Causas judiciales y un giro de EE.UU., los problemas del premier
Escenario. Enfrenta tres investigaciones por corrupción. Trump, aliado esencial, busca cambiar su estrategia con Irán.
El premier Benjamin Netanyahu vuelve a enfrentarse a unas elecciones complicadas, donde el fantasma de las causas judiciales que enfrenta por corrupción, fraude y abuso de confianza sigue siendo un lastre en su imagen. También el escenario político internacional si finalmente su principal aliado, el presidente estadounidense Donald Trump, hace el giro que viene insinuando y lo abandona para iniciar conversaciones con el régimen de Irán.
Netanyahu enfrenta tres procesos judiciales. En el principal, los investigadores creen que su gobierno habría otorgado favores fiscales a Bezeq, el mayor grupo israelí de telecomunicaciones, que habrían supuesto millones de dólares. A cambio, el grupo le aseguró al premier una cobertura favorable en sus medios.
El segundo se vincula a los regalos que habría recibido el primer ministro y su familia por parte de multimillonarios, a cambios de favores financieros y personales. Entre los obsequios figuran bebidas, habanos y joyas por valor de un millón de séqueles, unos 243.000 euros.
En el tercer caso se investiga si Netanyahu cerró un acuerdo con el principal propietario del mayor periódico financiero de Israel para obtener artículos favorables a cambio de una ley destinada a limitar la distribución de su principal competidor.
El fiscal general, Avichai Mendelblit, anunció su intención de inculpar a Netanyahu por estas tres causas, pero le ofreció al primer ministro la posibilidad de explicarse frente a él antes de decidir definitivamente si lo envía al juez. El encuentro pasó para octubre.
Hay una cuarta causa, que aún no avanzó. El general Benny Gantz, principal adversario de Netanyahu, lo denunció por haber cobrado unos 3,9 millones de euros vendiendo acciones de una compañía que se benefició de la compra por parte de Israel de submarinos alemanes. Es un “adicto a los placeres del poder, a la corrupción y al hedonismo”, dijo Gantz.
El entorno de Netanyahu tampoco lo favorece. En un acuerdo reciente, su esposa Sara aceptó su culpabilidad en la malversación de fondos públicos para pagar comidas. La mujer había presentado gastos oficiales de almuerzos y cenas por valor de 100.000 dólares, argumentando falsamente que no había cocinero en la residencia. Tras un largo proceso, y para evitar cargos mayores, Sara Netanyahu cerró un acuerdo con la fiscalía y aceptó devolver al Estado parte de ese dinero y pagar una multa de 2.000 dólares.
Hay otro aspecto que complica a Netanyahu y que se relaciona con la seguridad nacional. Parte de su campaña giró en torno a su estrecha alianza con el presidente Trump, algo que exhibió como un logro de su gestión. De hecho, obtuvo varias conquistas diplomáticas, entre ellos el reconocimiento de Jerusalén como capital, el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén y el reconocimiento de la soberanía israelí sobre los Altos del Golán.
Ahora, sin embargo, Trump estaría analizando dejar de lado ese vínculo y entablar negociaciones con la República Islámica de Irán por el acuerdo nuclear. Sería un fuerte golpe al gobierno de Netanyahu, para quien Teherán es el principal enemigo de Israel y contra el cual están destinados gran parte de los esfuerzos de seguridad nacional.