Clarín

El plan perfecto que convirtió a Francia en una potencia peligrosa

La receta fue reclutar talentos, rodearlos de experiment­ados e ir paso a paso, logrando objetivos continenta­les.

- Mauricio Codocea mcodocea@clarin.com

Francia le quitó un invicto de 13 años a un equipo de Estados Unidos con puros NBA. Lejos de ser un resultado inesperado, el éxito de los europeos por 89-79 en los cuartos de final del Mundial de básquetbol es una consecuenc­ia lógica de la expansión del mercado basquetbol­ístico, que demuestra que le puede pelear mano a mano a los del Norte si no disponen de sus máximas figuras. Ahora bien, ¿a qué se enfrentará la Selección argentina en la semifinal de mañana a las 9, en Beijing? A una potencia construida por un plan perfecto.

Hay jerarquía, claro. Están los cinco NBA: Rudy Gobert, Evan Fournier, Frank Ntilikina, Nicolas Batum y Vincent Poirier. Otros juegan en la Euroliga, máximo nivel de Europa, como Nando De Colo y Mathias Lessort. Y tienen un núcleo de jugadores con un bagaje de experienci­a internacio­nal envidiable.

Batum y De Colo jugaron su primer torneo grande una década atrás, en el Eurobasket 2009, donde salieron quintos. Dos años más tarde, se sumó Andrew Albicy, base de recambio. Y a partir del Mundial 2014 apareciero­n los dos hombres clave en la actual escuadra: Fournier y Gobert. Sin embargo, conviene retroceder...

Entre 2013 y 2014, estos dos líderes de hoy compartier­on concentrac­iones y torneos con Tony Parker, Boris Diaw y Florent Pietrus. El primero rompió el molde y abrió la NBA a sus compatriot­as. Fue el tercer francés en la mejor liga del planeta, luego de Tariq Abdul-Wahad y Jérôme Moïso. Su llegada al máximo nivel hizo que el resto empezara a ver con otros ojos a los proyectos franceses.

Un año después arribó Diaw a Estados Unidos y sin dominar ni brillar como otros, se convirtió en uno de los mejores internos de la liga, en base a su entendimie­nto del juego y talento. Fue determinan­te en el título de San Antonio en 2014.

Pietrus no hizo la misma carrera, pero también era una referencia y su hermano Mickaël fue durante cinco temporadas una pieza valiosa del Golden State de principios de los 2000. Ambos, junto a Parker y Diaw, estuvieron en el bronce de Francia en el Eurobasket de 2005, lo que fue el primer podio del equipo desde 1959. Al estilo de la Generación Dorada argentina, transmitie­ron un sentido de pertenenci­a muy importante a las figuras de hoy.

Una pata fue clave: el Instituto Nacional de Deporte, Experienci­a y Desempeño (INSEP, por sus siglas en francés). La entidad recluta a los mejores jóvenes del país en distintas áreas deportivas y les ofrece las mejores condicione­s para su desarrollo deportivo. Parker y Diaw fueron descubiert­os gracias a su funcionami­ento.

Bajo el radar del Ministerio de Juventud y Deporte, el INSEP, que funciona en París, comenzó a trabajar con el básquet en 1983. Casualment­e, años en los que, de este lado del océano, León Najnudel terminaba de darle forma a la Liga Nacional, que arrancó en 1984.

El programa también implica que el Instituto tenga un equipo en la tercera división del básquetbol local, que en pos de desarrolla­r más que competir está exento de ascensos y de descensos. Parece menor, pero es un gran espacio para que los chicos menores de 18 años se vayan curtiendo mientras se enfrentan a profesiona­les mayores.

Desde allí surgieron, además de Parker y Diaw, Ronny Turiaf, quien jugó 10 años en la NBA, y talentos más actuales como Joffrey Lauvergne (en el poderoso Fenerbahçe turco y con pasado en Estados Unidos), Clint Capela (uno de los mejores jóvenes internos de la NBA, aunque representa a Suiza) y... Fournier, una de las cartas de un equipo que sueña.

A partir de esos nombres que irrumpiero­n en la NBA, Francia encontró su propia Generación Dorada. A aquel bronce europeo en 2005 no lo pudo coronar en el Mundial 2006, donde fue quinta, pero a partir de la década de 2010 empezó a pisar fuerte. Fue plata en el Eurobasket 2011 y oro, por primera vez en su historia, en 2013, con Batum y De Colo junto a aquellos viejos referentes.

En 2014 hizo su mejor Mundial en la historia, con el tercer lugar en España luego de eliminar al local y favorito en cuartos de final. En 2015 repitió el bronce entre los mejores de Europa. El 2016 fue un golpe duro, porque había grandes esperanzas para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, pero los españoles las enterraron con una goleada en los cuartos de final. Y el Eurobasket 2017 significó otro cachetazo, con eliminació­n a manos de Alemania en octavos.

De quienes jugaron ese torneo hace sólo dos años, sólo quedan cinco basquetbol­istas franceses en China. Al igual que los referentes de Argentina, Les Bleus llegaron al Mundial pensando en Tokio 2020 como meta primera. “El objetivo es clasificar­nos a los Juegos Olímpicos”, remarcaba el entrenador, Vincent Collet, antes de la Copa del Mundo.

Con hambre de gloria, como la Selección Nacional, Les Bleus se animaron a más. Derrotaron con solvencia a un Estados Unidos que deberá aprender otra lección. Y ahí estarán mañana, mano a mano con Argentina, para definir quién queda más cerca de suceder con más oro a su Generación Dorada. ■

 ?? EFE ?? Allez, Les Bleus. El pivote Rudy Gobert, uno de los cinco jugadores NBA que tiene Francia, vuelca la pelota en el triunfazo de los europeos ante un Estados Unidos otra vez golpeado.
EFE Allez, Les Bleus. El pivote Rudy Gobert, uno de los cinco jugadores NBA que tiene Francia, vuelca la pelota en el triunfazo de los europeos ante un Estados Unidos otra vez golpeado.

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