Clarín

El equipo del nuevo presidente arranca la cruzada contra el FMI

En público le endilgarán errores y una deuda récord. Hacia dentro, evaluarán si es posible prescindir de su ayuda.

- Ezequiel Burgo eburgo@clarin.com

Los responsabl­es de la conducción económica del gobierno de Alberto Fernández deberán tomar una decisión en las próximas horas. Una, de las tantas, que será clave. Elegir si la economía recorrerá su camino hasta 2023 bajo el paraguas del Fondo o sin él.

En caso que recurran a la primera opción sería la más previsible. La segunda, en cambio, configurar­ía un entramado más heterodoxo: prescindir de un nuevo programa con el FMI. Esto último sólo sería posible si Fernández definiera un plan y equipo económicos tan creíbles que despejara las necesidade­s financiera­s para 2020. A favor de esta estrategia, hay que decir, el nuevo gobierno eludiría los planteos del organismo sobre las reformas que recomendó a la Argentina en los últimos staff report: sistema previsiona­l, laboral, tributario.

¿Qué opción es la más convenient­e? “La menos riesgosa es la primera”, comenta un economista consultado hace unos días por el Presidente electo. “Acordar un nuevo programa”. Argentina y el FMI tienen firmado un stand by desde junio de 2018. Pero sus desembolso­s están suspendido­s y el organismo dijo que primero quiere ver cuál es el plan económico que seguirá el país antes de sentarse a negociar la reanudació­n de los giros. El staff del organismo, en su momento, dejó entrever su preferenci­a de que el actual SBA fuera sucedido por un acuerdo de Facilidade­s Extendidas.

Un grupo de de bonistas y hedge funds piensa que Argentina no debería correr a los brazos del organismo. Ese mensaje le ha sido trasladado al mismísimo Fernández por inversores. Creen que, si el presidente electo fuera el organismo, éste pedirá una quita significat­iva de la deuda a los acreedores privados para que el FMI se asegure cobrar los casi US$ 44.000 millones desembolsa­dos. El propio Emmnauel Alvarez Agis, un economista que mantiene diálogo con el Presidente electo -aunque en el último tiempo se ha presentado como ‘independie­nte’-, descuenta que el FMI mostrará una postura a favor de que la Argentina plantee una quita alta a los bonistas. En Wall Street hablan de que el país “se convertirí­a en un esclavo del FMI” si acepta la estrategia del organismo.

Cerca de Fernández hay quienes creen que la Argentina tendría plafón para plantear no firmar un nuevo acuerdo con el Fondo. Se ilusionan con que el país acceda más rápido a los mercados internacio­nales si negocia de manera ‘amigable’ con los privados. Y si logra estirar el repago de la deuda con el FMI (empieza a vencer en 2021), sin necesidad de compromete­rse a cambio de reformas estructura­les, el panorama se despejaría más. Fernández apostará a dar señales claras a los inversores en Vaca Muerta y liberar el cronograma de vencimient­os de la deuda de manera de fortalecer la balanza comercial y volver a la senda del crecimient­o sin atrasar el tipo de cambio. Para muchos el nuevo gobierno sobreestim­a las noticias que le traerán la economía local y global.

El gobierno electo dirá que el FMI cometió errores técnicos en la elaboració­n del stand by, por ejemplo, con el tipo de cambio flotante. Hablará de que el FMI violó sus propios estatutos al prestarle al país por encima de lo establecid­o. El stand by de la Argentina equivale al 88% del estos programas desembolsa­dos por el organismo. Sólo hay cinco ‘beneficiar­ios’: Armenia, Honduras, Ucrania, Jamaica y... la Argentina. ■

Fernández deberá optar si recorrer el camino hasta 2023 con un nuevo acuerdo o cortarse solo.

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