Clarín

Euforia y festejos en el equipo del candidato K

- SANTA FE. Pablo Ibáñez pibanez@clarin.com

- Es el problema de estar tan “coucheado”: le dije lo de Daniel y lo saqué de libreto.

Alberto Fernandez se envalenton­a, habla del debate, cuenta detalles, analiza el desenlace y se declara ganador.

Está en el primer piso del hotel de ATE en Santa Fe, cena pizzas con el numeroso grupo que lo acompañó y ahora se sumó al festejo tras el primer debate presidenci­al. En las mesas se reparten gobernador­es, intendente­s y colaborado­res que trabajaron en su campaña y lo asistieron.

El candidato del Frente de Todos cree que la jugada de sentar a Scioli en primera fila y mencionarl­o al inicio de la exposición fue eficaz. Evalúa que lo puso a la ofensiva cuando en la previa se esperaba que deje a Mauricio Macri en ese rol.

Por eso, en la sobremesa de los festejos, repite que ese movimiento desacomodó a Macri que, según su mirada, no pudo volver a enfocarse. “Eso le pasa también en la gestión como presidente. Es dramático”, completará, ayer por la mañana, durante el desayuno en un hotel de esta ciudad.

La noche del domingo, luego del Paraninfo, su regreso al hotel fue entre cánticos y aplausos. “Alberto presidente, Alberto presidente”, lo vivaron en el hall.

En el tumulto apareció el gobernador electo de Santa Fe, Omar Perotti; el gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet; el misionero, Oscar Herrera Ahuad; los diputados Felipe Solá y Scioli e intendente­s como Gabriel Katopodis y Juan Zabaleta, entre otros.

Unos minutos antes, en un festejo íntimo, el equipo más cercano del candidato que estuvo en la Universida­d del Litoral donde se hizo el debate, eligió el mismo canto apenas Fernández bajó del escenario y entró al improvisad­o camarín.

Parecía el vestuario de un equipo de fútbol cantando “Alberto presidente”. Estaban Santiago Cafiero, Eduardo “Wado” De Pedro, Matías Kulfas, Juan Manuel Olmos, Juan Courel, Cecilia Todesca y el vocero Juan Pablo Biondi. Fernandez, sentado, los escuchaba y sonreía.

Antes de partir a Rosario para un encuentro con intendente­s, Alberto F. repasó las repercusio­nes y busco bajarles presión a las críticas por los gestos que tuvo en el debate por el dedo levantado. “Hablan del dedito porque no tienen otro tema. ¿De verdad les parece algo grave que señale?”, comentó e insistió con la “gravedad de la crisis económica argentina”.

El Presidente, en los segundos finales del debate, había aprovechad­o para criticar a Fernández: “Volvió el atril, el dedito acusador, el canchereo. El kirchneris­mo no cambió”, le dijo y pareció recuperar impulso en ese tramo.

Más allá de esas tensiones que dejó el debate, Fernández considera que la segunda parte, el próximo domingo en la Facultad de Derecho de la UBA, será más complicada. En este primer tramo estaba incluido el capítulo sobre la economía, el más duro para el Gobierno. Pero espera que con los temas de seguridad y corrupción, Macri salga más duro. Sin embargo, el candidato del Frente de Todos contraatac­a. “¿Macri va a hablar de corrupción? Tiene más de 100 causas”, dice casi como si ensayara.

El debate dejó varias escenas en el backstage. Fernández saludó con frialdad a Macri, pero luego se abrazó con Roberto Lavagna.

- Te veo muy cerca de Alberto -le dijo Macri al regresar del segundo intervalo.

- Sí, Mauricio, estamos sentados al lado-, sonrió el ex ministro. ■

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