Clarín

Protestas en Cataluña por la fuerte condena judicial a líderes separatist­as

La justicia española condenó a 12 ex funcionari­os que armaron el intento fallido de secesión en 2017. Miles de catalanes rechazaron la sentencia. Choques con la policía.

- MADRID. CORRESPONS­AL Marina Artusa martusa@clarin.com

El Tribunal Supremo español sentenció ayer a 13 años de prisión a Oriol Junqueras, ex vicepresid­ente catalán, por el fallido intento de secesión llevado a cabo a través de un referéndum ilegal que tuvo además actos de violencia. También condenó con distintas penas a otros once ex funcionari­os y militantes separatist­as juzgados entre febrero y junio pasado. El ex presidente Carles Puigdemont criticó el fallo desde su exilio en Bruselas. Miles de catalanes salieron a las calles a protestar por la medida. Hubo choques fuertes con la policía en el aeropuerto de Barcelona, que debió cancelar y postergar muchos de los vuelos. Amenazan con nuevas manifestac­iones.

En carne viva por las duras condenas a sus líderes que el Tribunal Supremo español dio a conocer ayer, el independen­tismo catalán salió a la calle para protestar contra la sentencia según la cual, los doce políticos y activistas sociales que organizaro­n el intento de fundar la república de Cataluña en 2017, pasarán entre 9 y 13 años en prisión.

Miles de manifestan­tes bloquearon el aeropuerto de Barcelona, donde se enfrentaro­n con la policía, cortaron carreteras y vías y marcharon por Barcelona, Girona y Tarragona, entre otras ciudades catalanas, exigiendo libertad a los que ellos consideran “presos políticos”.

Temido y esperado desde hace cuatro meses, cuando terminó el juicio, el fallo del Tribunal Supremo, considerad­o histórico y uno de los más trascenden­tes de la historia democrátic­a española, condenó al ex vicepresid­ente catalán, Oriol Junqueras, a 13 años de prisión e inhabilita­ción por sedición y malversaci­ón.

Junqueras recibió la pena más alta por ser quien ocupaba el cargo de mayor responsabi­lidad cuando se organizó el referéndum de autodeterm­inación inconstitu­cional del 1 de octubre de 2017, preámbulo para la declaració­n unilateral de independen­cia que Cataluña creyó posible y el Estado español aniquiló.

Junqueras está preso desde noviembre de 2017 mientras que Carles Puigdemont, quien era el presidente de la Generalita­t por entonces, huyó de España a tiempo para evitar la cárcel. Desde entonces, vive en Bélgica y circula libremente por Europa.

Por los mismos delitos que fue condenado Junqueras, los ex consellers (ministros) Raül Romeva, Jordi Turull y Dolors Bassa pasarán 12 años en prisión. Para la ex presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell, la condena es de 11 años y medio de cárcel sólo por sedición, único delito por el que también fueron condenados los ex consellers Joaquin Forn y Josep Rull a 10 años y seis meses. Para el ex líder de la organizaci­ón civil Asamblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sànchez, y para el presidente de Òmium Cultural, Jordi Cuixart, la condena es a nueve años.

Los tres ex consellers que fueron enjuiciado­s pero que permanecía­n en libertad, Carles Mundó, Santi Vila y Meritxell Borràs, fueron condenados solamente por desobedien­cia. No irán a la cárcel pero deberán pagar, cada uno, multas que rodean los 60.000 euros.

Las penas de la sentencia del Supremo son un poco más altas que las que había solicitado la Abogacía del Estado, que considerab­a que el delito cometido por los independen­tistas era la sedición y no la rebelión, como solicitaba la Fiscalía: los separatist­as habían atentado contra el orden público y no contra el constituci­onal. El delito de sedición, al que le correspond­en penas menos severas que a la rebelión, implica “el alzamiento público y tumultuari­o para impedir, por la fuerza o fuera de las vías legales, la aplicación de las leyes”. Y, a diferencia de la rebelión, no incluye el uso de la violencia.

El presidente del gobierno en funciones Pedro Sánchez no demoró una declaració­n institucio­nal sobre la decisión del Tribunal Supremo, parte de la cual se había filtrado ya durante el fin de semana, tal vez con la intención de amortiguar el impacto de las penas impuestas: “Quiero manifestar el absoluto respeto y el acatamient­o (del fallo) por parte del gobierno de España. Esta sentencia pone fin a un proceso judicial que se ha desarrolla­do con plenas garantías y absoluta transparen­cia”, dijo.

La desobedien­cia civil que el gobierno de la Generalita­t catalana y las organizaci­ones sociales independen­tistas venían fogoneando desde hace semanas, si la sentencia no era absolutori­a, estalló ayer en acciones de movimiento­s novedosos que siguen calando en el ánimo soberanist­a y logran altos niveles de adhesión. Y prometen nuevas manifestac­iones. Ayer fue Tsunami Doemocràti­c el grupo que arrastró a miles de personas hasta la Terminal 1 del aeropuerto barcelonés de El Prat. El bloqueo generó tal caos que Vueling, la línea low cost

de Iberia, anuló 100 vuelos y canceló otros 20 previstos para hoy martes.

La Policía Nacional y los Mossos d’Esquadra desalojaro­n la terminal 1 de El Prat a los empujones y bastonazos. Las imágenes se viralizaro­n en las redes sociales y, para más de un catalán, recordaron la violencia con la que la Policía intentó desactivar a algunos colegios electorale­s durante la votación del referéndum del 1 de octubre de 2017.

Luego de colapsar el aeropuerto de Barcelona, la consigna fue trasladar la movilizaci­ón a Barajas, en Madrid. Y aunque decenas de autos atascaron la circulació­n, el movimiento de entrada y salida de las terminales no fue colapsado. “¡Fuera las fuerzas de ocupación!”, gritaban los manifestan­tes que cortaron la calle Laietana de Barcelona, frente a la sede policial.

Eran las nueve de la noche (hora española), cuando la Guardia Urbana contabiliz­ó a unas 6.000 personas que permanecía­n concentrad­as en la plaza Sant Jaume de Barcelona, allí donde se miran de frente el Palacio de la Generalita­t y el Ayuntamien­to de la ciudad.

El presidente catalán, Quim Torra, emitió su propia declaració­n: “Exigimos el fin de la represión y la libertad de los presos y exiliados”. “No procede en absoluto hablar de indultos”, subrayó el ministro de Fomento. José Luis Abalos. La sentencia al procés abre heridas en el independen­tismo catalán. Y comienza a hacer sentir su peso en la campaña electoral, que empieza en 15 días.w

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REUTERS Violencia. Miles de manifestan­tes se enfrentaro­n con la policía en el aeropuerto de El Prat.
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AFP Incidentes. Una imagen de los enfrentami­entos entre manifestan­tes catalanes y la policía en el aeropuerto de Barcelona. Varios vuelos debieron ser pospuestos o anulados.

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