Clarín

No esperan el milagro de la salvación, el milagro es tenerlo a él

- Adrián Maladesky amaladesky@clarin.com

Maradona sabe de grietas: la suya es una de las más violentas y duraderas, al menos de las que se intentan dirimir sin éxito en el café, en la oficina o en un asado. Diego divide como pocos, pero eso al hincha de Gimnasia ya no le importa. Y hasta disfruta de esa costumbre del 10 de encontrar rápido un enemigo que lo motive (Verón y Estudiante­s en este tiempo).

No puede sorprender que su presencia haya convocado una multitud para una práctica o un aluvión de socios nuevos. Su magnetismo es invencible.

Entonces se puede entender que muchos de esos hinchas ni siquiera le pidan el milagro de salvar a Gimnasia del descenso (al menos por ahora) sencillame­nte porque el milagro ya lo tienen. El milagro es Maradona en el Bosque, con los colores del Lobo, golpeándos­e el corazón en un video, hablándole­s a ellos, eligiéndol­os a ellos, aunque en rigor esto no haya sido tan real porque fue de la dirigencia esta idea que pareció una locura. Pero se sabe: con Diego ninguna locura es imposible.

Al aceptar el desafío, Maradona invierte la prueba: ahora es él quien elige a Gimnasia (y no a otro club), y elige a sus hinchas (y no a los de Estudiante­s), será de ellos como lo será siempre de los hinchas del Napoli con méritos incuestion­ables y hasta de los de Newell’s con un aporte incomparab­le, ya que en el equipo rosarino jugó apenas 5 partidos en 1993, 367 minutos en total, y no convirtió ni siquiera un gol; igual se transformó en leproso para toda la vida.

Desde hace unos días, Maradona es tripero y con eso solo a los hinchas les explota el orgullo. ■

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