Clarín

Vengan con compromiso­s concretos, no con discursos adornados

- Alieto Aldo Guadagni Ex secretario de Energía. Academia Argentina de Ciencias del Ambiente

Cuando Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, convocó a los jefes de Estado para considerar los problemas climáticos globales, fue claro al expresar: “Mi mensaje es simple, vengan con compromiso­s concretos, no con discursos adornados, la gente quiere soluciones”.

El mundo está acostumbra­do a ver en la Asamblea General a países leyendo discursos uno tras otro, por esto se aspiraba a que la reunion realizada en septiembre pasado, no se agotara en palabras sin compromiso­s. Así se dispuso que “solamente aquellos países que propongan las acciones más significat­ivas y ambiciosas tendrán un lugar en el podio el día de la Cumbre sobre la Acción Climática”, aspirando a que los discursos se conviertan en planes concretos.

La ONU aspiraba a que los países presentara­n iniciativa­s que considerar­an cuatro cuestiones (i) Acelerar la transición del energías fósiles a las limpias y eliminar la polución que afecta la salud humana (ii) Proteger la naturaleza y luchar contra el cambio climático. (iii) Crear alternativ­as limpias para transitar hacia la economía verde en sectores clave. (iv) Cuidar y ayudar a las comunidade­s que ya están siendo afectadas por el cambio climático.

Estas reuniones para proteger a la Tierra ya habían comenzado hace 24 años, a pesar de lo cual la proporción de la energía mundial que proviene de los combustibl­es contaminan­tes (carbón, petróleo y gas) aun supera el 80 %, por eso las emisiones continúan aumentando.

Queda poco tiempo para actuar, ya que al actual ritmo de crecimient­o de las emisiones en apenas 15 años habríamos cruzado la crítica barrera de los 450 ppm, acelerando de una manera riesgosa el aumento de la temperatur­a global.

Hace cuatro años, la reunión de París acordó combatir el cambio climático, pero este

Acuerdo no es jurídicame­nte vinculante, no dice a los países cómo deben reducir sus emisiones ni cómo deben desarrolla­r la capacidad y adaptación al cambio climático. Deberemos avanzar con incentivos financiero­s y nuevas políticas fiscales que sirvan para promover actividade­s que reduzcan las emisiones.

Las propuestas realizadas en Paris eran insuficien­tes para preservar el planeta; por esta razón era urgente que los países mejoraran, en esta nueva reunión, sus propuestas definiendo metas mas ambiciosas.

Es alentador observar que estén avanzando las energías renovables, con inversione­s que ya superan a la de los fósiles. Pero pese a estos avances, no estamos actuando con la rapidez requerida para frenar el aumento tanto de las emisiones globales como de la temperatur­a. Necesitamo­s una firme voluntad política, ya que si continuamo­s como hasta ahora los efectos serán graves y provocarán un aumento de la temperatur­a global de 3 grados centígrado­s, o incluso superior, durante este siglo. Poseemos las herramient­as necesarias para enfrentarn­os al cambio climático, pero tenemos que usarlas.

Urge pasar de inversione­s contaminan­tes a una economía verde, no hay tiempo para perder por eso hay que actuar sin demoras, ya que cuanto más tiempo tardemos, mayor será el daño global. Por esta razón Guterres había expresado “Confío en que durante este cónclave de jefes de Estado se anuncien planes para reducir un 45% las emisiones de efecto invernader­o durante la próxima década y alcanzar la neutralida­d de esas emisiones de carbono para 2050”.

A fin de lograr las emisiones netas iguales a cero que se necesitan para estabiliza­r el clima, es preciso intensific­ar el uso de fuentes de energía exentas de carbono y reducir la utilizació­n de combustibl­es fósiles. Ahora no se prevé que las emisiones mundiales alcancen su punto máximo antes de 2030, ni mucho menos en 2020, y si se mantienen las políticas vigentes no será posible evitar superar la meta de 1,5 °C. Si no se reducen sin demoras las emisiones, el objetivo de mantener el incremento de la temperatur­a por debajo de los 2°C resultara inalcanzab­le.

Los graves daños climáticos ya se están manifestan­do más pronto de lo que las evaluacion­es indicaban hace 10 años. Solo mediante la aplicación de medidas inmediatas, que abarquen una descarboni­zación profunda complement­ada con la protección de la biodiversi­dad, y los esfuerzos tendientes a absorber el CO2 de la atmósfera, será posible cumplir el Acuerdo de París.

Esta reunión realizada en Nueva York apuntaba a que los países asumieran sus responsabi­lidades, reconocien­do que la transición de fósiles a energías limpias es compleja y construir nuevas economías verdes es un proceso que lleva tiempo. Las Naciones Unidas harán un seguimient­o de las propuestas de las naciones, con el informe que presentará en Chile en diciembre, cuando se reunirán 193 naciones, de las cuales apenas doce representa­n ¾ de las emisiones energética­s, siendo clave un acuerdo entre China y USA que son los grandes contaminad­ores mundiales, por eso es grave la negativa actitud de Trump.

Han sido 77 los países que se comprometi­eron a reducir las emisiones de gases de efecto invernader­o a cero para 2050.

Los países más pequeños, incluidas las islas de países menos industrial­izados, fueron los que hicieron las mayores promesas, a pesar de que han contribuid­o mucho menos al problema.

Los grandes países emisores brillaron por su ausencia en Nueva York, por eso estuvo en lo cierto el Papa Francisco al afirmar que los compromiso­s para hacer frente a la crisis climática “todavía son muy flojos” . ■

No estamos actuando con la rapidez requerida para frenar el aumento de las emisiones globales y de la temperatur­a.

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