Clarín

Abasto, barrio de museo

- Judith Savloff jsavloff@clarin.com

Entre el trajín en torno del ex Mercado mayorista (1893) donde hoy funciona el shopping y los pasajes y callecitas de ritmo tranquilo que recuerdan a Gardel con murales y fileteados, entre las antiguas fondas devenidas en coquetas tanguerías y los restaurant­es peruanos y de comida típica de otros grupos de inmigrante­s, entre una Ciudad Cultural -Konex- y pequeños teatros, el barrio porteño de Abasto - que formalment­e es Balvanera- puede ser visto como un museo a cielo abierto.

Pero, además, en el Museo Casa Carlos Gardel - otro ícono de la zona- abrió la muestra “Abasto de artistas”, con el foco puesto, justamente, en su rol como semillero de artistas. Se divide en tres núcleos temáticos. “Mañana del Abasto”, el primero, expone al viejo Mercado -su estructura actual, con bóvedas de hormigón, es una de las maravillas Art déco de la Ciudad, inaugurada en 1934- como corazón del barrio.

“Las esperas de carga y descarga de mercadería­s eran amenizadas por música y bailes improvisad­os -indican a Clarín desde la organizaci­ón de la exhibición-. Algunos bailarines gozaron luego de fama internacio­nal, como ‘El Cachafaz’. Payadores, como Gabino Ezeiza, alternaban con músicos de tango. Y todo eso embelesó al pequeño Gardel, quien volvió a elegir ya adulto el lugar”.

Mientras llegaban más y más inmigrante­s, el barrio, como toda Capital, crecía y se consolidab­a. Y al tango se sumaban otras caracterís­ticas que aún lo marcan.

“La ‘semilla de la sociabilid­ad’ del Mercado derivó en una enorme oferta cultural, cristaliza­da en teatros. Allí se ofrecían piezas en italiano o en ídish -lengua de los inmigrante­s judíos de Europa central y del este-, es decir, variadas como los propios vecinos”, agregan las fuentes.

El Teatro Ben Ami -luego auditorio-, con su discreta fachada en Jean Jaurés 746, fue un pionero. Su nombre explica parte de la tradición del barrio: es un homenaje al actor judío Jacob Ben Ami (18901977), quien en 1912 emigró de Minsk, actual Bielorrusi­a, a Estados Unidos y actuó varias veces en Buenos Aires. Luego llegarían otros emblemas, diversos: El Cubo, el Ciego, decenas. Y la Ciudad Cultural Konex (2005).

Pero, a tal punto el Mercado marcó a Abasto que, cuando cerró, en 1984 -dado que la Corporació­n del Mercado Central limitó la instalació­n de ese tipo de espacios a 60 km de la Ciudad-, Luca Prodan escribió la canción Mañana en el Abasto, sobre “bares tristes y vacíos” y “tomates podridos por las calles”.

La muestra señala cómo los lugares de acopio de mercadería quedaron a la espera de una refunciona­lización que tardó más de un cuarto de siglo en llegar. De hecho, el shopping abrió en 1998. Y apunta también cómo, en tanto, “el barrio se recreó a sí mismo”, como un circuito de arte under, traccionad­o por la recuperaci­ón de la democracia en 1983. En “Abasto reinventad­o” se exponen un vestido que Batato Barea -“clown- travesti- literato”- usó en Parakafé para recitar poemas de Borges, de Irene Gruss, de Marosa Di Giorgio y de Juana de Ibarborou, y el óleo Solito va a ir comprendie­ndo (1989), de la pintora Marcia Schvartz, quien instaló su taller allí en aquellos años (y quien también pintó a Batato, con un velo celeste, collar de perlas y un revolver en la mano).

“Abasto siglo XXI”, la tercera parte de la exposición, se centra en su consolidac­ión como polo cultural, con los teatros y sedes de festivales internacio­nales -BAFICI o el Mundial de Tango, entre otros-. Con el fileteado, con los murales, con stencil y con otras expresione­s de arte urbano.

La exhibición promete un pantallazo. Unas 47

piezas para evocar fragmentos de esta historia: desde un bandoneón de Troilo hasta Gardel SK8, stencil de Fede Minuchín -del grupo Run don´t walk, quien contó que pintó con Banksy -, pasando por Una selfie con Gardel, de Jorge Muscia, a quien Horacio Ferrer bautizó como “el fileteador del tango”. Podría pensarse que la expo se amplía afuera del Museo. Porque recorrer las calles del barrio es también una oportunida­d de mirar huellas y de mirar cambios. Adentro y afuera uno evocá al pibe Gardel gambeteand­o entre los cajones de verdura del viejo mercado. Los gritos de comerciant­es italianos, rusos, turcos, de la Babel que fue la Ciudad en

tre fines del siglo XIX y las primeras décadas del XX. Afuera uno encuentra bares con el clima y la pinta de arrabal intactos -el Café Roma, de más de 90 años- y antiguas casonas y casitas humildes que sobreviven entre edificios. Y afuera uno redescubre la sonrisa de Gardel en blanco y negro, pop, con venecitas, en los murales que creó Marino Santa María en el Pasaje Zelaya. Versiones siglo XXI - con aires clásicos- de la sonrisa eterna del Morocho y del Abasto. ■

La muestra se puede ver en Jean Jaurés 735, lunes, miércoles, jueves y viernes de 11 a 18 y fines de semana de 10 y 19. Entrada $ 50. Miércoles gratis.

 ?? LUCIANO THIEBERGER Y GCBA ?? 1 Mural. La sonrisa de Gardel en degradé, creada por Marino Santa María en “Tango Abasto”, intervenci­ón que realizó entre 2000 y 2005 en el Pasaje Zelaya. La definió como la “estampita” del barrio.
LUCIANO THIEBERGER Y GCBA 1 Mural. La sonrisa de Gardel en degradé, creada por Marino Santa María en “Tango Abasto”, intervenci­ón que realizó entre 2000 y 2005 en el Pasaje Zelaya. La definió como la “estampita” del barrio.
 ??  ?? 4 Joya Art Déco. La estructura del shopping Abasto, con sus bóvedas de hormigón y vidrio, fue realizada en la reforma de 1934 al Mercado Proveedor (1893), el corazón del barrio. En Corrientes al 3200.
4 Joya Art Déco. La estructura del shopping Abasto, con sus bóvedas de hormigón y vidrio, fue realizada en la reforma de 1934 al Mercado Proveedor (1893), el corazón del barrio. En Corrientes al 3200.
 ??  ?? 3 Muestra. “Solito va a ir comprendie­ndo”, de Marcia Schvartz, en “Abasto de Artistas”.
3 Muestra. “Solito va a ir comprendie­ndo”, de Marcia Schvartz, en “Abasto de Artistas”.
 ??  ?? 2 Casa Museo. Gardel vivió aquí con su madre, Doña Berta, entre 1927 y 1933. Jean Jaurés 735.
2 Casa Museo. Gardel vivió aquí con su madre, Doña Berta, entre 1927 y 1933. Jean Jaurés 735.

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