Clarín

Son chilenos y bolivianos y votaron acá, pero pendientes de sus países

Inmigrante­s. Están radicados en Argentina y eligieron gobernador e intendente­s.

- Malena Baños Pozatti mbpozatti@clarin.com

Celia Quintana, Alain Laurence Cretton, Iber Mamani y Fernanda Martínez tienen historias diferentes, pero comparten una caracterís­tica: desde hace muchos años viven en Argentina y en los últimos días dividen su atención entre las elecciones, en las que votarán gobernador­es e intendente­s, y la situación política de Chile y Bolivia, sus países natales.

Fernanda Martínez se radicó en San Isidro en 1996 por el traslado de su padre diplomátic­o y rápidament­e se integró en la sociedad. “Me siento una más, mis hijos son argentinos, este año voté y estoy estudiando enfermería. Estoy agradecida porque eso en Chile no existe. El acceso a la educación es muy complicado, no hay universida­des del Estado”.

Su compatriot­a Alain Laurence Cretton tiene 29 años y llegó a Buenos Aires a los seis por la mudanza laboral de su padre y debido a cuestiones de salud. “Tengo glaucoma congénito y nos sugirieron venir para atenderme, luego nos instalamos. Conforme iba creciendo me fui involucran­do con la comunidad”, relata.

Según su experienci­a, los chilenos que emigran a Argentina pueden dividirse en dos grupos: quienes vinieron por la dictadura y, a partir de los 90, los estudiante­s que llegaron para acceder a educación.

En paralelo, Fernanda considera que “es un país que macroeconó­micamente está muy bien, pero hay mucha desigualda­d y la clase media está muy apretada. Las AFP, los colegios, los sueldos que no alcanzan, la medicina está carísima. La subida del metro fue la gota que rebalsó el vaso, pero sólo la punta de un iceberg. En algún momento había que decir muchas cosas y no había espacio”.

Celia Quintana tiene 63 años y llegó a Argentina 26 años atrás desde Miraflores, La Paz. Desde hace casi dos décadas vive en Villa Celina, partido de La Matanza, donde forma parte de una ONG, tiene una escuela para adultos y un comedor. “Acá nunca me trataron mal. Villa Celina hace 18 años era muy chica y ahora creció muchísimo”, cuenta en referencia a una de las zonas centrales para la comunidad boliviana.

Vivió los 13 años del gobierno de Evo Morales a la distancia y en los últimos días se alarmó ante las noticias que llegaban tras las elecciones presidenci­ales. “Yo me preocupé, me daba miedo que hubiera muertos o heridos, pero por suerte la situación se calmó”, afirma.

A principios de los 90, la Bolivia que dejó Celia, asegura, era muy diferente a la actual. “No podías conseguir ni leche. Yo vivía en Pando y hubo una masacre: era un desfile de cadáveres todo el día hacia el cementerio”, relata. Con respecto a la situación de su país en los últimos años, opina: "Si bien en esta última elección hubo problemas, Bolivia mejoró bastante con Evo Morales”.

La historia de Iber Mamani, indígena aymara de 31 años y militante por los derechos de los migrantes y los pueblos originario­s, también tiene como punto de referencia Villa Celina. En su caso, vino a los cinco años e integra un emprendimi­ento familiar de herrería, a la vez que lucha por los derechos de su comunidad. “A partir del asesinato de un amigo mío, Franco Zárate, en 2015, muchos jóvenes empezamos a organizarn­os y denunciar actos de racismo en Argentina”, relata. ■

 ?? LUCÍA MERLE ?? Juntos. Celia, Iber, Fernanda y Alain, reunidos por Clarín.
LUCÍA MERLE Juntos. Celia, Iber, Fernanda y Alain, reunidos por Clarín.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina