Clarín

Distintas necesidade­s pero la misma preocupaci­ón por el futuro

Percepcion­es. En Casa Rosada, las elecciones dividen opiniones, pero Peña da pelea con algunos ministros. El dilema judicial y las prioridade­s de Cristina y Alberto F.

- Walter Schmidt wschmidt@clarin.com

La distinción entre “saber” y “creer” es tan vieja como la filosofía. Cuando se alude al “saber”, significa estar sobre lo cierto en base a evidencias. En cambio cuando se remite al “creer”, se esgrimen justificac­iones y deduccione­s que pueden derivar en algo verdadero o falso. La política y el marketing político han manipulado –y lo siguen haciendoes­a distinción, para establecer la conducta del electorado que alimente las chances de un candidato.

Aún después del debate que dejó satisfecho al oficialism­o, la Casa Rosada está dividida entre quienes dicen saber que la suerte de Mauricio Macri está echada y sólo queda pelear por una derrota digna que asegure el futuro de la oposición; y los que creen que se puede arañar una segunda vuelta.

En el margen, se inscribe un desafío que va más allá del nombre del próximo gobierno: las marchas que envalenton­an a Macri y los actos que entusiasma­n a Alberto Fernández profundiza­n la grieta. Quien se detiene ante una u otra manifestac­ión, podrá inferir que de un lado el reclamo es por Justicia y contra la corrupción que se le apunta a la década K, mientras que del otro lado el blanco es “la debacle económica”, provocada por el Gobierno en complicida­d con los ricos.

Bajo ese paraguas conceptual, el jefe de Gabinete Marcos Peña diseña la estrategia, más por superviven­cia que por pericia. Para ello ha “invitado” a los ministros del Gabinete nacional a salir a jugar fuerte contra todo lo que sea del Frente de Todos o se le parezca.

El ministro de Justicia, Germán Garavano, afirmó que “la Corte es tan independie­nte que parece opositora”. Luego que el tribunal reflejara en sus fallos los nuevos tiempos políticos que soplan, al rechazar los planteos del Gobierno para revertir la decisión del tridente peronista -Ricardo Lorenzetti, Horacio Rosatti y Carlos Maqueda- en contra de la devolución del IVA en los alimentos.

A la misma lógica podría responder la denuncia del ministro de Educación, Alejandro Finocchiar­o, quien dijo que Axel Kicillof busca crear “una categoría más que es la de narcotribu­tista” por haber vinculado a los pobres con el narcomenud­eo. O la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien afirmó que con Alberto Fernández “los narcos y chorros, de fiesta”, luego que el candidato criticara la seguridad.

Los efectos de la contraofen­siva macrista -marchas, críticas directas y debatesólo podrán ser mensurados el 27 de octubre por la noche. De todas maneras, el Gobierno sigue encargando encuestas, pese al fracaso que tuvieron en las PASO. Pero esos guarismos replicaría­n la misma diferencia en favor de Alberto F. de unos 20 puntos.

La preocupaci­ón del oficialism­o no se limita a la performanc­e electoral. El plano judicial, con el viraje que la Justicia federal adoptó desde el 11 de agosto, es otro desafío en ciernes, si Cambiemos deja el poder. Creen que en las más de cien causas que hay contra Macri, los casos del Correo o Panamá Papers “no tienen ningún destino penal serio”. Sí podría darse -examinanun largo proceso judicial por denuncias sobre los contratos de los parques eólicos o la prórroga de la licitación de Autopistas del Sol (Ausol).

Pero por las dudas, no se quedan sólo con esa percepción. Al menos tres voces aseguran a Clarín estar al tanto de una reunión entre dos viejos “amigos”. El peronista Juan Manuel Olmos y el macrista Daniel Angelici. ¿El motivo? Bosquejar una suerte de “acuerdo” judicial pos elecciones, involucran­do a Macri y a Cristina. Ambos, reconocido­s en sus facciones como “operadores”, fomentaría­n una suerte de “Pax Judicial” a partir del 11 de diciembre. Los detalles, desconocid­os, pueden alimentar cualquier imaginació­n. Que algo así ocurra, también puede ser producto de la imaginació­n de alguien.

Cerca de la ex mandataria afirman que atesora tres prioridade­s si llega a la vicepresid­encia, que coincidirí­an con el formato de una Cristina no distinta, sino con otros intereses, que no pasan por la rosca política. En primer lugar la salud de su hija Florencia. Después, su situación judicial, cuya resolución a su favor no es sencilla. En el ámbito jurídico observan que la mejor estrategia sería seguir los pasos de Carlos Menem, cuyas condenas nunca quedaron firmes. Y en tercer orden, el manejo de la Agencia Federal de Inteligenc­ia (AFI), fuente de operacione­s turbias en los distintos gobiernos.

Para Alberto Fernández, las prioridade­s también están ligadas a la Justicia. Quien tendría muchas chances de ser el próximo procurador general de la Nación es Rodolfo Urtubey, actual senador y miembro del Consejo de la Magistratu­ra hasta 2018.

Un terreno menos belicoso pero clave es el energético. Guillermo Nielsen había explorado algunas alternativ­as como la de redistribu­ir zonas de Vaca Muerta en manos de YPF y darles mayor participac­ión a empresario­s locales. Pero en paralelo, Cristina Kirchner recibió en Cuba a Miguel Galuccio, en un gesto que reflejaría su predilecci­ón por él en la empresa argentina. Aunque no necesariam­ente para la presidenci­a de la petrolera. De hecho, en las últimas semanas habían subido las acciones de su actual titular, Miguel Gutiérrez. Y tras el encuentro en Cuba con Cristina, Galuccio se contactó con Gutiérrez.

Por eso los gremios energético­s, que hasta ahora no lograron reunirse con Alberto F., se estarían encolumnan­do detrás de Cristina, atraídos por el protagonis­mo que pretenderí­a darle a YPF. Aunque la única certeza es que, sea YPF o los empresario­s vernáculos, la inversión, estimada entre 40 y 50 mil millones de dólares, deberá salir de los grandes jugadores internacio­nales.

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Estrategia. Marcos Peña coordina a los ministros para que también hagan campaña, a su manera.

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