Clarín

La cábala con pizzas y una larga cumbre con Alberto y Cristina

Intimidad del gobernador electo. Pasó la tarde en familia y estuvo en contacto con intendente­s. El llamado de Vidal y el desafío de armar el próximo gabinete.

- Pablo de León pde leon@clarin.com

Axel Kicillof comenzó su domingo en Pilar, el territorio adoptivo de este vecino de Agronomía, barrio porteño que contiene a esa facultad de la UBA, y donde todavía vive el ahora consagrado gobernador de la provincia de Buenos Aires.

El inicio de la jornada fue con su mujer Soledad Quereilhac y sus hijos, con dedicación especial para Andrés, el varón que cumplió este domingo 8 años. Luego fue el turno de votar y se llegó hasta Manzanares - partido de Pilar- donde hizo una larga cola para votar, vestido de jean y una remera "slim fit", como es su costumbre. El mediodía fue con una cábala electoral: pizzas y la compañía de su esposa y unos pocos familiares.

Luego, se dedicó a chatear con dirigentes de toda la provincia, repasando el posible resultado en distritos como Mar del Plata, Bahía Blanca, La Plata, Quilmes, Lanús y Pilar, donde las expectativ­as del peronismo eran mayores. Y también con alcaldes que ya gobiernan, como Ariel Sujarchuk, de Escobar.

A la tarde, se instaló en el tercer piso del Complejo C, búnker electoral del barrio de Chacarita, compartien­do piso con su compañera de fórmula Verónica Magario, con Sergio Massa -postulante a diputado nacional de esa fuerza- y con Matías Lammens, pues el candidato a jefe de Gobierno porteño montó allí su comando de campaña.

Kicillof terminó siendo electo gobernador (ya en las PASO habían sido contundent­es los números) con cuatro punto más que Alberto Fernández a nivel nacional. Pero María Eugenia Vidal mejoró su performanc­e de la mano de la campaña nacional del “Sí, se puede”, alcanzando un 38% de los votos, lo que le permitió a la actual mandataria bonaerense conservar su tropa legislativ­a, algo impensado en esas filas tras las Primarias.

Además, el Frente de Todos no logró vencer en ninguna de las grandes ciudades que se propuso reconquist­ar: Mar del Plata, La Plata y Bahía Blanca quedaron en manos de Juntos por el Cambio, a pesar del esfuerzo puesto allí. El propio gobernador electo reconoció que estuvo, en campaña, 8 veces en la Ciudad Feliz.

Con los resultados puestos, Vidal lo llamó a Kicillof para felicitarl­o por el triunfo: lo hizo apenas pasadas las 22 pero le dio el celular apagado, según dijeron a Clarín en el entorno de la mandataria. En ese momento, Axel estaba reunido en el segundo piso del búnker con Alberto Fernández y Cristina Kirchner: los tres solos, sin ninguna otra presencia.

Antes de esa extensa reunión, Kicillof estuvo conversand­o con Sergio Massa, a quien el joven economista le reconoce conocimien­to del territorio bonaerense y un rol fundamenta­l en la reconquist­a de la Provincia. También estaban en ese piso de tertulias sobre Buenos Aires gobernador­es de otros distritos, como Juan Manzur y Gustavo Bordet y el electo por Santa Fe, Omar Perotti.

En la cumbre entre Alberto, Cristina y Axel definieron qué decir pocos minutos después en el escenario donde Kicillof habló de números y dio un diagnóstic­o duro sobre lo que le dejaría la gestión Vidal. Lo hizo ante la mirada atenta y el aplauso constante de su jefa política.

Allí, Kicillof -delante de una militancia enfervoriz­ada que colmó el búnker y las calles aledañas de Chacarita- dio un discurso duro, con cifras y sin trasuntar emoción: ni el momento de saberse ganador de la máxima responsabi­lidad de la provincia más grande de la Argentina, el riguroso economista se permitió un rato de sensibilid­ad emotiva.

Kicillof tiene ahora, ya electo, dos desafíos inmediatos que hasta ahora esquivaba abordar. Uno, el de ordenar su esquema para efectuar una transición con la actual administra­ción bonaerense. Allí, su mano derecha, Carlos “Carlín” Bianco, tendrá que aceitar la relación con Federico Salvai, el jefe de Gabinete de Vidal.

Y luego, deberá dar forma a la conformaci­ón de su Gabinete que representa­rá, al igual que en el caso de Alberto Fernández, a todas las tribus del Frente de Todos. Pero lo que resultara el “atractivo” de ese enigma será cuánto poder tendrá en esa conformaci­ón ministeria­l la agrupación La Cámpora.

El ex ministro de Economía de Cristina siempre dijo no ser "camporista", más allá de mantenerse cerca ideológica­mente de la fuerza creada por Máximo Kirchner. Con el hijo de Cristina habla con habitualid­ad pero esta vez, tendrán que analizar lugares para esa agrupación que sumó ahora la intendenci­a de Quilmes, con Mayra Mendoza, pero que no pudo alzarse con otros distritos que imaginaban conseguir.

Kicillof siempre dijo que su terminal política es Cristina y nadie más. En los últimos dos meses, construyó una relación fuerte con Alberto F. y hablan mucho, conversaci­ones donde el electo presidente no solo le pidió disculpas por viejas críticas (cuando estuvo alejado del Kirchneris­mo) sino que recibió un elogio del próximo jefe de Estado: “Estoy feliz de que vaya a ser gobernador”. Quien será gobernador desde el próximo 10 de diciembre se fue del búnker rodeado de su círculo de confianza. Además de "Carlín" Bianco, estaba su jefa de prensa Jesica Rey, Augusto Costa - posible ministro de Economía provincial- y su secretario Nicolás. ■

Kicillof ahora deberá ordenar la transición y terminar de definir su equipo de gobierno

 ?? LUCÍA MERLE ?? Manos. Axel Kicillof saluda a la militancia en el búnker del Frente de Todos tras su discurso.
LUCÍA MERLE Manos. Axel Kicillof saluda a la militancia en el búnker del Frente de Todos tras su discurso.

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