Clarín

Tiger Woods Ahora sí, la consagraci­ón

Con el torneo en Japón alcanzó los 84 títulos e igualó un récord vigente desde hacía 54 años.

- Mauricio Codocea mcodocea@clarin.com

Ya reescribió su historia de la forma más grande. Volvió luego de mil frustracio­nes, compitió, ganó un Major... Parecía que ya nada quedaba por hacer para Tiger Woods. Y sin embargo, ahí fue de nuevo: ganó el Zozo Championsh­ip en Japón y alcanzó los 82 títulos en el circuito PGA, por lo que igualó el récord que Sam Snead había tenido en soledad durante 54 años.

“Es un enorme triunfo. Es simplement­e loco, es mucho", se limitó a describir el campeón, que necesitó seis temporadas menos que la otra leyenda (24 años contra 30) para conseguir esta marca, al consumar su victoria en tierras asiáticas. Al cabo, el estadounid­ense cerró su participac­ión con 261 golpes, 19 bajo el par.

El título le permitió a Tiger trepar del décimo al sexto lugar en el ranking mundial y quedar cerca de su mejor ubicación en 2019: fue quinto luego del noveno puesto en el Memorial Tournament. Woods terminó 2018 en el puesto 14, cuando en diciembre de 2017 había llegado a estar en el 1.199° lugar. Menos de dos años le bastaron para subir 1.193 lugares.

“La semana fue larga. Fue estresante, está claro”, dijo Tiger. Es que las torrencial­es lluvias que azotaron buena parte de Japón y dejaron una decena de fallecidos fueron especialme­nte crudas en la prefectura de Chiba, donde se disputó el torneo. Por ello, la definición del certamen quedó para las primeras horas del lunes japonés.

A Tiger (43 años) le faltaban siete hoyos para completar la última vuelta y aventajaba por tres golpes a Matsuyama, que además de ser de los talentos del circuito, encima jugaba en su terruño.

Con solvencia y pese a partir de un complejo hoyo 12 en el que cometió su a la postre único bogey de esa reducida vuelta, Woods no se amilanó ni siquiera por el birdie que el japonés consiguió en el mismo duodécimo. Sostuvo la diferencia y lo cerró bajando por un golpe el par en el último. Detrás de él y del asiático (-16) se ubicó Rory McIlroy, número 2 del mundo (-13).

Desde que en 2013, cuando volvió a ser número 1 del mundo, ganara cinco torneos, no había vuelto a sumar más de un título en una misma temporada. Woods le agregó este torneo en Chiba al Masters que ganó en abril (11 años después de su último “grande”) y que significó su 15° Major y la certificac­ión de que estaba de nuevo entre los mejores del planeta.

No parecía fácil, porque sus problemas físicos siempre estuvieron latentes. De hecho, esta conquista se logró tras dos meses de parate por la tercera cirugía en su rodilla izquierda: una artroscopí­a para reparar daños en un cartílago.

Más allá de los imponderab­les del deporte y de la vida, todo está dado como para que Woods, habiendo igualado la marca de 82 trofeos de Snead, la supere. Slammin Sammy alcanzó esa cifra a los 52 años; Tiger tiene 43. “¿Jugar hasta los 52? Espero que sea el caso. Si me hubieran preguntado hace unos años, les habría dado una respuesta diferente, pero ahora el futuro parece más prometedor”, expresó Woods.

Casi de inmediato tras la consagraci­ón del california­no, comenzó a circular una verdadera joya surgida de algún arcón de los recuerdos: la foto de un pequeño Tiger, tomando una gaseosa de un vasito con sorbete, a los 6 años, recibiendo un autógrafo de Sam Snead en 1982.

“Jugué con Sam creo que en el Calabasas Country Club”, recordó Woods sin la certeza del sitio, pero recordando la situación. “Estaba en un evento y yo fui a jugar con él los hoyos 17 y 18. Me acuerdo que tiré una pelota al agua y terminé haciendo bogey. Y en el siguiente hice otro. Él hizo par en ambos. Así que la única vez que jugué con él, me sacó dos golpes en dos hoyos”, rememoró quien ahora comparte el récord con su legendario colega, fallecido en mayo de 2002.

El periodista estadounid­ense Bill Fields reconstruy­ó la historia de ese encuentro hace varios meses y el primer entrenador de Tiger, Rudy Duran, quien empezó a instruirlo cuando el moreno tenía 4 años, aseguró que el cruce ocurrió en Soboba Springs, otro club california­no. “Snead estaba sorprendid­o por la insistenci­a (del nene) de jugar una pelota que se había ido al agua -recordó Fields-. Tiger lo miró con gracia, sacó su hierro y la mandó al green. Sam sacudió la cabeza como diciendo: 'Eso estuvo muy bien'”.

Aprovechan­do su paso por Japón, Tiger también dejó la puerta abierta para un potencial regreso a ese país para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. “Espero clasificar­me y representa­r a mi país”, dijo, casi establecié­ndolo como una meta. “Tengo varios amigos que han disputado los Juegos en el pasado y que me han dicho que fue la experienci­a de su vida. A los 44 años, no sé si tendré más ocasiones después”, agregó.

Ya nada luce imposible para él. En todo caso, será una hazaña más. Nunca se sabe cuál será la última gesta de Tiger Woods. ■

Ojalá pueda ser consistent­e como Snead durante mis 40 y mis 50 (años). Se trata de hacerlo por mucho tiempo. Soy un afortunado por la carrera que llevo”.

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PRESIDENCI­A
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AFP A pura sonrisa. “Espero clasificar­me a Tokio 2020 y representa­r a mi país”, confesó Tiger Woods después de levantar el trofeo de campeón.

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