Pide recuperar los yacimientos uraníferos
A fines de 1952 se obtuvieron las primeras muestras de concentrado de uranio en la Argentina, hecho que constituyó un acontecimiento excepcional, ya que sólo las grandes potencias lo producían. Desde entonces, la producción y las reservas uraníferas tuvieron un continuo y sostenido crecimiento, fundamentalmente debido a las acciones llevadas a cabo por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y por la participación de empresas y contratistas particulares. Esto permitió cubrir, en los inicios, la pequeña demanda nacional y, luego, comenzar la producción industrial a mayor escala a fin de abastecer los requerimientos de las centrales nucleares, lo que se cumplió con indiscutible éxito.
Pero, en 1995, después de 45 años, el gobierno abandonó la política de autoabastecimiento para empezar con la compra de uranio en el exterior y no se tuvo la previsión de mantener una mínima actividad local como resguardo para el futuro. Según un reciente informe de la APCNEAN (Asociación de Profesionales de la CNEA y de la Actividad Nuclear), actualmente el uranio importado es más caro que si se lo produjese en el país y se propone, con buen criterio, volver a tener una producción propia, la cual, además de evitar el enorme gasto de divisas que produce la importación, implicaría una significativa y beneficiosa participación empresarial y de mano de obra local. Pero para lograrlo haría falta, además de una firme decisión política, una profunda campaña de divulgación pública, capaz de permitir la modificación de la legislación prohibitiva vigente en las provincias de Mendoza y Chubut, y también revertir la oposición social que se manifiesta en Río Negro. Esas son las provincias donde están ubicados los principales yacimientos uraníferos, por lo que, de persistir estas trabas, serían un impedimento insuperable a cualquier intento de recuperar la producción de uranio nacional.