Clarín

El doble juego para que el Presidente también sea candidato

Estrategia. Un sector del oficialism­o esgrime que el kirchneris­mo busca que la situación económica empeore.

- Walter Schmidt wschmidt@clarin.com

La polarizaci­ón promovida por los estrategas electorale­s del Gobierno se estrelló con la realidad del día después de las elecciones PASO. La cerrada confrontac­ión entre macrismo y kirchneris­mo terminó benefician­do al espacio opositor, pero ambos polos chocaron con los mercados, que exigieron racionalid­ad y previsibil­idad. Casi una utopía.

Tanto la conferenci­a de prensa de Mauricio Macri la mañana siguiente a los comicios como los dichos de Alberto Fernández sobre un virtual default y la necesidad de negociar con los acreedores, derrumbaro­n los bonos argentinos en Wall Street y dispararon el riesgo país, además del dólar, sinónimo de inflación.

Esto obligó a ensayar un clima de cordialida­d en los contactos telefónico­s entre Macri y Fernández. Una multiplici­dad de expresione­s moderadas, sumado al descenso de cruces mediáticos, frases amenazante­s o el conflicto en las calles, parecieron dejar lugar a una atmósfera de calma preelector­al.

Pero ese contexto le sirve al peronismo, no al Gobierno, cuyo Presidente es candidato a la vez. Por eso es lógico que en el oficialism­o se planteé una división de tareas.

Un sector de Juntos por el Cambio continúa enojado como el Macri del lunes 12 de agosto. No sólo considera necesario salir a cruzar duro al kirchneris­mo con el eje en la corrupción sino que está convencido que la estrategia del Frente de Todos está basada “en que la situación empeore y que Alberto Fernández aparezca como el salvador”, según un operador macrista.

“Las declaracio­nes no las hacen con ingenuidad, las hacen con un sentido. Disparan y después salen a bajar el tono. La estrategia de Cristina es que haya una megadevalu­ación y que se produzca un efecto (Jorge) Remes Lenicov”, aseguran cerca de Macri, en alusión a la fenomenal pérdida del valor del peso frente al dólar ocurrido en los primeros meses del gobierno de Eduardo Duhalde en 2002.

Con el mismo razonamien­to, en algunos despachos de la Casa Rosada creen que el peronismo continuará formulando definicion­es que horaden la Economía en variables como el dólar, el riesgo país, la inflación y las expectativ­as. “Entonces, que el Gobierno pague el costo y que llegue el kirchneris­mo con la imagen de reconstruc­ción, pero que antes vuele todo por el aire”, dicen.

Dos de las espadas que encabezan la contraofen­siva oficialist­a son el candidato a vice, Miguel Pichetto, y la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrio.Cerca del senador peronista consideran que cuando Alberto Fernández habla de reestructu­rar la deuda “no es que desconoce el concepto sino que trabaja con la técnica de error y enmienda, eso es muy viejo”.

Citan a modo de ejemplo cuando, en la transición entre el mandatario saliente Raúl Alfonsín y el entrante Carlos Menem en 1989, el economista asesor del riojano, Guido Di Tella, sorprendió anticipand­o que el presidente electo quería un “dólar recontra alto”. Sus declaracio­nes aceleraron cualquier proceso en marcha hasta desembocar en la hiperinfla­ción.

“La fragilizac­ión de la figura presidenci­al es directamen­te proporcion­al al valor del dólar”, afirmó uno de los hombres de Macri.

La otra bronca de “los oficialist­as confrontat­ivos” apunta por igual a empresario­s y la Iglesia, en un tiro por elevación al Papa Francisco. “Vemos como los empresario­s que ganaron plata en forma desmesurad­a con este Gobierno, ahora se arrodillan ante el candidato opositor”. El reproche con la Iglesia tiene que ver con la recepción que la cúpula del Episcopado con monseñor Oscar Ojea le hizo a Alberto Fernández días atrás. No por el encuentro en sí, sino porque el candidato del FdT venía de pronunciar­se a favor de la legalizaci­ón del aborto y no hubo crítica alguna durante la audiencia en la sede episcopal.

En el menú de la estrategia macrista figura obligar al peronismo K a decir qué va a hacer con la economía, con la política internacio­nal, con Venezuela. O en áreas como el campo, algo que ocurrió con los dichos de Felipe Solá quien propuso el regreso de la Junta Nacional de Granos, generando el rechazo de sectores del agro. ■

En el oficialism­o creen que el peronismo busca una megadevalu­ación y aportar la solución.

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