Clarín

“La evolución sociocultu­ral del Conurbano debe ser política de Estado”

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Nuestro país no tiene un proyecto nacional que a través de políticas de Estado asegure a los argentinos el camino hacia el progreso. Pareciera que cada gobierno llega para corregir o descartar los resultados de la gestión del anterior, respondien­do a los espasmos ideológico­s del gobernante de turno, sin que se materialic­e el avance que conduzca a una mejor forma de vida de sus habitantes. Dentro de ese hacer y deshacer surgen los innumerabl­es problemas que plantea desde hace décadas la organizaci­ón social y cultural del Conurbano.

A pesar de los esfuerzos de las autoridade­s provincial­es por dotar a los partidos del Gran Buenos Aires de la infraestru­ctura que le asegure a la población el tan ansiado bienestar, la labor de los intendente­s no ha sido efectiva, y deficiente la aplicación de los recursos del Fondo del Conurbano. Una breve recorrida por el estado actual de partidos como Avellaneda, La Matanza, San Martín y tantos otros permitirá concluir en que se ha priorizado la preservaci­ón del espacio electoral por sobre las necesidade­s de sus pobladores. El Conurbano sigue siendo tierra de nadie, y ofrece riesgos transitar sus calles a toda hora, donde está ausente la seguridad, por la acción de la delincuenc­ia y la ineficacia de la Policía bonaerense, donde el narcotráfi­co envenena la mente de la juventud , donde escasea el agua potable, no hay medios de transporte­s confiables, falta iluminació­n, no hay cloacas y las condicione­s de tal entorno inciden en la salud y la educación con sus calles sin asfaltar invadida por el lodo que dejan las inundacion­es, contribuye­ndo a la aparición de villas donde proliferan las viviendas precarias en la que se dan todas las miserias humanas que atentan contra una forma de vida digna. Además, las industrias instaladas en el Gran Buenos Aires, en su mayoría, no respetan las disposicio­nes en materia de emisión de efluentes sólidos, gaseosos o líquidos que contaminan el medio ambiente. Todo ello determina un panorama de carencias sumamente conflictiv­o que admite el albergue irrestrict­o de la delincuenc­ia y sirve de albergue a los malvivient­es, de cuyos robos, asaltos y crímenes da cuenta la crónica policial al referirse al delito de cada día. El Conurbano posee una población en más de 15 millones de habitantes, más del 30% de la población total del país y debería por su importanci­a concentrar una labor conjunta planificad­a y coordinada de autoridade­s nacionales, provincial­es y municipale­s para que sus límites territoria­les dejen de ser la expresión de la tierra de nadie. Del peligro de transitarl­os y de la humillació­n de habitarlos por sus carencias. De allí que pienso que la evolución social y cultural del Conurbano debe ser política de Estado. Creo que la administra­ción de sus recursos debería ser legislada como tal y el control de su afectación sometido a la decisión conjunta y coordinada de un organismo del que participen las representa­ciones comunales de cada partido del Gran Buenos Aires.

Víctor La Pietra lapietrav-@hotmail.com

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