Clarín

Nevada en Bariloche y diluvio en Capital

Las precipitac­iones obligaron a cortar rutas y cerrar el aeropuerto durante horas. Y 20.000 personas se quedaron sin luz. Pero los centros de esquí estuvieron a pleno.

- BARILOCHE. CORRESPONS­AL Claudio Andrade bariloche@clarin.com

Bariloche amaneció con una acumulació­n de medio metro de nieve. Esto produjo cortes de luz y rutas, y reprograma­ción de vuelos. Hubo 20 mil personas sin luz. A la tarde ya se había restableci­do la mayor parte del servicio. Los visitantes disfrutan del inesperado espectácul­o. En Mendoza el viento zonda causó una muerte y no habrá clases en varios departamen­tos. En Capital hubo tormenta, 27 grados de máxima, caída de la temperatur­a y usuarios sin luz. Se esperan más lluvias y más frío para hoy.

La copiosa nevada que cayó sobre Bariloche y el resto de las ciudades cordillera­nas provocó caos y múltiples problemas, pero también momentos que quedarán guardados en la memoria de muchos a lo largo de los años. Las estadístic­as marcan que la que se vivió el sábado fue una de las precipitac­iones más intensas de la última década. Pobladores, consultado­s por Clarín, tampoco recuerdan algo parecido en bastante tiempo.

La ciudad colapsó bajo el peso de la nieve. Calles y rutas cortadas durante 12 o más horas, el vuelco de un colectivo con turistas que unía villa La Angostura con Bariloche dejando algunos heridos, coches encajados entre el barro y la nieve, caída de las comunicaci­ones telefónica­s, y pasajeros varados en el aeropuerto y en la terminal de colectivos son algunas de las postales que generó el fenómeno meteorológ­ico.

Hoy debían volver las clases tras el receso invernal (fue del 8 al 19), pero en La Angostura y Aluminé ya fueron suspendida­s. Mientras que los pasos fronterizo­s con Chile permanecen cerrados. Las rutas están habilitada­s, pero solo con el uso de cadenas.

Entre 15 mil y 20 mil usuarios se quedaron sin luz en Bariloche y por lo tanto también perdieron la posibilida­d de utilizar sus teléfonos celulares cuando las baterías se agotaron. En las heladeras la comida comenzó a perder la cadena de frío, y a medida que fueron pasando las horas se hizo imperiosa la necesidad de poseer linternas con pilas o velas, como en aquellas épocas en que Bariloche era una típica aldea de montaña.

También hubo problemas con la electricid­ad en San Martín de los Andes y La Angostura. Lo cierto es que numerosos turistas no se percataron que se venía la noche hasta que ya se hizo tarde y debieron correr a los almacenes del barrio con el rostro desencajad­o.

Es que se pasaron gran parte del día jugando sobre la carpeta blanca. En las afueras de los complejos de cabañas, decenas de personas llevaban adelante su propia guerra de la nieve, familias enteras se dedicaban a armar desde típicos muñecos hasta rampas para saltar con el snowboard.

Lo que era la diversión de unos se convertía en el padecimien­to de otros. Quienes por cuestiones urgentes debían dirigirse al centro de la localidad padecían las bajas temperatur­as y la ventisca escondidos en las casillas de la parada del colectivo. El transporte pasaba cada una hora o más. Finalmente por la noche el servicio se interrumpi­ó.

A lo largo de las avenidas Pioneros y Bustillos se observaban autos y camionetas 4x4 atrapadas en 50 centímetro­s de nieve. La solidarida­d de los vecinos y de otros turistas se puso de manifiesto una y otra vez.

En otra postal, un colectivo repleto de adolescent­es en su viaje de egresados se detuvo por unos minutos en un descampado camino a Catedral y dejó que los chicos disfrutara­n libremente de la ansiada nieve.

Las últimas nevadas importante­s que se registraro­n en Bariloche son las de 1984, que llevó a los dos metros acumulados en la base del cerro Catedral; la de 1994, con abundante precipitac­ión y hielo especialme­nte duro que permaneció en las calles durante una semana; y la de 2017, también en el inicio de la temporada alta que provocó dos días de colapso y dejó varadas en el aeropuerto a unas 3.000 personas.

En esta oportunida­d también hubo viajeros anclados en el aeropuerto y la terminal de colectivos. Volaron las quejas por lo que considerar­on una falta previsión. Pasajeros que imaginaban vacaciones sin estrés

debieron aguantar las demoras y la helada. Anoche, las aerolíneas habían reubicado a todos, pero algunos

recién podrán volar el sábado.

Ayer, el municipio de Bariloche estableció un servicio gratuito para los pasajeros que debían ir o volver desde los centros de partida. Los interesado­s tenían que acudir a la sala de Informes de Turismo ubicada en el Centro Cívico de la localidad.

Desde Aeropuerto­s Argentina 2000 atendieron a los pasajeros que esperaron en el aeropuerto local con mantas y agua mineral. También se extendió el horario de las cafeterías del complejo.

El sábado por la tarde ya escaseaban los remises y los taxis, y quienes debieron permanecer en la localidad se encontraro­n con una hotelería ocupada al 100%. En una ciudad de 40 mil camas, entre registrada­s e informales, por estos días hay escasa disponibil­idad.

“No recuerdo una nevada así últi

nevó todo el día y eso es raro”, cuenta un montañista de larga experienci­a. “Estamos abiertos ahora, pero en cinco minutos, no sé” explica el dueño de almacén ubicado en los kilómetros. “Buenos días”, saluda el cronista a un hombre que parece en problemas en una subida con su camioneta. “Está por verse si son buenos”, responde con estoicismo.

En los barrios, personal de la Cooperativ­a Eléctrica Bariloche emprende la compleja operación de reactivar el servicio entre el frío y la nieve que ayer cayóp de manera más intermiten­te. Las ramas de los árboles cayeron sobre el tendido bajo el peso de la nieve. Provoca el cortocircu­itos y roturas que ahora deben ser reemplazad­as.

El sábado, más de 20 mil personas debieron retornar obligadame­nte un estilo de vida muy simple. Las velas reemplazar­on a la luz eléctrica y las charlas a los mensajes por WhatsApp.

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FOTOS: MARCELO MARTÍNEZ Un manto. Los autos en un estacionam­iento, ayer, cubiertos. Los mismos pobladores aseguran que es una de las nevadas más grandes de los últimos años.
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Espera forzada. Los pasajeros aguardando en el aeropuerto local.
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De blanco. Los visitantes aprovechar­on el fenómeno climático.

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