Clarín

¿Hasta dónde Alberto F. aceptará las medidas que le proponen?

- Alcadio Oña aona@clarin.com

Hay cosas de Alberto Fernández, o cosas que ocurren alrededor de Alberto Fernández, que algunos de quienes lo rodean y valoran su inteligenc­ia no terminan de entender. La más obvia fue anticipar un aumento del impuesto a los bienes personales y trascartón tener que meter la marcha atrás. Y otra, no tan obvia, fue hablar de un “default virtual” cuando los antecedent­es de la Argentina y el ruido por la deuda aconsejan no usar la palabra default; sencillame­nte, porque hacerlo puede poner el foco en él mismo.

Entre las cuestiones que de hecho lo involucran, sonó fuerte el plan del Partido Justiciali­sta compilado por Ginés González García, un sanitarist­a al que mejor le habría calzado la elaboració­n de un plan de salud pública. O sea, abordar un tema crucial en la Argentina de las carencias sociales.

El programa del PJ es un compendio que recoge ideas de unos 700 especialis­tas sobre temas de lo más diversos, algunos de ellos gente que integra los equipos del propio candidato. Muchas de las propuestas, si no la mayoría, avanzan en definicion­es cuanto menos controvert­idas.

Una consiste en pesificar las tarifas de la energía y de los combustibl­es, disociándo­las del precio internacio­nal y congelándo­las hasta tanto no se haya definido la estructura de costos de las compañías. Es un planteo que en cierto sentido han hecho la propia Cristina Kirchner y expertos ajenos al PJ, pero que inevitable­mente contamina las inversione­s en esa joya llamada Vaca Muerta.

Otra iniciativa apunta a imponer un impuesto extraordin­ario a quienes adhirieron al último blanqueo de capitales, con alícuotas que van del 2 al 15%. Parece ya una decisión clavada, tanto que tributaris­tas del Frente de Todos ya trabajan en identifica­r huecos propicios dentro de la ley sancionada en 2016.

Lo que sigue, en una lista apretada, apunta a la segmentaci­ón de las retencione­s a las exportacio­nes agropecuar­ias, lo cual puede interpreta­rse como el incremento de algunas que ya están vigentes. Aunque quedarían afuera las economías regionales, el esquema luciría semejante al eslogan cristinist­a de “proteger la mesa de los argentinos”.

El menú también contempla un gravamen extraordin­ario a la rentabilid­ad del sector financiero, o sea, a las ganancias de los bancos con los que el próximo gobierno deberá negociar una salida para la trampa de las Leliq. Estamos hablando ahora de un stock de 1,13 billón de pesos en poder de las entidades, que jaquea el balance del Central y que, por lo mismo, urge desactivar. Pregunta de cajón: ¿tiene sentido pensar hoy en una medida de esa magnitud?

Otras propuestas del documento peronista orbitan en torno de nuevas exenciones al IVA que cae sobre los alimentos. Esto toca directo a los ingresos del Estado, justo cuando flaquean ante la profundiza­ción del proceso recesivo y de las decisiones electorale­s del macrismo. La recaudació­n crece al 47% contra una inflación que se proyecta hacia un promedio anual del 55%. Ni hace falta aclararlo: los recursos fiscales serán siempre un punto clave, y clave a todos los efectos.

Nadie puede pretender ponerle un cepo a las ideas de nadie, solo que viniendo del PJ es igual a decir que vienen desde un soporte político central de Alberto Fernández. De un factor de poder que, llegado el caso, pesará en cualquier disputa interna del hoy candidato. ¿Y quién está en condicione­s de asegurar que finalmente no las habrá?

Podrá alegarse, como se alega, que el plan no implica ningún compromiso concreto, pero el hecho de recibirlo de manos del jefe del partido y rodeado de gobernador­es peronistas no deja de ser un dato que mete ruido y genera confusione­s. Ninguna aclaración, ni perspectiv­a de aclaracion­es, hay a la vista.

Sin arriesgar nombres, porque los metería en problemas, Alberto F. ha anticipado que quiere “un ministro de Economía fuerte, que pueda resolver y decidir”. Suficiente para que algunos pensaran en Roberto Lavagna, aunque no será Lavagna.

Una alternativ­a que manejan en el entorno de Fernández plantea la posibilida­d de que Fernández no se hubiese referido a una persona sino a un Ministerio de Economía fuerte, que, entre otras área, concentre bajo su mando a Industria, Comercio, Hacienda y Finanzas. Se trataría, entonces, de un ministerio “a la antigua” y poderoso.

El nombre de Matías Kulfas, un economista heterodoxo de su núcleo más íntimo, figura en todas las listas de candidatos y si resulta el elegido tendrá detrás a Alberto F. Otro nombre aún en danza es el de Martín Redrado. Y si es cosa de perfiles y parecidos, nada de parecidos existe entre ambos.

Más sobre anticipos y versiones, uno de la campaña que ya llegó a las góndolas. Previsible, el congelamie­nto de precios y salarios por 180 días ha desatado remarcacio­nes del 10, hasta del 30%, incluidas las de unos cuantos productos esenciales. ¿Habrá un incremento de salarios por decreto antes de que los sueldos sean puestos en el freezer? ¿Y qué será de la indexación de las jubilacion­es?

Segurament­e, poco o nada de esto sea develado el 28 de octubre. Todo dependerá del resultado y se verá qué pasa si tenemos un balotaje en la Ciudad de Buenos Aires. ■

Si gana, deberá decidir sobre impuestos, tarifas y precios. En el plan económico del PJ tiene unas cuantas ideas, pero son bien controvert­idas.

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