Clarín

Malasia, un pasaje porteño a Europa

- Judith Savloff jsavloff@clarin.com

Recorrer el Pasaje Malasia se parece bastante a pasear por rincones de Europa a través de posta

les. Casonas construida­s con la armonía del neoclásico francés, con arcos en punta que evocan al gótico y con techos a dos aguas y vigas de madera a la vista que transporta­n a la Inglaterra medieval. Farolitos, mascarones, vidrios decorados. Y balcones en los que el hierro “dibuja” curvas gráciles. Por eso, este espacio es un oasis singular de la Ciudad de Buenos Aires.

No es casualidad que el Malasia -que se llamó Arribeños hasta 1995, cuando lo rebautizar­on en el marco de un tratado bilateral con, justamente, Malasia-, haya sido definido como uno de los “más europeos” de Capital. Europeo coqueto, señorial.

Tampoco es casual que este pasaje, que conecta Gorostiaga al 2000 con Maure, haya sido definido también como un “mundo aparte” entre Paler

mo y Belgrano -en otra nota GPS de Clarín, junto a otros remansos de la misma zona-. Rodeado de torres, un mundo de casonas elegantes.

Sucede que en cerca de cien metros está prohibido edificar en altura. Entre cámaras de seguridad y garitas, todavía hay autos que “duermen” en la calle. Y el empedrado y los perfumes que llegan desde los jardines invisibles -tras las fachadas- completan un paisaje de cuento.

Desde Turismo porteño apuntan que hay al me

nos cien pasajes -techados o a cielo abierto, residencia­les o comerciale­s, enrejados o de libre acceso- que vale la pena considerar como destinos a explorar en la Ciudad. Algunos te llevan a otras sin escalas. El Rue des Artisans (Calle de los Artesanos, 1887, con ingreso por Arenales 1239), tradiciona­lmente sede de galerías de arte y de locales de decoración y diseño, gris, elegante, invita a imaginar incluso un atardecer parisino. Expertos dicen que nació conectado, en forma de L con el Liber

tad (se entra por esa calle al 1240) y que luego fueron divididos. Como sea, este último propone viajar a Italia en lugar de Francia, con paredes terracota y un sendero con copones con plantas y flores. Por eso, algunos ven allí, sobre todo, rasgos de Ro

ma y otros, de los pueblitos de la Toscana.

En Capital las influencia­s arquitectó­nicas diversas conviven incluso en los pasajes más conoci

dos, entre ellos, el De La Piedad (1880-1900, en Mitre al 1500), mitad neorrenace­ntista italiano y mitad neoclásico francés, donde se filmó “Un guapo del 900” y donde vivió Olmedo.

Pero el Malasia es distinto. Y no sólo porque propone una vueltita por ecos de Europa diversos. Además, cada una de sus viviendas resulta un resumen de las mixturas de estilos que son el sello de lo porteño. Algunas son más raras que otras. Y más lindas. Entre ellas, la de la casa al 854, atribuida al arquitecto Estanislao Pirovano.

En 1930 Pirovano diseñó la ex sede del diario La Nación, en Florida 343, Microcentr­o, con relieves que muestran figuras de rasgos indígenas y faldas hechas de hojas. El legado precolombi­no exube

rante. Y en esta edificació­n del Malasia combinó guardas de flores, un balcón de madera tipo colo

nial limeño -mucho más modesto que los de la capital peruana- y dragones de hierro, ¿estilo góticos?, ¿modernista?, custodiánd­olo.

En este frente uno puede rastrear esas y otras huellas del barroco y del neogótico y reversione­s de otras tradicione­s que Pirovano estudió en Escocia y en París. O puede seguir viaje, barranca abajo, por la calle Gorostiaga, entre árboles. Atención: a dos cuadras vuelve el bullicio de la avenida Luis María Campos; a tres, el de Cabildo, y a cinco, el de Libertador. Otros mundos porteños.

 ?? GUILLERMO RODRÍGUEZ ADAMI Y ARCHIVO 1 ?? Oasis. Un fragmento del Pasaje Malasia que muestra influencia­s europeas austeras: formas simples, ventanas pequeñas, poca decoración, que evocan desde iglesias del Medievo hasta viviendas renacentis­tas. Las casonas de este espacio -no se puede construir en altura- conviven con el verde y el empedrado, donde aún suelen “dormir” autos -bien vigilados-. Corre entre Gorostiaga al 2000 y Maure.
GUILLERMO RODRÍGUEZ ADAMI Y ARCHIVO 1 Oasis. Un fragmento del Pasaje Malasia que muestra influencia­s europeas austeras: formas simples, ventanas pequeñas, poca decoración, que evocan desde iglesias del Medievo hasta viviendas renacentis­tas. Las casonas de este espacio -no se puede construir en altura- conviven con el verde y el empedrado, donde aún suelen “dormir” autos -bien vigilados-. Corre entre Gorostiaga al 2000 y Maure.
 ?? 4 ?? Sello americano. El arquitecto Estanislao Pirovano combinó dragones de hierro góticos (¿o modernista­s?) con un balcón tipo limeño, más modesto que los de Perú en la época colonial.
4 Sello americano. El arquitecto Estanislao Pirovano combinó dragones de hierro góticos (¿o modernista­s?) con un balcón tipo limeño, más modesto que los de Perú en la época colonial.
 ?? 3 ?? Acentos franceses. Son claros en las mansardas -ventanitas que asoman en el tejado gris- y en la estructura simple y armónica, típica de los palacetes neoclásico­s.
3 Acentos franceses. Son claros en las mansardas -ventanitas que asoman en el tejado gris- y en la estructura simple y armónica, típica de los palacetes neoclásico­s.
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2 Mix. Los techos a dos aguas traen ecos lejanos de las casonas inglesas medievales. Para algunos, el amarillo se emparenta con el que distingue a las edificacio­nes porteñas neocolonia­les.

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