El orgullo de un padre con la pasión del hincha
Mi primer hijo nació el 15 de octubre de 1972. En aquel momento yo me encontraba en el sanatorio, nervioso, ya que mi esposa estaba en sala de parto. En esa época no había ecografías por lo que debía esperar el nacimiento para saber el sexo. A esa hora también estaban jugando Boca y River en la cancha de Vélez. Una enfermera caminaba por el pasillo escuchando la radio, y mi corazón de hincha de River me llevó a preguntarle el resultado. “Va ganando River 2 a 0”, me dijo. Goles de Onega y Más. Doble alegría. Al rato me llaman y mi esposa había dado a luz a Luis Pablo, mi primogénito.
Después de la emoción, los besos y todos los comentarios, salí para dar paso a otros familiares que estaban esperando. En ese momento pasa la misma enfermera y vuelvo a preguntarle el resultado del partido. “Gana Boca 4 a 2, con goles de Ponce, y Potente (x 2)”. No lo podía creer. Ganábamos 2 a 0 y ahora perdíamos 4 a 2. Me fui al bar de enfrente a ver lo que restaba del partido. Inmediatamente, gol de Pinino Más para el 2-3. Luego el Puma Morete mete el 3 a 3 y el bar estallaba de alegría riverplatense. Pero a los 45 minutos, sobre el cierre, el Puma Morete estampa otro golazo y sella el 5 a 4 para River.
Fue el mejor regalo que siempre mantengo en mi recuerdo como la doble alegría del nacimiento de mi primogénito y del mejor triunfo de River, por lo épico de su resolución, sobre nuestro archirrival. Esa fecha quedó grabada para siempre en mi memoria. ¡Gracias, Luispa!