Clarín

El humo del incendio en la Amazonia llega a la Argentina

El mandatario, bajo presión de los países europeos y críticas ambientali­stas, envió fuerzas militares a la región para combatir delitos ecológicos y focos de incendio.

- BRASILIA. Guido Nejamkis Gnejamkis@clarin.com

La tragedia ecológica en Brasil desató una ola de críticas contra Bolsonaro. Francia e Irlanda amenazan con romper el acuerdo entre Europa y el Mercosur. El humo de los incendios llegó al norte del país y podría extenderse hasta Buenos Aires.

El presidente Jair Bolsonaro autorizó el viernes el uso de las Fuerzas Armadas para combatir los incendios en la Amazonia, y convocó a los gobernador­es de los nueve estados brasileños por los que se extiende el mayor bosque tropical del planeta para tratar de contener la devastació­n, que amenaza con desatar un boicot mundial a las exportacio­nes del poderoso agronegoci­o de Brasil.

La selva amazónica registraba hasta el 20 de agosto 1.000 focos de fuego diarios, un desastre que provocó una gran cortina de humo en Sudamérica y alarma internacio­nal, con llamados de líderes de Francia y Alemania a tratar la crisis ambiental en la cumbre del G7, este fin de semana.

Bolsonaro, en un mensaje por cadena de radio y TV, dijo que su gobierno “actúa para contener la deforestac­ión” y tiene “tolerancia cero con la criminalid­ad” incluso en el área ambiental, pero aseguró que “los incendios forestales se producen en todo el mundo y no pueden servir como pretexto para sanciones comerciale­s”. Además, resaltó que Brasil es un país ejemplo en materia de sustentabi­lidad y negó que los incendios en la Amazonia estén fuera de control.

El fuego acentuó la presión sobre Brasil, con pedidos de países desde la Unión Europea para vetar las importacio­nes de carne vacuna desde el mayor exportador mundial de proteína animal y amenazas a la aprobación del reciente acuerdo comercial con el Mercosur, lo que agitó temores de empresario­s de la mayor economía latinoamer­icana a enfrentar represalia­s comerciale­s.

“Estamos frente a un ataque especulati­vo europeo”, denunció el ministro-jefe de la Casa Civil (jefe de Gabinete) del gobierno brasileño, Onyx Lorenzoni.

Las críticas europeas, sin embargo, fueron compensada­s con una oferta de ayuda a Bolsonaro del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien dijo por Twitter que su país está listo para ayudar a combatir el fuego en la Amazonia y que sus relaciones con Brasilia están mejor que nunca.

La destrucció­n del hogar del 10% de la biodiversi­dad conocida se aceleró este año, con un incremento de un 84% de los incendios entre enero y agosto respecto al mismo período del 2018, ritmo que se intensific­ó en las últimas semanas.

Según datos del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), un organismo estatal cuyos datos fueron cuestionad­os por Bolsonaro, la Amazonia tuvo hasta el 20 de agosto 23.000 focos de incendio. El número es menos de la mitad del récord registrado en el 2005, con 51.457 focos, con la diferencia de que este mes no presentó un clima extremamen­te seco, lo que contribuye a esparcir los incendios.

Bolsonaro mantuvo dos reuniones con ministros en menos de 24 horas para tratar la crisis ambiental, luego de una semana en la que culpó a ONGs por los focos de fuego en la Amazonia y acusó, también, al presidente de Francia, Emmanuel Macron, de tener “mentalidad colonialis­ta” por su propuesta de tratar la cuestión amazónica en el G7, sin participac­ión de los países de la región.

Entre tanto, Finlandia, a cargo de la presidenci­a rotativa de la Unión Europea (UE), condenó la destrucció­n de la selva y llamó al bloque a restringir las importacio­nes de carne vacuna desde Brasil.

El general Eduardo Vilas-Boas, un ex jefe del Ejército de Brasil y asesor gubernamen­tal con amplia ascendenci­a en esa fuerza militar, dijo en Twitter que “con una claridad difícilmen­te vista, estamos asistiendo a un país europeo más, esta vez Francia, por intermedio de su presidente Macron, realizar ataques directos a la soberanía brasileña, que incluye, objetivame­nte, amenazas de uso de poder militar”.

En la misma línea, el jefe del Ejército, Edson Leal Pujol, quien compartió con Bolsonaro una ceremonia por el Día del Soldado, aseguró que la fuerza está lista para defender la selva. “A los incautos que insisten en tutelar los designios de la brasileña Amazonia, no se engañen: los soldados del Ejército de Caxias (por el Duque de Caxias, patrono del Ejército brasileño) estarán siempre atentos y vigilantes, listos para defender y repeler cualquier tipo de amenaza”.

Los incendios se concentran en los municipios que tuvieron las mayores áreas deforestad­as, según el Instituto de Pesquisa Ambiental de la Amazonia (IPAM). El fuego es considerad­o el proceso final de la deforestac­ión y sirve para limpiar áreas que luego se destinarán al pastoreo o, en menor medida, a cultivos.

Según el gobierno, Brasil, que pasó en las últimas décadas de importador a gran exportador de alimentos, logró conciliar mayor productivi­dad agropecuar­ia con preservaci­ón, al incrementa­r su producción en más de 350% en un área sólo 33% mayor. También afirma que un 60% de su territorio está cubierto por vegetación nativa protegida.

La presión internacio­nal, sin embargo, viene creciendo. Alemania y Noruega congelaron el llamado Fondo Amazonia, que financiaba proyectos para preservar la selva, en protesta por el aumento en la deforestac­ión. Manifestac­iones en Londres, Berlín, Dublín, Madrid y París y en otras ciudades, incluso en Brasil, reclamaron la protección de la Amazonia.

La selva ya sufrió un acelerado grado de destrucció­n en el primer semestre, cuando perdió por deforestac­ión 2.273 kilómetros cuadrados, un área equivalent­e a 11 ciudades como la de Buenos Aires o 318.000 estadios como el Maracaná. ■

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EFE Combatiend­o al fuego. Un bombero, entre las llamas que azotan la Amazonia.
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AFP Destrucció­n. En el primer semestre, la Amazonia perdió por deforestac­ión 2.273 km cuadrados, un área equivalent­e a 11 ciudades como Bs. As.

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