Incendios, barricadas y más de 120 heridos en las calles de Barcelona CONDENAS A LÍDERES SEPARATISTAS
Los disturbios siguieron a una marcha pacífica contra el fallo judicial que condenó a líderes secesionistas. Luego, encapuchados quemaron autos y contenedores.
Después de una marcha pacífica contra las duras penas a líderes secesionistas, grupos separatistas se enfrentaron con la policía. El presidente catalán repudió la violencia. Los partidos de derecha presionaron, sin éxito, al gobierno central para que intervenga.
Por tercer día consecutivo, Barcelona se desbordó ayer. Las protestas contra las condenas a los líderes que en 2017 organizaron una consulta popular ilegal para declarar la independencia de Cataluña sumaron rencor contra el ministro (conseller) del Interior catalán, Miquel Buch, por el modo en el que las fuerzas de seguridad respondieron durante las manifestaciones que el martes sembraron Barcelona con 250 hogueras y barricadas y dejaron 125 heridos.
Como si el anochecer invocara la violencia, la concentración que había comenzado de modo pacífico a las siete de la tarde en La Monumental, la antigua plaza de toros de Barcelona, se transformó al finalizar en un enfrentamiento brutal entre soberanistas y las fuerzas de seguridad.
También Madrid fue escenario de protestas: cientos de personas, con banderas catalanas y los lazos amarillos que simbolizan la solidaridad con los políticos catalanes presos, se reunieron en la Puerta del Sol para manifestarse en contra de la sentencia del procés.
Aquí, en Barcelona, la protesta en la que decenas de personas participaron con la bandera estelada atada al cuello como la capa de un superhéroe -que no es la bandera oficial, pero los catalanes la sienten como propiase movió hasta la puerta de la consejería de Interior, vallada y blindada por un cordón policial, donde se volvió virulenta: los manifestantes arrojaban, en medio de insultos, huevos, botellas, pintura, petardos.
Los más radicalizados prendieron fuego a contenedores de basura e incluso a vehículos. Los agentes de los Mossos d’Esquadra, la policía local, disparaban proyectiles de espuma y no escatimaban porras para frenar a los manifestantes que pedían la renuncia de Buch. Anoche, el presidente catalán Quim Torra, exigió “detener de inmediato la violencia”.
La protesta había partido de La Monumental, donde una lluvia de serpentinas blancas arrojadas por cientos de independentistas cruzó el cielo como estrellas fugaces. Eran cometas del papel higiénico que zigzagueaban sobre las cabezas de los manifestantes. ¿Por qué trajeron toneladas de papel higiénico? “Porque la situación es una mierda”, aclaró Rose, una catalana de 30 años mientras revoleaba rollos al aire.
Inicialmente pacífica y moderada, esta convocatoria en Gran Vía y Calle de la Marina, justo en la esquina de la plaza de toros mudéjar y bizantina que fue inaugurada en 1914, fue idea de los Comité de Defensa de la República, los CDR que en los días previos a la sentencia del Tribunal Supremo ya se habían hecho fama de filo-terroristas, luego de que algunos de sus integrantes fueran detenidos con explosivos.
“¡Qué se vayan! Traé papel higiénico: tenemos mucha mierda para limpiar” fue la consigna que circulaba por las redes sociales.
La intención de la manifestación era, además de protestar contra las sentencias del procés, presionar para pedir la renuncia de Buch, quien pidió “aislar a los grupos violentos de las manifestaciones”.
Desde una de las cinco marchas por la libertad que partieron ayer desde distintos puntos de Cataluña y que el viernes se reunirán aquí, en Barcelona, el presidente catalán Quim Torra habló como si el martes el Paseo de Gracia no se hubiera convertido en un infierno: “En estos momentos se están expresando de manera cívica, pacífica, democrática, como siempre. Es el rechazo a unas sentencias y tenemos que seguir adelante en el
El presidente catalán, Quim Torra, pidió anoche que cesara de inmediato la violencia.
ejercicio de la autodeterminación. Tornerem a fer (‘Lo volveremos a hacer’, en catalán)”, dijo Torra. En medio de la caravana que marchaba con banderas catalanas y bolsas de dormir al hombro, fingió no escuchar, para no responder, la pregunta con la que una periodista le insistía: “President, ¿condena los actos de violencia del martes por la noche?”
Al atardecer, en La Monumental, un helicóptero de la Policía sobrevolaba, tal vez con algo de provocación, la concentración. Los asistentes, de amplia franja etaria, respondían con silbidos y gestos obscenos al cielo.
“Las calles serán siempre nuestras”, fue el grito de batalla de la velada en La Monumental que, para Gerard, un bebé de cinco meses, fue todo un bautismo en la militancia por la república propia. “Hemos votado en el referéndum del 1 de octubre de 2017, yo fui fiscal de mesa en uno de los colegios y venimos porque queremos libertad para los condenados”, dijo Angeles, de 32 años y mamá de Gerard.
Ella y su esposo, Marc, de 31, vinieron con el bebé porque siguen creyendo que el movimiento independentista es pacífico. “No nos quedamos hasta el final que es cuando unos pocos desencadenan la violencia”, agregó Marc. Los CDR increpan al gobierno catalán y a los partidos independentistas para que den “un paso adelante de manera urgente para romper con el Estado español, desobedeciendo la sentencia del Supremo y haciendo un frente común para avanzar hacia la República”.