador) se analizaron al detalle pero quedaron por detrás de la evaluación que se hizo de la situación de Mauro Boselli, un viejo conocido.
Los 11 goles en 59 encuentros en Boca en tiempos en los que Rodrigo Palacio y Martín Palermo dejaban poco margen para asomarse a la titularidad no solo son un buen recuerdo en una porción de los hinchas. También son un antecedente que muestra a Boselli la franja horizontal amarilla en el pecho no le pesó. No es poco. Tampoco el recuerdo de su paso por Estudiantes. Esta semana se conmemoraron los 10 de la Libertadores, en cuya final Boselli hizo el gol que valió el título. Una medalla que puede colgarse el delantero.
Sin continuidad en Corinthians pero con una idolatría todavía caliente en México donde hizo 130 goles en León y logró dos títulos, el delantero de 34 años tiene decidido retornar al fútbol argentino. El sí a Boca ya se lo aseguró a través de su representante y espera las horas para confirmar su vuelo de San Pablo a La Boca para entrar nuevamente en los pasillos de La Bombonera. Tal vez se acerque la hora del reencuentro de Boselli con los hinchas de Boca. ■