Kárut, el cóndor que nació en el Ecoparque, ya vuela libre por el cielo de la Patagonia
Fue trasladado a Río Negro. Tras dos meses de adaptación, lo soltaron junto con otros cinco ejemplares.
Durante 100 años, no hubo cóndores en la costa atlántica. Se sabía que el mar había sido su terreno por naturalistas como Charles Darwin, Enrique Hudson y Francisco Moreno, quienes los avistaron. Pero luego quedaron diezmados. Así fue por un siglo y hasta que el Programa de Conservación del Cóndor Andino logró reintroducirlos. En los últimos días, y dentro de ese programa, hubo una liberación histórica de cóndores, y en ella participó Kárut, un pichón que nació en el Ecoparque.
Kárut llegó el 16 de noviembre, después de ser incubado en forma artificial durante 59 días. Lo llamaron Kárut -trueno en lengua tehuelchepor una tormenta fuerte que sucedía en ese momento. Sus padres son dos ejemplares provenientes de acciones de rescate en Salta y San Luis, los dos con problemas de salud que impidieron su liberación.
Primero, la crianza de Kárut fue bajo aislamiento humano, usando títeres de látex que representaban a sus padres y facilitaban el reconocimiento con su especie. Luego, el proceso de sociabilización fue junto a una nueva bandada de cóndores, todos sin experiencia de vuelo.
El viernes, junto a otros cinco ejemplares, fue liberado en las sierras de Paileman, en Río Negro. Cada uno tenía una historia diferente: Kárut nacido y criado en el Ecoparque; Suyan (esperanza) en el Parque Faunístico y Ecológico Yastay de La Rioja; Amancay (flor) en Temaiken; Takiyiwe (libertad) en el Parque Faunístico San Juan; y Pagarina (generadora de Vida) y Ñorquinquera (sonido de agua) rescatados en Río Negro y rehabilitados en el Ecoparque.
Toda la estrategia para repoblar la Patagonia hasta la costa del Atlántico se ejecuta desde la estación ecológica de Pailemán. En ese lugar ubicado en el Departamento de Valcheta (Río Negro), el Ecoparque, junto a la Fundación Bioandina, no sólo liberan cóndores nacidos en cautiverio sino que además hacen los seguimientos de las aves y observaciones de campo para conocer más sobre el comportamiento natural de esta especie.
También ahí, previo a la liberación, los seis cóndores permanecieron durante dos meses en recintos especiales, fortaleciendo los lazos sociales entre ellos y familiarizándose con su nuevo ambiente.
Si bien el protocolo indica que es conveniente liberar los cóndores de a uno, en el caso de los pichones sin experiencia de vuelo (como estos seis) se necesitó un trabajo más intensivo, y por eso fueron liberados en grupos bien socializados. Todos los cóndores liberados serán asistidos y monitoreados en forma satelital durante al menos un año, hasta asegurar que logren su independencia en vida silvestre.
Para los pueblos originarios, el cóndor era un ave sagrada, el nexo entre el hombre y Dios. Su rol ecológico es irremplazable como carroñero. Pero el hombre blanco se encargó de eliminarlo de la zona durante la “Conquista del Desierto”, bajo la falsa creencia de que mataba para comer. Esa idea aún se mantiene en algunos lugares, por lo que previo a cada liberación se hacen campañas de concientización para corregirla. ■