Clarín

Las chicas que por suerte no saben de límites

- Pablo Vaca pvaca@clarin.com

El fin de semana fue largo y excepciona­l más allá de su extensión. Pasaron cosas que pocas veces pasan, y qué suerte que pasan. El debate presidenci­al, por ejemplo. El Encuentro de Mujeres en La Plata, también. Pasó además que la estadounid­ense Simone Biles, a los 22 años se transformó en la mejor gimnasta de la historia, hombre o mujer, con 25 medallas sumadas en Mundiales.

Y que en Chicago, Brigid Kosgei, keniata de 25 años, bajó más de un minuto el récord y se transformó en la primera mujer en correr un maratón en menos de dos horas 15 minutos. Y pasó que Cori Coco Gauff ganó el torneo de tenis de Linz, en Austria, y a los 15 años y siete meses se convirtió en la campeona más joven desde hace justamente 15 años. Se ubicó octava en la tabla de las más precoces, un lugar detrás de Gaby Sabatini, vencedora en Tokio en 1985 con 15 años, cinco meses y dos días.

Obviamente, las tres son mujeres y jóvenes. No tan obviamente, las tres son negras, lo que las hace formar parte de un grupo doblemente discrimina­do. En el caso de Biles y Kosgei, además, se suma el haber vivido una infancia pobre, tercer vértice de lo que tantas veces es un destino marcado. Y las tres comparten lo que hace distintos a los que se distinguen y no sólo en los deportes: desafían límites, cultivan la persistenc­ia y se sobreponen a las dificultad­es. No se trata, para nada, sólo de talento, aunque haya de sobra en ellas.

El caso más conocido y el más dramático también es el de Simone Biles. Nacida en Columbus (Ohio), no conoció a su padre y su madre era adicta a las drogas, por lo que vivió en hogares temporales hasta que a los 7 años la adoptó su abuelo. No es todo: durante su adolescenc­ia fue abusada por el médico del equipo de gimnasia de EE.UU. Larry Nassar, sentenciad­o de 60 a 175 años de prisión tras decla“Quiero rarse culpable de siete cargos de agresión sexual a menores.

Y ya convertida en súper estrella mundial, en este reciente Mundial de Stuttgart, Biles se dio de nuevo contra la pared. Una de sus piruetas, la salida del ejercicio de barra, que lleva su nombre porque ella fue la primera en hacerla, fue calificada por la Federación Internacio­nal de Gimnasia con un valor de dificultad claramente menor al real. La excusa, casi absurda: desalentar a las demás gimnastas a realizarla porque podrían lesionarse al tratar de imitarla. Biles dejó en claro su desacuerdo, pero siguió adelante y se llevó dos oros más.

que la gente persiga sus sueños. Si estás dispuesto a trabajar por ellos, y si estás centrado y tienes determinac­ión, llegarás realmente lejos”, dijo ella en alguna nota. “No significa que vayan a cumplirse de la noche a la mañana. En mi caso, tuvieron que pasar años de duros entrenamie­ntos y perseveran­cia para alcanzar mis metas. Pero si miro hacia atrás, estoy orgullosa de no haberme rendido”. De nuevo: tiene 22 años.

Una gran síntesis sobre cómo funcionan este tipo de personas la escribió otro que este fin de semana llegó con justicia a la tapa de los diarios: Eliud Kipchoge, el extraordin­ario keniata de 35 años que corrió la distancia del maratón (42 km.) en menos de dos horas, lo que se creía (casi) imposible.

En uno de los cuadernos donde registra metódicame­nte cada uno de sus entrenamie­ntos, que comienzan cada día al amanecer, escribió una fórmula. Dice así:

Motivación + disciplina = Consistenc­ia. Eso. Y tesón. Y resilienci­a. O, como decía Edison: “El genio es un diez por ciento de inspiració­n y un 90 de transpirac­ión”. ■

Tienen lo que hace distintos a los que se distinguen y no sólo en los deportes.

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