“Bolivia combina globalización cuando conviene y proteccionismo cuando lo necesitamos”
Dejó de llover y el sol asoma entre las nubes plateadas. Un enjambre de autos y camionetas zigzaguea por las calles empinadas del centro de La Paz y el olor a pollo frito de los locales de comida se mezcla con el del humo que despiden los minibuses que circulan atiborrados de gente. Ya cerraron las campañas y rige la veda electoral para las presidenciales de este domingo en Bolivia. La ciudad sigue su ritmo habitual luego de unos días tensos, con acusaciones cruzadas entre el gobierno y la oposición y algunos episodios de violencia en regiones como Potosí y Santa Cruz de la Sierra. El vicepresidente Alvaro García Linera desestima los conflictos y confía en que el Movimiento al Socialismo ganará en primera vuelta y seguirá en el poder cinco años más. “Mientras la economía va bien, la política también va bien”, explica.
García Linera, un ex guerrillero que se define marxista y se ha dedicado a los estudios de sociología y filosofía, acompaña al presidente Evo Morales desde su primer mandato. Y aunque se lo ha mencionado como un posible sucesor, rechaza la sugerencia. En medio de una jornada maratónica de reuniones y entrevistas, recibió ayer a Clarín en el palacio de la Vicepresidencia, a dos cuadras de la Gran Casa del Pueblo, la enorme torre vidriada inaugurada meses atrás como nueva sede del gobierno. Y aunque no está claro si el oficialismo logrará el 50% de los votos -o el 40% y 10 puntos de ventaja sobre el segundo- necesarios para evitar una segunda vuelta, el vicepresidente se muestra confiado. -Este último tramo de la campaña ha sido tenso. ¿A qué lo atribuye?
-Son tensiones políticas que no son extraordinarias. Me acuerdo que en la campaña de 2014 tuvimos un bloqueo de caminos de una mina estatal, con heridos. Es que algunos sectores creen que pocos días antes de las elecciones es un buen momento para presionar al gobierno para obtener cosas rápidas. Creen que un gobierno, por obtener votos, cederá fácilmente. Eso sucede cuando los gobiernos son débiles. -En las últimas semanas se han hecho cabildos que llamaron a no reconocer la victoria de Evo Morales. Consideran que su candidatura no es legítima, ya que el referéndum de febrero de 2016 rechazó una nueva reelección del presidente.
-A excepción del cabildo de Santa Cruz, han sido cierres de campaña políticos. Son las fuerzas opositoras que ya saben que van a perder y abren el paraguas. El cabildo de Santa Cruz tiene otra connotación, ahí sí hubo una masiva movilización que expresó otro tipo de malestar. -¿Cree que una eventual victoria de Evo puede derivar en violencia?
-No creo. Pero en todo caso, desde que hemos llegado al gobierno sabemos que la gobernabilidad tiene dos pilares: la que se logra con el voto en el Parlamento y la que logramos en las calles. En los cierres de campaña hemos mostrado a todos que las calles siguen siendo nuestras.
-Varios analistas coinciden en que la popularidad de Evo Morales ya no es la misma de hace unos años, sobre todo por esta nueva postulación, que desoye el referéndum de 2016.
-Es posible que este tema del referéndum pese en la reflexión o en la actitud de ciertos sectores de clase media tradicional. Pero creo que no tiene un efecto importante en los sectores populares del país, urbanos y rurales, por un hecho fundamental: mientras la economía va bien, la política también va bien. Eso es clave.
-Es cierto que Bolivia tuvo un enorme crecimiento económico y una gran estabilidad política. Pero ahora se ven señales no tan positivas. Los precios de las materias primas caen, algunos contratos de venta de gas vencen. Crece el déficit fiscal...
-Algunos sectores opositores han visto señales de alarma desde que asumimos. Primero que no iba a haber inversiones extranjeras por la nacionalización de los hidrocarburos. Luego la preocupación fue la inflación. Cuando esa idea pasó de moda, nos dijeron que la crisis mundial iba a llevarnos al despeñadero. De hecho el petróleo cayó de 140 dólares a 28 y el estaño que exportamos cayó de 12 dólares a 7 la libra. También la soja... Y seguimos creciendo pese a todo. Pese a la recesión mundial, la economía ha crecido por encima del 4% anual. Ahora entonces el problema es el déficit. Ciertamente hay un contexto internacional que reduce las oportunidades. Pero lo que no entienden esos críticos es que la economía boliviana se mueve con dos motores, el mercado externo y el mercado interno. Ese ha sido el aporte macroeconómico de nuestra experiencia. Allá donde hay oportunidades, exportar todo lo que se pueda. Antes exportábamos 2.200 millones de dólares, ahora exportamos 10.000 millones, casi 5 veces más. Pero allí donde se pueda, proteger. Tenemos un modelo económico muy heterodoxo. Y combina globalización donde nos conviene y proteccionismo donde necesitamos. Estos son los mecanismos que permiten que, con precios altos y con precios bajos, la economía haya mantenido una estabilidad ascendente. Y para los siguientes años tenemos la misma lógica de movernos de manera muy práctica y muy pragmática.
-El gobierno del Movimiento al Socialismo ha sido en lo económico muy capitalista...
-Pero un capitalismo sometido a justicia y a igualdad. Los bancos han crecido, los ahorros han crecido de 2.700 millones a 27.000 millones de dólares. Pero el 50% de la banca va al Estado para financiar la renta universal para los ancianos, la educación gratuita de los niños y, a la vez, potenciar la economía tradicional agrícola o comunitaria mediante procesos de transformación y nuevas teconologías. Potenciamos el lado más social pero también aprovechamos el lado más capitalista imponiendo un conjunto de reglas tributarias que hacen que el excedente pueda ser transferido hacia los sectores más vulnerables. Hay sectores modernos, capitalistas, pero con una tasa impositiva muy elevada. Hemos sacado de la extrema pobreza al 30% de la población. Y nuestro reto es en los próximos cinco años sacar a 10% más para quedarnos con una cifra de 5%. -Vuelvo a la pregunta sobre el malestar que genera esta nueva postulación de Evo Morales... ¿Por qué el MAS no presentó otro candidato?
-Puedo responderle legalmente y luego políticamente. Legalmente, el referéndum fue hecho para reformar un artículo constitucional. La gente dijo no, por mínimo porcentaje. Pero ese artículo 161 entra en colisión con otro, el artículo 13, que dice que los tratados internacionales que Bolivia firma en materia de derechos humanos están por encima de la Constitución. Y hay tratados que avalan la posibilidad de que una persona pueda repostularse. Entonces el Tribunal Constitucional decidió que había que respetar ese derecho. Ahora la respuesta política: en momentos excepcionales, las clases populares se unifican. Y en estos años lo han hecho en la figura de Evo. Las clases populares, indígenas, campesinas, obreras, que por lo general están fragmentadas, en su condición de subalternidad se cohesionan tras la insurreción de 2003, 2004 y personifican su unificación en Evo. ¿No le parece sensato que esas clases subalternas busquen pelear por su unificación y su cohesión mediante la oportunidad de que su candidato siga optando al voto del pueblo?
-Es posible que en un balotaje la oposición se una y logre una victoria... ¿Qué hará el gobierno si pierde?
-Lo que hicimos siempre, pelear por los intereses de la gente más pobre, con ideas, con propuestas. Ahora todos se unen para que no entre Evo, que se vaya el indio. Pero no hay propuestas. ■
Hay tratados internacionales que avalan por lo general la posibilidad de que una persona pueda repostularse”.